Un civil para la reforma: los retos de Dezcallar
La llegada de un civil al Cesid 'debe servir para actualizar los servicios de inteligencia'
Desde hace a?os, el nombramiento de un civil como director del Cesid se ha entendido como el punto de inflexi¨®n a partir del cual todos los males del Cesid se resolver¨ªan. En la figura de un director civil del Cesid se ha querido simbolizar el fin de una ¨¦poca, de una transici¨®n, de la desmilitarizaci¨®n del aparato de inteligencia estatal, largamente esperada. La se?al -la designaci¨®n de un civil- ha llegado y en la agenda del nuevo director esperan cambios que en otras ¨¦pocas y con otros Gobiernos no se han querido o no se han podido afrontar.
El actual sistema de inteligencia espa?ol naci¨® tras un proceso de lucha entre los Ministerios del Interior, Defensa y Exteriores por parcelas de poder, sin un proyecto claro de estructuraci¨®n. As¨ª, el dise?o definitivo se fue posponiendo entre continuos intentos de reforma que fueron bombardeados por unos y otros. La estructura actual est¨¢, por lo tanto, viciada por la falta de una articulaci¨®n eficaz de competencias entre los servicios de la polic¨ªa y la Guardia Civil y el propio Cesid; el solapamiento que se ha producido con el Ministerio de Asuntos Exteriores y la imposibilidad del despegue de una inteligencia militar conjunta, siempre mediatizada por la acci¨®n del Cesid.
El nuevo director tiene ante s¨ª varios retos. Algunos de ellos est¨¢n fuera de su capacidad de decisi¨®n, y ser¨¢ el poder pol¨ªtico el que tenga que entregarle las herramientas necesarias, definiendo cu¨¢l es el modelo de inteligencia que Espa?a necesita para el siglo XXI. Jorge Dezcallar tendr¨¢ la tarea de liderar un proceso de reestructuraci¨®n de los Servicios de Inteligencia que deber¨¢ centrarse en varios aspectos.
Por una parte, la estructura de los servicios. El nuevo director necesita que se defina cu¨¢l ser¨¢ el marco en el que el Cesid desempe?e sus funciones. Esto supondr¨¢ esencialmente decidir si el Cesid debe convertirse en el centro del sistema espa?ol de inteligencia o, por el contrario, si ser¨¢ una organizaci¨®n m¨¢s dentro de la llamada comunidad de inteligencia. Esto supone, entre otros aspectos, decidir qui¨¦n coordinar¨ªa esta comunidad, cu¨¢ntos servicios existir¨ªan o si el sistema de captaci¨®n de se?ales -verdadero poder del Cesid- seguir¨ªa bajo su exclusiva responsabilidad o estar¨ªa bajo la cobertura de una nueva organizaci¨®n, como ocurre en los pa¨ªses anglosajones.
En el interior del Cesid, Dezcallar deber¨¢ hacerse con los niveles intermedios del centro, colocando en ellos a civiles de su confianza. Finalizar el proceso de profesionalizaci¨®n de la estructura del centro iniciada con el Estatuto de 1995, disminuyendo el proceso endog¨¢mico de reclutamiento y apostando por la inclusi¨®n de j¨®venes y mujeres con nuevos perfiles y formaciones. Todo esto supondr¨¢ forzosamente reducir el n¨²mero de militares, que en la actualidad suponen la mitad de la plantilla.
Por otra parte, el Cesid debe racionalizar sus misiones. A pesar de la habilidad que el Cesid ha tenido para hacerse con diferentes parcelas de la informaci¨®n, dentro y fuera de Espa?a, la situaci¨®n actual hace inviable este modelo de cuasi-monopolio. Las caracter¨ªsticas de las nuevas amenazas a las que hacen frente los Estados, la necesidad de potenciar la inteligencia econ¨®mica y la importancia de las fuentes abiertas, como se han apresurado a reconocer los servicios n¨®rdicos, hacen urgente tanto una redefinici¨®n de las ¨¢reas como de la organizaci¨®n que mejoren la eficacia y la eficiencia del Cesid.
Otra asignatura pendiente es la imagen de los Servicios de Inteligencia. Hasta ahora, los esc¨¢ndalos han sido la principal fuente de relaci¨®n de los servicios con los ciudadanos. Dezcallar deber¨¢ dotar al centro de una pol¨ªtica de comunicaci¨®n que permita transmitir a los ciudadanos la utilidad y la necesidad de sus Servicios de Inteligencia. En la Administraci¨®n no pueden existir parcelas opacas, ya que el secreto es perfectamente compatible con la explicaci¨®n de las funciones de los Servicios de Inteligencia.
Finalmente, Dezcallar necesitar¨¢ un marco legal adecuado para el desarrollo de las misiones del Cesid. Esto supone que el Gobierno indique con claridad a los Servicios de Inteligencia cu¨¢les ser¨¢n sus objetivos, sin que se d¨¦ simplemente por enterado, como ocurri¨® en el Consejo de Ministros de 1997. Por otra parte, las actividades del centro deber¨ªan contar con la cobertura legal necesaria que evite que los agentes del centro deban incumplir la ley en su trabajo. Este control, bien sea judicial o bien sea administrativo, no tiene por qu¨¦ hacer peligrar el lado operativo de los Servicios de Inteligencia. EE UU, Alemania o Portugal son ejemplos de poderosos y diferentes sistemas de control de aquellas actividades que puedan vulnerar la legalidad y los derechos de los ciudadanos.
A los Servicios de Inteligencia, al igual que al resto de la Administraci¨®n, se les exige eficacia, pero tambi¨¦n control y sometimiento a la ley. El secreto es un instrumento de los servicios, no el fin para el que est¨¢n constituidos y, por supuesto, tampoco un medio para ocultar sus errores. Adem¨¢s del control que ejerza el director dentro del Cesid, el control debe recaer esencialmente en el poder legislativo, y no donde se ha producido de forma principal en Espa?a, esto es, en los medios de comunicaci¨®n.
Los Servicios de Inteligencia pueden y deben ser controlados. Los estudios comparados demuestran c¨®mo f¨®rmulas imaginativas como la neozelandesa, que involucra, adem¨¢s de al Parlamento, a otros organismos de la Administraci¨®n; eficaces como la canadiense, con un potente comit¨¦ de control, o incipientes -pero prometedoras- como la brit¨¢nica, que progresivamente va ampliando su campo de actuaci¨®n, permiten un control bastante adecuado de los Servicios de Inteligencia.
Ante los retos que suponen estas reformas, no puede alegarse sistem¨¢ticamente que cualquier cambio supondr¨ªa problemas de eficacia para el Cesid. Los holandeses han eliminado su servicio exterior, a la espera de analizar su utilidad; los australianos acaban de introducir en el Parlamento una nueva ley de reforma, y suizos e italianos se plantean una nueva estructura sin que la seguridad nacional de estos pa¨ªses se haya visto en entredicho.
Dezcallar tiene ante s¨ª diferentes retos, pero ni sus innegables capacidades personales ni el valor simb¨®lico que representa el hecho de ser el primer civil que ocupa este puesto ser¨¢n suficientes si el poder pol¨ªtico no le suministra un modelo adecuado de inteligencia que pueda hacer funcionar. La designaci¨®n de un civil como responsable del Cesid no alberga ning¨²n elemento m¨ªstico; es, sencillamente, una oportunidad para acometer y consensuar entre las fuerzas pol¨ªticas la actualizaci¨®n de la estructura de la inteligencia espa?ola, una estructura que ha venido funcionando en una continua provisionalidad, sin un marco jur¨ªdico adecuado y fuera del necesario control del poder pol¨ªtico.Desde hace a?os, el nombramiento de un civil como director del Cesid se ha entendido como el punto de inflexi¨®n a partir del cual todos los males del Cesid se resolver¨ªan. En la figura de un director civil del Cesid se ha querido simbolizar el fin de una ¨¦poca, de una transici¨®n, de la desmilitarizaci¨®n del aparato de inteligencia estatal, largamente esperada. La se?al -la designaci¨®n de un civil- ha llegado y en la agenda del nuevo director esperan cambios que en otras ¨¦pocas y con otros Gobiernos no se han querido o no se han podido afrontar.
El actual sistema de inteligencia espa?ol naci¨® tras un proceso de lucha entre los Ministerios del Interior, Defensa y Exteriores por parcelas de poder, sin un proyecto claro de estructuraci¨®n. As¨ª, el dise?o definitivo se fue posponiendo entre continuos intentos de reforma que fueron bombardeados por unos y otros. La estructura actual est¨¢, por lo tanto, viciada por la falta de una articulaci¨®n eficaz de competencias entre los servicios de la polic¨ªa y la Guardia Civil y el propio Cesid; el solapamiento que se ha producido con el Ministerio de Asuntos Exteriores y la imposibilidad del despegue de una inteligencia militar conjunta, siempre mediatizada por la acci¨®n del Cesid.
El nuevo director tiene ante s¨ª varios retos. Algunos de ellos est¨¢n fuera de su capacidad de decisi¨®n, y ser¨¢ el poder pol¨ªtico el que tenga que entregarle las herramientas necesarias, definiendo cu¨¢l es el modelo de inteligencia que Espa?a necesita para el siglo XXI. Jorge Dezcallar tendr¨¢ la tarea de liderar un proceso de reestructuraci¨®n de los Servicios de Inteligencia que deber¨¢ centrarse en varios aspectos.
Por una parte, la estructura de los servicios. El nuevo director necesita que se defina cu¨¢l ser¨¢ el marco en el que el Cesid desempe?e sus funciones. Esto supondr¨¢ esencialmente decidir si el Cesid debe convertirse en el centro del sistema espa?ol de inteligencia o, por el contrario, si ser¨¢ una organizaci¨®n m¨¢s dentro de la llamada comunidad de inteligencia. Esto supone, entre otros aspectos, decidir qui¨¦n coordinar¨ªa esta comunidad, cu¨¢ntos servicios existir¨ªan o si el sistema de captaci¨®n de se?ales -verdadero poder del Cesid- seguir¨ªa bajo su exclusiva responsabilidad o estar¨ªa bajo la cobertura de una nueva organizaci¨®n, como ocurre en los pa¨ªses anglosajones.
En el interior del Cesid, Dezcallar deber¨¢ hacerse con los niveles intermedios del centro, colocando en ellos a civiles de su confianza. Finalizar el proceso de profesionalizaci¨®n de la estructura del centro iniciada con el Estatuto de 1995, disminuyendo el proceso endog¨¢mico de reclutamiento y apostando por la inclusi¨®n de j¨®venes y mujeres con nuevos perfiles y formaciones. Todo esto supondr¨¢ forzosamente reducir el n¨²mero de militares, que en la actualidad suponen la mitad de la plantilla.
Por otra parte, el Cesid debe racionalizar sus misiones. A pesar de la habilidad que el Cesid ha tenido para hacerse con diferentes parcelas de la informaci¨®n, dentro y fuera de Espa?a, la situaci¨®n actual hace inviable este modelo de cuasi-monopolio. Las caracter¨ªsticas de las nuevas amenazas a las que hacen frente los Estados, la necesidad de potenciar la inteligencia econ¨®mica y la importancia de las fuentes abiertas, como se han apresurado a reconocer los servicios n¨®rdicos, hacen urgente tanto una redefinici¨®n de las ¨¢reas como de la organizaci¨®n que mejoren la eficacia y la eficiencia del Cesid.
Otra asignatura pendiente es la imagen de los Servicios de Inteligencia. Hasta ahora, los esc¨¢ndalos han sido la principal fuente de relaci¨®n de los servicios con los ciudadanos. Dezcallar deber¨¢ dotar al centro de una pol¨ªtica de comunicaci¨®n que permita transmitir a los ciudadanos la utilidad y la necesidad de sus Servicios de Inteligencia. En la Administraci¨®n no pueden existir parcelas opacas, ya que el secreto es perfectamente compatible con la explicaci¨®n de las funciones de los Servicios de Inteligencia.
Finalmente, Dezcallar necesitar¨¢ un marco legal adecuado para el desarrollo de las misiones del Cesid. Esto supone que el Gobierno indique con claridad a los Servicios de Inteligencia cu¨¢les ser¨¢n sus objetivos, sin que se d¨¦ simplemente por enterado, como ocurri¨® en el Consejo de Ministros de 1997. Por otra parte, las actividades del centro deber¨ªan contar con la cobertura legal necesaria que evite que los agentes del centro deban incumplir la ley en su trabajo. Este control, bien sea judicial o bien sea administrativo, no tiene por qu¨¦ hacer peligrar el lado operativo de los Servicios de Inteligencia. EE UU, Alemania o Portugal son ejemplos de poderosos y diferentes sistemas de control de aquellas actividades que puedan vulnerar la legalidad y los derechos de los ciudadanos.
A los Servicios de Inteligencia, al igual que al resto de la Administraci¨®n, se les exige eficacia, pero tambi¨¦n control y sometimiento a la ley. El secreto es un instrumento de los servicios, no el fin para el que est¨¢n constituidos y, por supuesto, tampoco un medio para ocultar sus errores. Adem¨¢s del control que ejerza el director dentro del Cesid, el control debe recaer esencialmente en el poder legislativo, y no donde se ha producido de forma principal en Espa?a, esto es, en los medios de comunicaci¨®n.
Los Servicios de Inteligencia pueden y deben ser controlados. Los estudios comparados demuestran c¨®mo f¨®rmulas imaginativas como la neozelandesa, que involucra, adem¨¢s de al Parlamento, a otros organismos de la Administraci¨®n; eficaces como la canadiense, con un potente comit¨¦ de control, o incipientes -pero prometedoras- como la brit¨¢nica, que progresivamente va ampliando su campo de actuaci¨®n, permiten un control bastante adecuado de los Servicios de Inteligencia.
Ante los retos que suponen estas reformas, no puede alegarse sistem¨¢ticamente que cualquier cambio supondr¨ªa problemas de eficacia para el Cesid. Los holandeses han eliminado su servicio exterior, a la espera de analizar su utilidad; los australianos acaban de introducir en el Parlamento una nueva ley de reforma, y suizos e italianos se plantean una nueva estructura sin que la seguridad nacional de estos pa¨ªses se haya visto en entredicho.
Dezcallar tiene ante s¨ª diferentes retos, pero ni sus innegables capacidades personales ni el valor simb¨®lico que representa el hecho de ser el primer civil que ocupa este puesto ser¨¢n suficientes si el poder pol¨ªtico no le suministra un modelo adecuado de inteligencia que pueda hacer funcionar. La designaci¨®n de un civil como responsable del Cesid no alberga ning¨²n elemento m¨ªstico; es, sencillamente, una oportunidad para acometer y consensuar entre las fuerzas pol¨ªticas la actualizaci¨®n de la estructura de la inteligencia espa?ola, una estructura que ha venido funcionando en una continua provisionalidad, sin un marco jur¨ªdico adecuado y fuera del necesario control del poder pol¨ªtico.
Antonio M. D¨ªaz Fern¨¢ndez es investigador del Instituto Universitario General Guti¨¦rrez Mellado y ultima su tesis doctoral, Origen, estructura y funciones de los Servicios de Inteligencia en Espa?a.
Antonio M. D¨ªaz Fern¨¢ndez es investigador del Instituto Universitario General Guti¨¦rrez Mellado y ultima su tesis doctoral, Origen, estructura y funciones de los Servicios de Inteligencia en Espa?a.
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