La coleta de Fignon
La resistencia del aire es el mayor enemigo natural del ciclista. Valga el siguiente ejemplo para ilustrar la importancia de la resistencia del aire: para llanear solo (sin chupar rueda) a 32 kil¨®metros por hora, un ciclista debe desplazar 450 kilogramos de aire por minuto. A esta velocidad, invierte casi el 70% de la potencia de su pedalada en vencer la resistencia que produce el aire al chocar contra su cuerpo. Y el 30% restante lo gasta en vencer la resistencia del aire contra su bicicleta. Cuando adem¨¢s el viento sopla de cara, la resistencia del aire se convierte en un enemigo cruel: si ese mismo ciclista quiere seguir rodando a 32 kil¨®metros por hora contra un viento que le viene de frente a una velocidad de 16 kil¨®metros por hora, debe aumentar su potencia de pedaleo en un 30%.
?C¨®mo se puede mejorar al m¨¢ximo la aerodin¨¢mica de la postura del ciclista sobre la bicicleta? En llano y con una bicicleta convencional, s¨®lo con cerrar los codos y mantener el torso casi paralelo a la carretera la ganancia es enorme: la resistencia del aire disminuye en un 20%. ?Subiendo? En las subidas a los grandes puertos la aerodin¨¢mica pierde importancia relativa, pues entra en juego un nuevo enemigo: la fuerza de la gravedad, pero sigue siendo importante. Las velocidades a las que los ciclistas suben los puertos son cada vez m¨¢s elevadas: frecuentemente superan los 20-25 kil¨®metros por hora. ?Por algo se agarra Ullrich muchas veces a la parte de abajo del manillar en plena subida, manteniendo la espalda lo m¨¢s paralela posible al suelo! Aunque parezca una postura poco ortodoxa para la escalada, seguro que consigue ahorrar un buen pu?ado de vatios. ?Y bajando? Lo mejor es la postura suicida que Delgado copi¨® a un ruso y que le vali¨® el sobrenombre de El loco de los Pirineos: culo hacia arriba, espalda hacia abajo, en diagonal, las dos bielas paralelas al suelo, y barbilla y manos apoyadas sobre la parte alta del manillar. ?Nada menos que un 28% menos de resistencia de aire! ?Y en contrarreloj? Para eso est¨¢ la llamada cabra de contrarreloj. Si un profesional medio necesita generar casi un caballo de potencia para rodar solo contra el viento a 54 kil¨®metros por hora, sobre una cabra ese mismo esfuerzo le bastar¨ªa para alcanzar unos 61 kil¨®metros por hora.
?Qu¨¦ m¨¢s se puede hacer con el cuerpo del ciclista para mejorar su aerodin¨¢mica? Todav¨ªa se puede hacer mucho, sobre todo en contrarreloj. Desde luego, lo m¨¢s efectivo es llevar un casco especial. El casco tiene una prolongaci¨®n en forma de pico. As¨ª, en vez de formarse turbulencias en la zona de la nuca, el aire sigue el contorno que forman el casco y la espalda del ciclista. Para eso hay que fijar la mirada al frente, y bajar la cabeza lo menos posible: una tortura para la musculatura cervical. El casco ahorra un minuto por cada 40 kil¨®metros. Puede valer un Tour: el de 1989, que venci¨® LeMond por ocho segundos. Aquel Tour se lo birl¨® el americano a Fignon en la contrarreloj final en los Campos El¨ªseos. El casco que llev¨® LeMond le ahorr¨® al menos 10 segundos y la larga coleta de Fignon penaliz¨® al franc¨¦s con m¨¢s de medio minuto.
Tambi¨¦n es fundamental saber protegerse del aire en el pelot¨®n. Si dos ciclistas de nivel similar ruedan en fila a 40 kil¨®metros por hora, el que va chupando rueda ahorra hasta un 30% de potencia. Eso s¨ª, hay que saber hacerlo, acercando lo m¨¢s posible la rueda delantera a la trasera del que va por delante: si las ruedas van casi pegadas, la resistencia del aire del que va detr¨¢s se reduce en un 44%, mientras que si el de detr¨¢s deja hasta 2 metros entre las mismas el ahorro se reduce a un 27%. Lo malo es que as¨ª aumenta el riesgo de ca¨ªdas. No hay m¨¢s remedio: todo por ahorrar energ¨ªas.
Alejandro Luc¨ªa es fisi¨®logo de la Universidad Europea.
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