Cambio de tono

En su segundo debate de investidura, Juan Jos¨¦ Ibarretxe present¨® un programa de dise?o netamente nacionalista, pero con unas coordenadas muy diferentes de las que plante¨® hace dos a?os y medio. La gran diferencia radica en que la coalici¨®n PNV-EA no necesita en esta legislatura el apoyo parlamentario de EH para sacar adelante sus proyectos ni para garantizar su estabilidad. A diferencia de entonces, Ibarretxe no cuenta ahora con el colch¨®n protector que parec¨ªa ofrecerle la tregua de ETA. En los ¨²ltimos 18 meses, la organizaci¨®n terrorista ha a?adido a su ampl¨ªsima n¨®mina de v¨ªctimas otros 32 muertos, al tiempo que convert¨ªa en objetivos potenciales a miles de ciudadanos -vascos en su mayor¨ªa- por el s¨®lo hecho de no compartir sus delirios. De ah¨ª que Ibarretxe tuviera que modificar ayer sustancialmente el orden de prioridades de su Gobierno y el enfoque (m¨¢s que la sustancia) de algunas cuestiones centrales.

Un primer aspecto subrayable de la bien estructurada intervenci¨®n de Ibarretxe es que no hace depender la paz de la aceptaci¨®n de un et¨¦reo '¨¢mbito vasco de decisi¨®n', concepto sustituido en su discurso por el del respeto a 'la voluntad de la sociedad vasca', que, como record¨®, ETA es la primera en ignorar. Consciente de que fue su principal carencia en la anterior legislatura, el programa presta especial atenci¨®n a su ya publicitado 'compromiso con la vida', que incluye acciones de solidaridad y apoyo a las v¨ªctimas del terrorismo, iniciativas de educaci¨®n social y, de forma m¨¢s precisa, medidas de actuaci¨®n policial y coordinaci¨®n con las Fuerzas de Segudidad del Estado. Su simple enunciado encierra un reconocimiento impl¨ªcito de algunas de las carencias m¨¢s visibles de la etapa anterior, en la tregua temporal de ETA abri¨® un par¨¦ntesis en los asesinatos, pero no as¨ª en la actividad, tambi¨¦n criminal, de la kale borroka. El cumplimiento de los compromisos enunciados ayer por el lehendakari debe acreditar con hechos la voluntad del nuevo Gobierno de 'perseguir con toda firmeza' a quienes atentan contra la libertad y la seguridad de las personas, cualquiera que sea su ideolog¨ªa.

Resulta igualmente destacable que, a diferencia de entonces, la persona que va a repetir al frente del Gobierno de Euskadi sit¨²e el juego pol¨ªtico donde se define y plasma esa voluntad en las instituciones realmente existentes, muy fundamentalmente en el Parlamento vasco, y en el terreno del desarrollo pleno del Estatuto de Gernika. El ¨¢mbito parlamentario garantiza la necesaria transparencia que requiere el debate sobre los m¨¢rgenes del autogobierno, que Ibarretxe pretende ampliar y reinterpretar mediante una habilidosa conexi¨®n a la construcci¨®n europea.

Sin embargo, el balance hecho por el candidato a lehendakari sobre el desarrollo estatutario peca de injusto por cuanto minusvalora lo conseguido durante los 22 a?os de existencia del Estatuto, para destacar s¨®lo los recortes e incumplimientos por parte del Gobierno central. Es posible que pueda hacerse un inventario superior a lo deseable, pero la 'lealtad institucional' reclamada a Madrid no casa demasiado bien con la exigencia de ver satisfechas 'de una vez por todas', y a plazo fijo, las capacidades y 'potencialidades' del Estatuto de Gernika interpretadas de forma unilateral. Sobre todo cuando no se explicitan estas ¨²ltimas y cuando desde el propio nacionalismo se insiste en poner en cuesti¨®n la validez y suficiencia del autogobierno acordado en el Estatuto.

El enfoque abiertamente reivindicativo y esencialista del Estatuto por parte de Ibarretxe, as¨ª como las reiteradas referencias a una imprecisa 'voluntad de los vascos' y a la utilizaci¨®n de 'todos los resortes jur¨ªdicos, pol¨ªticos y sociales' en su defensa, remite a un anticipo impl¨ªcito del ejercicio del derecho de autodeterminaci¨®n que PNV y EA han incluido en su acuerdo de Gobierno y al que el candidato a lehendakari no hizo alusi¨®n directa en su discurso.

Pese a los claroscuros apuntados y a inc¨®gnitas que tendr¨¢ que ir despejando el nuevo Gobierno, el escenario pol¨ªtico dibujado por las elecciones permite debatir y confrontar proyectos a partir de un suelo m¨ªnimo de consenso que nunca existi¨® en la anterior legislatura. Ibarretxe ha apuntado un temario claramente reivindicativo, de inspiraci¨®n n¨ªtidamente nacionalista, al que la oposici¨®n que encabezan populares y socialistas tiene que acosumbrarse a responder con un discurso pol¨ªtico m¨¢s complejo que el puro y simple no.

Confundir firmeza con cerraz¨®n, como en algunos momentos transmiti¨® Mayor Oreja, es regalar bazas a un nacionalismo que va a tener que precisar los t¨¦rminos del 'di¨¢logo' y las cuestiones sobre las que debe expresarse la 'voluntad de la sociedad vasca'.