Encuentro aut¨¦ntico

Se presentaba en Madrid The screens, inspirada en una obra de teatro de Jean Genet, que trata de la ocupaci¨®n francesa de Argelia. Asunto muy delicado en la Francia de los a?os sesenta: al estrenarse en Par¨ªs, el esc¨¢ndalo fue may¨²sculo. Philip Glass, que entonces estaba terminando sus estudios en la capital francesa, asisti¨® a una de las controvertidas representaciones. No imaginaba que un d¨ªa iba a escribir m¨²sica para aquella obra.

The screens dista mucho de ser uno de los t¨ªtulos m¨¢s brillantes de Glass. Suele quedar oculto entre las obras menores del m¨¢s famoso de los minimalistas y se inscribe en las aproximaciones del autor de ¨®peras como Einstein on the beach y bandas sonoras de pel¨ªculas como Dr¨¢cula, Kundun, Koyaanisqatsi o The Truman show a m¨²sicas de otras latitudes -algo que empez¨® hace m¨¢s de treinta a?os, tras coincidir con Ravi Shankar-.

Pero la relaci¨®n del compositor de Baltimore con el m¨²sico de Gambia Foday Musa Suso no es otro de esos encuentros artificiales y furtivos que desembocan en cualquier cosa. En los ¨²ltimos lustros se han reunido a menudo -el gambiano se aloja en casa del norteamericano en Nueva York, y Glass ha convivido en ?frica con la familia de Foday Musa Suso-. As¨ª que este proceso musical se basa en un conocimiento mutuo y un aprendizaje compartido.

Gravedad

El resultado es una m¨²sica con su propio centro de gravedad. Y que hoy, en concierto, suena mejor que cuando se grab¨® en 1992. Glass y Suso tocan piezas in¨¦ditas que han ido componiendo con posterioridad, pese a que la obra ya no se representaba, y hasta se proponen grabar de nuevo The screens. Hay material soberbio: la enigm¨¢tica Leila dies, la inquietante y hermosa The Orchard o Said and his shadow dance, que lleva con br¨ªo la kora. Un detalle: Foday Musa Suso, procedente de una tradici¨®n oral, toca ese arpa-la¨²d de 21 cuerdas, el dusongoni (especie de bajo con una calabaza como caja de resonancia) o el nyanyer (viol¨ªn r¨²stico) sin necesidad de atril, mientras que su amigo tiene siempre la partitura abierta sobre el piano. Para Glass, es la ¨²nica forma de poder recordar su propia m¨²sica; Suso, en cambio, se acuerda absolutamente de todo sin papeles a la vista.

Queda alg¨²n espacio para la improvisaci¨®n, aunque las estructuras y las melod¨ªas se mantengan. Con el sello de la m¨²sica de Glass reconocible en los vientos de Jon Gibson, miembro habitual del Ensemble, y en su piano repetitivo, particularmente identificable en Night on the balcony.