Una noche interminable

Yendo por partes, primero habr¨ªa que citar a Talvin Singh. La cita no es preciso que dure mucho ya que podr¨ªa resumirse as¨ª: aburrimiento supino. La intentona de mezclar jungle y m¨²sica hind¨² se qued¨® en eso, en intentona. Ritmos pobres que de puro simples deben formar parte del manual del aparato que los produce y visita puramente tur¨ªstica al ideario musical oriental. Para olvidarlo.

Lo de Guru fue otra cosa, aunque no extraordinariamente mejor. Comenz¨® mal, en plan 'yo vengo de vacaciones, repito 74 veces Barcelona in the house, largo dos rimillas y me quedo tan pancho'. Adem¨¢s, era su cumplea?os, y llenando escena el propio Spike Lee, que est¨¢ rodando un anuncio en la ciudad, le entreg¨® el pastel correspondiente. La aparici¨®n de la vocalista N'Dea Davenport no mejor¨® la cosa. Desde luego, tiene una voz estupenda, pero eso llev¨® a la banda a recuperar los sonidos propios del acid jazz del primer disco de los Young Disciples o del soul de peluquer¨ªa de Brand New Heavies. Hicieron as¨ª soul, pero soul sin demasiada profundidad y bastante convencional que no estaba a la altura de lo que promete un proyecto de fusi¨®n como el propuesto por Guru.

Pero ya en la parte final de la actuaci¨®n, cuando muchos enfilaban la puerta, la Davenport march¨® a los camerinos y se qued¨® Guru recitando sobre un bajo que cabalgaba. El concierto enfil¨® as¨ª otros caminos marcados por un recitado m¨¢s grueso y un sonido globalmente m¨¢s duro. Fueron unos cinco temas que salvaron la media de una actuaci¨®n que no result¨® tan brillante como cab¨ªa esperar.