Un cicl¨®n excesivo para Henin
Venus Williams gana su segundo t¨ªtulo en la 'catedral' endosando un 6-0 a la belga en el 'set' final
Pocos la esperaban en la final, pero cuando super¨®, sorprendentemente, a la estadounidense Jennifer Capriati en las semifinales sus expectativas se modificaron de forma sustancial. Justine Henin, de 19 a?os, permanecer¨¢ en la historia de este Wimbledon como la revelaci¨®n del torneo femenino. Pero nada m¨¢s. El juego de Venus Williams result¨® un torbellino excesivo para la tenista belga. Ni siquiera su rev¨¦s el¨¦ctrico, que ayer volvi¨® a levantar expresiones de admiraci¨®n entre los 15.000 aficionados que llenaron la central, le bast¨® para defender sus posibilidades. La estadounidense le concedi¨® una manga, pero acab¨® devast¨¢ndola en la ¨²ltima, en la que s¨®lo perdi¨® 10 puntos.
'Te felicito Justine', le dijo luego Venus, de 21 a?os, tras recoger el trofeo que la acreditaba como campeona. 'Porque con s¨®lo 19 a?os yo fui incapaz de ganar un set en mi primera final del Grand Slam ', le dijo. Sin embargo, desde entonces Venus Williams ha confirmado todas las previsiones y ayer igual¨® los dos t¨ªtulos consecutivos de la ¨²nica tenista negra de la historia que hab¨ªa ganado en Wimbledon: Althea Gibson, en 1957 y 1958. S¨®lo ellas dos y Serena poseen t¨ªtulos de los grandes. Venus gan¨® ayer el tercero del Grand Slam, tras haberse impuesto el a?o pasado tambi¨¦n en Wimbledon y en el Open de Estados Unidos.
'Todo me ha resultado mucho m¨¢s dif¨ªcil este a?o que el pasado', agreg¨® Venus en su parlamento. 'Ahora quer¨ªa revalidar el t¨ªtulo y sent¨ªa m¨¢s la presi¨®n'. Y agradeci¨® luego la presencia de toda su familia en la grada, a excepci¨®n de su hermana menor. 'Serena', coment¨®, 's¨¦ que me est¨¢s viendo. Te quiero'. Mientras todo eso ocurr¨ªa, su padre, Richard Williams, desde el palco de jugadores, buscaba con su c¨¢mara fotogr¨¢fica el mejor enfoque posible de Venus. Resultaba hasta cierto punto c¨®mico, porque Venus aparecer¨¢ hoy bajo todas las perspectivas.
Pero este hecho no era gratuito. Richard sigue intentando dirigir la carrera de sus hijas con una mano tan f¨¦rrea como de costumbre, pero apenas lo logra. Durante la quincena de Roland Garros pudo v¨¦rsele paseando al perro de sus hijas, m¨¢s que en la pista entrenando con ellas. Y en Wimbledon, su c¨¢mara fotogr¨¢fica y otra digital se han convertido en sus mejores compa?eros. Hace ya tiempo que Venus y Serena se han independizado y viven en su propia casa en Palm Beach, en Florida, donde estudian dise?o y moda. El ¨²ltimo contrato firmado por Venus con Reebok (40 millones de d¨®lares por cinco a?os) y los 10 millones de d¨®lares que le acredit¨® la revista Forbes de ganancias el a?o pasado, le aseguran el futuro.
Y le dan seguridad. Su familia sigue siendo importante, pero los problemas surgidos entre la madre Oracene y el padre (hubo incluso denuncias de agresiones) han abierto brechas en el clan. Igual que las abri¨® el primer t¨ªtulo grande de Serena (Open de EEUU, 1999) y los tres que ya lleva ganados Venus. Los Williams siguen extendiendo su poder en el circuito, lanzando acusaciones de racismo y exigiendo m¨¢s dinero a la WTA. Pero en la pista, Venus ha marcado ya distancias respecto al resto de la familia y, en muchas ocasiones, respecto al resto de jugadoras. Ayer volvi¨® a constatarlo frente a Henin.
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