Educaci¨®n y pol¨ªtica
La Generalitat decidi¨® hace unos meses gastarse cerca de de mil millones de pesetas en establecer nuevos conciertos econ¨®micos con diversos centros educativos privados. Y lo hizo a pesar de contar con informes contrarios de los propios servicios de inspecci¨®n educativa. Y lo hizo a trav¨¦s de una suerte de artilugio legal que camuflaba tal decisi¨®n denegando primero los conciertos y concedi¨¦ndolos posteriormente previo recurso de alzada. Y lo hizo aun a sabiendas de que esos centros cobran cifras muy sustanciosas a las familias que llevan a sus hijos o hijas a tales centros. Y lo hizo la consejera Carme-Laura Gil, cuando no se hab¨ªan atrevido a ello anteriores responsables del tema. Y todo ello lo sabemos, no por un ejercicio de transparencia informativa, sino porque los tribunales han obligado a la consejer¨ªa a presentar la documentaci¨®n pertinente a partir de una demanda en tal sentido del sindicato USTEC. A estas alturas, despu¨¦s de excusas y desmentidas, no conviene perder ni un segundo comentando las justificaciones de Artur Mas. Tampoco me interesa discutir si los conciertos eran nuevos o simplemente se renovaban. Ni me gustar¨ªa dejarme llevar por el apasionamiento o por la pura opini¨®n, ya que me arriesgo a que la se?ora Gil me ri?a por considerar que 'politizo' la cuesti¨®n. Hablemos, pues, de conciertos educativos y de pol¨ªtica educativa, que me imagino que de eso s¨ª quiere y puede hablar una persona a quien parece disgustarle la pol¨ªtica a pesar del cargo que ocupa.
La legislaci¨®n vigente determina que las autoridades educativas podr¨¢n establecer acuerdos con centros privados para que presten los servicios educativos a los que la poblaci¨®n tiene derecho (de 6 a 16 a?os), para que de esta manera complementen la propia oferta de los centros p¨²blicos. A ese contrato de prestaci¨®n de servicios le llamamos concierto. La idea que subyace tras tal normativa es que de esta manera, tal como ocurre en sanidad, los poderes p¨²blicos puedan cubrir las necesidades formativas que la ley define como obligatorias para todos los espa?oles, sea a trav¨¦s de centros p¨²blicos (dependientes de los poderes p¨²blicos y con empleados p¨²blicos), sea a trav¨¦s de centros privados (de titularidad mercantil o social, y con personal contratado), en este ¨²ltimo caso v¨ªa concierto. Tenemos, pues, una doble red de prestaci¨®n de ense?anza p¨²blica. El concierto se justifica en raz¨®n de necesidades de escolarizaci¨®n no cubiertas, en raz¨®n de que esos centros atienden a poblaciones escolares desfavorecidas o por su car¨¢cter pedag¨®gico experimental. Todo centro concertado tiene la obligaci¨®n de encuadrar su oferta de plazas y su proceso de matriculaci¨®n en el que la Administraci¨®n educativa fija cada a?o, y no puede, evidentemente, seleccionar a su alumnado ni cobrar cantidad alguna por los estrictos contenidos acad¨¦micos que imparte. Ah¨ª est¨¢ una de las diferencias entre subvenciones y conciertos: las subvenciones no implican controles posteriores expl¨ªcitos, los conciertos est¨¢n sometidos a inspecci¨®n, evaluaci¨®n de resultados y control de procesos.
Desde mi punto de vista (expuesto hace a?os en el n¨²mero 263 de Cuadernos de Pedagog¨ªa), la pluralidad existente en la educaci¨®n y sanidad catalanas, con operadores p¨²blicos y privados atendiendo los derechos educativos y sanitarios de la poblaci¨®n, no es algo repudiable. Al rev¨¦s, creo que es un valor que preservar. El problema no es la pluralidad, sino la dejaci¨®n absoluta de responsabilidades de la Administraci¨®n educativa catalana. No hay una pol¨ªtica educativa conjunta para la doble red. La Generalitat se limita a entregar el dinero a los centros concertados; no controla su car¨¢cter finalista; hace la vista gorda ante los conocid¨ªsimos ejemplos de prematriculaci¨®n, de reserva de plaza previo pago de cuota, de mensualidades cobradas bajo la tapadera de fundaciones, y la consiguiente y escandalosa selecci¨®n de alumnado que se realiza, impl¨ªcita o expl¨ªcitamente. Tampoco nos puede extra?ar todo ello. La derecha siempre ha visto la educaci¨®n como una palanca de refuerzo y de consolidaci¨®n de las desigualdades que ellos perciben como naturales. Lo ¨²nico que pretenden es participar ellos tambi¨¦n de los fondos p¨²blicos. Que todo el mundo reciba subvenci¨®n y santas pascuas. El ¨²nico peque?o detalle es que la ley no habla de subvenciones, habla de conciertos. Habla de plazas p¨²blicas prestadas en r¨¦gimen de concierto, no de centros privados subvencionados.Educaci¨®n y pol¨ªtica no pueden separarse por mucho que la consejera y sus aliados se empe?en. Y de hecho su propia pol¨ªtica educativa es un ejemplo flagrante de politizaci¨®n. Controla y hace ver que dirige la red p¨²blica, y deja que la red concertada se dedique a hacer lo que quiera. El presidente Pujol insiste en que gracias a los centros concertados la ense?anza p¨²blica en Catalu?a est¨¢ plenamente consolidada y garantiza el acceso a toda la poblaci¨®n. Estoy de acuerdo. Pero no me parece bien que por debajo de esa realidad fluya un sistema de subvenciones y de repartidora de recursos que convierte todo el montaje en un gran fraude a la ley. ?Tiene la valent¨ªa la consejera de proponer diferenciar concierto y subvenci¨®n? Si a la Generalitat le sobra dinero o quiere seguir ayudando econ¨®micamente a los centros escolares privados, cumplan o no cumplan condiciones, que lo haga y que afronte las consecuencias pol¨ªticas de sus actos, pero que no mezcle servicio p¨²blico y reparto de fondos. ?Por qu¨¦ no se afronta con claridad la cuesti¨®n y se distinguen tres espacios educativos en Catalu?a: el espacio p¨²blico-p¨²blico, gratuito y prestado por centros y personal p¨²blico; el espacio p¨²blico-privado, gratuito y prestado por centros y personal no p¨²blico y sometido a un adecuado r¨¦gimen de control, y el espacio privado, no gratuito, con centros y personal privado, y con un monto determinado de subvenciones procedentes del erario p¨²blico? ?Qu¨¦ les da miedo? ?No ser¨¢ que les molesta hacer transparente y que se discuta a fondo la pol¨ªtica de subvenciones ahora camuflada y justificada a trav¨¦s del concierto? Quiz¨¢ ha llegado la hora de relacionar de verdad educaci¨®n y pol¨ªtica. ?Podemos discutir la pol¨ªtica educativa de la Generalitat para el conjunto de la ense?anza p¨²blica, concertada o no, del pa¨ªs? Si no lo hacemos, corremos el riesgo de que se siga haciendo pura pol¨ªtica, eso s¨ª, disfrazada de pura educaci¨®n.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
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