Milosevic recibe la visita de su esposa en la c¨¢rcel de La Haya
Holanda permite el viaje de Mirjana Markovic
Vestida de negro y con dos maletas y una bolsa de mano, Mira -como la llaman cari?osamente sus allegados- aterriz¨® en el aeropuerto de Amsterdam pasadas las 9.30 horas de la ma?ana en un vuelo regular de la compan¨ªa yugoslava JAT. Una limusina negra, escoltada por un veh¨ªculo de la pol¨ªcia holandesa, la traslad¨® a la c¨¢rcel, situada a cuatro kil¨®metros de La Haya.
En los pr¨®ximos d¨ªas Markovic tendr¨¢ poca libertad de movimientos. Dado que su nombre figura en la lista negra de la Uni¨®n Europea que impide a personas cercanas a Milosevic viajar por los pa¨ªses miembros, el visado que por razones humanitarias le han concedido las autoridades holandesas tiene car¨¢cter extraordinario. Las estrictas condiciones s¨®lo la autorizan a moverse desde el lugar donde se aloja -guardado en el m¨¢ximo de los secretos por razones de seguridad- hasta la prisi¨®n, y el s¨¢bado tendr¨¢ que abandonar el pa¨ªs. Desde Belgrado se ha comentado que Markovic aprovechar¨¢ estos d¨ªas para alquilar un apartamento en el que vivir durante todo el proceso, que previsiblemente comenzar¨¢ en febrero y promete ser muy largo.
Como cualquier otro familiar de los 39 detenidos en la prisi¨®n de la ONU, Markovic puede permanecer junto a su marido desde las nueve de la ma?ana hasta las cinco menos cuarto de la tarde, con la excepci¨®n de poco m¨¢s de una hora y media al mediod¨ªa, necesaria para el cambio de guardia y para dar de comer al detenido. Teniendo en cuenta que los familiares de los presos viajan desde los Balcanes y que por cuestiones econ¨®micas normalmente s¨®lo pueden pasar unos pocos d¨ªas en Holanda, el r¨¦gimen de visitas es flexible.
Tal como establecen las normas, Markovic tambi¨¦n tendr¨¢ derecho a contactos vis a vis en una habitaci¨®n privada con el hombre al que en una reciente entrevista defini¨® como 'simp¨¢tico y encantador'. Ser¨¢ uno de los pocos momentos en los que sus conversaciones no ser¨¢n escuchadas y vigiladas por los guardias de la ONU, que asisten a todos los encuentros acompa?ados por un traductor.
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