Noche familiar
Fue una jornada de lo m¨¢s familiar, copada por hijos y sobrinos de gente importante. Por riguroso orden de aparici¨®n, el primero fue Kyle Eastwood, espigado v¨¢stago del cineasta que, junto a Woody Allen, m¨¢s inter¨¦s ha mostrado por el jazz. Es evidente que no ha reunido a¨²n fuerzas para proponer opciones personales, de modo que parece haber fijado su modelo en los aleda?os del Quartet West, el grupo del tambi¨¦n contrabajista Charlie Haden. No es mala elecci¨®n, pero Eastwood tiene todas las de perder al lado de una referencia tan alta.
El cuarteto de Kyle propuso un jazz de elegancia p¨¢lida y una pizca relamida. Como contrabajista, se le vio muy lejos de los mejores, aunque es muy factible que, a poco que se aplique, pase al curso siguiente sin problemas. Para evitar sorpresas, le conviene no obstante vigilar que su sonido, un punto crudo, pierda la rigidez t¨ªpica de los tejidos reci¨¦n confeccionados.
Kyle Eastwood Band, Bebel Gilberto, Cacha¨ªto
Teatro Principal y polideportivo de Mendizorrotza. Vitoria. 19 de julio.
Los prop¨®sitos de Bebel Gilberto se adivinaron menos plausibles. La hija de Jo?o Gilberto est¨¢ dando mucho que hablar en estos d¨ªas, a pesar de que todav¨ªa no hay gran cosa que decir sobre ella. Suele present¨¢rsela como la flamante revolucionaria de la m¨²sica brasile?a, pero sus presuntas innovaciones se parecen a un lavado de cara gatuno y, en todo caso, pertenecen al tipo que los magnates del negocio discogr¨¢fico asumen encantados. Es posible que con m¨¢s instinto teatral pudiera suplir en parte la falta de originalidad, pero tambi¨¦n en ese aspecto el escenario vitoriano le vino enorme. Que sea menudita no explica los tremendos espacios vac¨ªos que dej¨® su danzar, bastante forzado, y su voz, de temperamento difuso y a menudo convencional.
'El laboratorio de Cacha¨ªto' Si alguna atm¨®sfera quiere respirar Orlando L¨®pez Vergara, Cacha¨ªto, sobrino del insigne Cachao, es la de la libre elecci¨®n estil¨ªstica. Su espect¨¢culo lleva el nombre gen¨¦rico de El laboratorio de Cacha¨ªto, pero su expansiva m¨²sica actual no merece la reclusi¨®n entre cuatro paredes blancas y fr¨ªas; todo lo contrario, si alguna imagen sugiere es la de una c¨¢lida charca plural a cielo abierto -no necesariamente cubana-, donde cualquier valiente puede rebozarse con el lodo que prefiera y chapotear, sin miedo a salpicar al vecino, hasta caer rendido de pura satisfacci¨®n.
A mayor gloria de la diversidad genuina, en el nutrido grupo actual de Cacha¨ªto milita un inefable teclista jamaicano (Bigga Morrison) que arranca de su vetusto artefacto sonidos maravillosamente disparatados que recuerdan al Sun Ra m¨¢s delirante; figuran tambi¨¦n un flautista (Magiz Malik) que se atreve con todo y un guitarrista (Manuel Galb¨¢n) bien capaz de conferirle a la m¨²sica un divertido aire a lo Ennio Morricone.
Imperturbable a los mandos de su reluciente contrabajo, Cacha¨ªto contempl¨® tambi¨¦n complacido las aportaciones estelares del guitarrista y cantante senegal¨¦s Cheikh L¨°, uno de los m¨¢s fecundos fusionadores del momento, y del recio saxofonista Pee Wee Ellis. Entre todos acertaron a trenzar una m¨²sica palpitante y audaz, tan viva y real que s¨®lo cabe disfrutarla a pie de escenario, al borde mismo de esa charca invitadora y hospitalaria que les sirve de laboratorio permanente. Un concierto a recordar.
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