Vargas Llosa cuenta los entresijos de su nueva novela, mezcla de memoria y ficci¨®n
El escritor imparte en Santander un curso sobre la historia y la literatura de Flora Trist¨¢n y Gauguin
Vargas Llosa fue muy did¨¢ctico: primero, hablar de lo que es historia y de lo que es literatura; luego, explicar lo que documentalmente se sabe de Flora Trist¨¢n, feminista y luchadora irreductible del siglo XIX, y de Paul Gauguin, su nieto, uno de los grandes pintores de todos los tiempos. Despu¨¦s, hablar de Trist¨¢n y de Gauguin como personajes de ficci¨®n. Y de ah¨ª sale el c¨®ctel en que habr¨¢ de convertirse El para¨ªso en la otra esquina. Vargas ha dejado el list¨®n muy alto con La fiesta del Chivo y la ansiedad con que sus lectores esperan El para¨ªso en la otra esquina no le quita ni un minuto de sue?o. Trabaja y se divierte. Y nosotros, a esperar.
Vargas Llosa defini¨® al escritor, al creador, como un mago, un hechicero, un prestidigitador, que nos da 'gato por liebre'. 'La novela no cuenta la verdad, aunque con el tiempo pueda ser aceptada como tal. La literatura es el reino de la imaginaci¨®n, de la fantas¨ªa, de la mentira. La Historia es el reino de la verdad'. Pero las novelas, a?adi¨®, pueden llegar donde no llega la Historia. Cubrir esos huecos con la imaginaci¨®n y la fantas¨ªa.
'Hay grandes novelas con invenciones flagrantes que se imponen como los testimonios m¨¢s veraces de una ¨¦poca'. '?Hay alg¨²n texto de historia que pueda superar a Balzac, a Los misrables de Hugo, a Stendhal, a Flaubert? ?Qui¨¦n cuenta mejor el XIX ingl¨¦s que Dickens? Algunas novelas han llegado a suplantar a la Historia. En Espa?a, por ejemplo, La Regenta, de Clar¨ªn, o Fortunata y Jacinta, de Gald¨®s, han conseguido convencer a generaciones de que Espa?a era lo que ellos contaban. Una Espa?a que contaban con m¨¢s dosis de invenci¨®n e imaginaci¨®n que de memoria hist¨®rica'.
'Balzac dijo en el pr¨®logo de la Comedia humana, y para m¨ª es una gran verdad, que la novela es la historia privada de las naciones', a?adi¨®.
'A lo largo de los tiempos, el testimonio hist¨®rico suele ser suplantado por un imaginario representativo de una ¨¦poca. Hay ciudades inseparables de su versi¨®n literaria', explic¨® Vargas Llosa. 'Es la fuerza del mito literario en el Dubl¨ªn que Joyce cuenta en Ulises o la Vetusta como nos cont¨® Clar¨ªn del Oviedo de Ana Ozores'. Conclusi¨®n, dijo el maestro: 'Historia y literatura no son lo mismo, y aunque tambi¨¦n es cierto que entre historia y ficci¨®n hay un territorio com¨²n, territorios que a veces se solapan, la visi¨®n totalizadora de una ¨¦poca no puede excluir la visi¨®n de la literatura'.
Mario Vargas puso muchos ejemplos de c¨®mo, en tantas ocasiones, la historia y la ficci¨®n se confunden en fronteras tan inciertas que separan la realidad y la verdad de la fabulaci¨®n y lo novelesco. El escritor reivindic¨® con pasi¨®n la fuerza persuasiva de los textos literarios. 'El texto hist¨®rico explica lo que ha ocurrido fuera de ¨¦l, y el literario, lo que ha ocurrido dentro de ¨¦l'.
Y, tras la teor¨ªa, Vargas Llosa sumergi¨® hasta la cabeza a los estudiantes en la verdadera historia de Flora Trist¨¢n. 'La he estudiado y le¨ªdo para documentarme al m¨¢ximo en el personaje y en su ¨¦poca'.
Una corta vida fascinante Flora Trist¨¢n vivi¨® casi 41 a?os incre¨ªbles. Naci¨® en 1803 y muri¨® en 1844. 'Cuarenta y un a?os vividos con una diversidad de tal riqueza de experiencias que la convierten en un personaje de una muy notable dimensi¨®n'. Era la hija considerada ileg¨ªtima de un coronel peruano, de Arequipa, adscrito al Ej¨¦rcito espa?ol, que vino a Espa?a y en Bilbao se enamor¨® de una francesa. Se la llev¨® a Par¨ªs y all¨ª vivi¨® Flora unos a?os de burgues¨ªa dorada. Hasta que el padre muri¨® y ella y su madre fueron expulsadas de la casa. Fue el primer trauma de Flora, del todo a la nada. Ya jovencita, su madre la puso a trabajar en un taller de obrera colorista (coloreaba grabados) con la esperanza de que se casara con Andr¨¦, el due?o. Y as¨ª fue. Segundo trauma. Ah¨ª empieza su odio al matrimonio como instituci¨®n que esclaviza a las mujeres. No es una joven instruida, aunque su madre le ense?a a leer no sabe escribir sin faltas de ortograf¨ªa. Tiene tres hijos, muere uno de ellos. No puede m¨¢s. Se larga. ?Qu¨¦ fue de ella? Parece que trabaj¨® como institutriz, dama de compa?¨ªa, lo m¨¢s probable sirvienta de una familia inglesa. Aprendi¨® a odiar Inglaterra y tambi¨¦n la esclavitud. Contacta con la familia de su padre en Per¨² y alli se va un a?o. Escribe Peregrinaciones de una paria.
As¨ª fue contando, como una novela, Mario Vargas Llosa la historia de esta mujer peque?a y fr¨¢gil, tozuda y luchadora. Con tantos y tantos detalles que abrumaron y entusiasmaron a los alumnos. El regreso a Francia, los pleitos con el marido, sus relaciones con los utopistas, su propia utop¨ªa. ?Qui¨¦n ha de liberar a la mujer? Los oprimidos. ?Qui¨¦nes son los oprimidos? Los obreros. Y Flora Trist¨¢n pone en marcha la Uni¨®n Obrera, enferma y con una doble lucha, contra el orden constituido y contra sus propios camaradas. Predic¨® sus ideas hasta su muerte, en Burdeos, poco antes de cumplir 41 a?os. Llevaba en el pecho una bala que le dispar¨® su marido.
'?sa es la historia', dijo Vargas, que la cont¨® con mucha m¨¢s pasi¨®n y mucho m¨¢s bonito. '?stos son los materiales con que cuento para escribir mi ficci¨®n'. Los afortunados alumnos pudieron saber mucho m¨¢s de Flora Trist¨¢n y de su nieto Paul Gauguin. Y los que no pudimos estar all¨ª todo el tiempo, deberemos esperar a que se publique El para¨ªso en la otra esquina. La Men¨¦ndez Pelayo anunci¨® las conferencias de Vargas Llosa como un curso magistral. Esa clase lo fue, sin duda. Casi cuatro horas que supieron a poco.
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