La inamovible fiesta
Sin novedad mayor en el encierro de los miuras y nueva cornada mortal de ETA. ?Volver¨¢ la pe?a apol¨ªtica de las pe?as a subir los decibelios en el minuto de silencio? Probablemente. Antes de llegar a Pamplona, Hemingway escrib¨ªa A Moveable Feast (Par¨ªs era una fiesta) y tras pasar por aqu¨ª escribi¨® Fiesta, que hubiera podido titularse A Unremovable Feast (Una fiesta inamovible). Hemingway cre¨® el mito. El mito de Pamplona es el mito de lo aut¨¦ntico: la fiesta primigenia, el rito original, las gentes francas, el toro, toro.
Las fiestas se llaman La Fiesta y los angloparlantes las conocen como The Festival; los taur¨®filos nos recuerdan que antes del toreo a caballo o a pie estuvieron los encierros; la feria de Pamplona se dice 'La Feria del Toro', y el t¨®pico asegura que la franca hospitalidad de los nativos no tiene parang¨®n. Sin embargo, casi todo es en los sanfermines tan nuevo como el mito. Los m¨¢s viejos del lugar recuerdan unas modestas fiestas de pueblo que duraban, a lo m¨¢s, tres d¨ªas. Antes, no m¨¢s de treinta arrojados de la localidad ejercitaban 'las suertes ancestrales del toreo pirenaico', en unos encierros que ni pasaban por la m¨ªtica Estafeta. Los resabios populares hacia el guiri, personaje 'que nunca se entera de nada', y menos de los mandamientos del 'buen correr', siguen vigentes hoy como ayer. El toro, toro, no lo ha visto ¨²ltimamente la cr¨ªtica.
Pero un mito es un mito, m¨¢s s¨ª se cultiva. El mito se cultiva con unci¨®n y Pamplona est¨¢ encantada de seguir conociendo la hondura de sus esencias. ?No vienen aqu¨ª, por cientos de miles, desde cosm¨®polis remotas? Vienen. Vienen y van.
Es el viaje contempor¨¢neo a lo genuino, lo natural, lo profundo. Es el prestigio de lo aut¨¦ntico que lo mismo lleva a peregrinar en masa a Santiago de Compostela, pasando por Pamplona, que al coraz¨®n de una fiesta inamovible. En la inamovilidad de La Fiesta parece creer un sector de la pe?a por encima de las personas y su vida. Qu¨¦ monstruosidad tan ancestral.
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