Gur¨² de guitarras tormentosas
De nuevo el cham¨¢n californiano propici¨® una completa exhibici¨®n en directo de sus artes musicales en clave m¨ªstica, y esta vez lo hizo de forma exhaustiva. Fueron casi dos horas y media de concierto intenso en las que Harper toc¨® solo y acompa?ado, ta?¨® varios tipos de guitarras -ac¨²sticas, el¨¦ctrica, guitarra slide Weissenborn, el¨¦ctrica de doble m¨¢stil- y encandil¨® a una audiencia entregada con lo mejor de todo su repertorio.
El cantante segu¨ªa el gui¨®n de su ¨²ltimo disco, el recopilatorio en vivo Live from Mars, que recoge su trabajo en directo en el periodo que va de 1998 a 2000.
As¨ª, hizo brillar a gran altura excelentes composiciones tanto propias -Steal my kisses o Like a king, con la que cerr¨® su actuaci¨®n- como ajenas: Manic depression, de Jimmy Hendrix; Whole lotta love, v¨ªa Led Zeppelin, o Sexual healing, del divino Marvin Gaye.
Combin¨® Ben Harper la dualidad entre un sonido m¨¢s ¨ªntimo y baladista, con ciertos tintes dylanianos tanto en sonido como en ambiente, con otras fases del concierto en las que intepretaci¨®n es m¨¢s extravertida y en el que la larga catarsis de improvisaci¨®n a buen volumen rellena minutos sin aportar demasiado valor a las canciones.
Maquinaria r¨ªtmica
Hay que hacer tambi¨¦n menci¨®n al excelente buen hacer de sus m¨²sicos de acompa?amiento, con los que forma una maquinaria r¨ªtmica bien engrasada e irresistible en su invitaci¨®n al baile. Lo ¨²nico que se le puede reprochar a este gur¨² de guitarras tormentosas y espiritualidad del siglo XXI es la duraci¨®n del concierto: dos horas y media de misticismo musical es demasiado para el verano madrile?o.
Babelia
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