Indro Montanelli, uno de los grandes cronistas de Italia, fallece a los 92 a?os en Mil¨¢n
El historiador y maestro de periodistas fue admirado por encima de las divisiones pol¨ªticas
Personalidades de la pol¨ªtica y la cultura, de izquierdas y de la derecha a la que perteneci¨® Montanelli muy a su modo, sin aceptar en bloque ninguna ideolog¨ªa, rindieron tributo al hombre enjuto, al italiano digno y al gran reportero que fue Montanelli a lo largo de su larga y fruct¨ªfera carrera.
El trabajo de enviado especial de Indro Montanelli en la guerra de Abisinia, en la Guerra Civil espa?ola, en Albania, durante la invasi¨®n fascista, su conversaci¨®n con Hitler, se convirtieron en material obligado de consulta para los j¨®venes periodistas y para los lectores que hasta el ¨²ltimo d¨ªa de su vida fueron su m¨¢ximo inter¨¦s en la vida. Hasta el ¨²ltimo minuto, Montanelli se mantuvo fiel a su cita semanal con una cadena de televisi¨®n italiana donde analizaba con agudeza, y con la simplicidad de un anciano maestro, un poco sorprendido por los cambios, la actualidad semanal.
Montanelli atend¨ªa siempre a los colegas. Bastaba ponerse en contacto con su secretario para concertar una cita telef¨®nica. El veterano periodista estaba siempre disponible, siempre generosamente dispuesto a prestar un poco de su experiencia, de su visi¨®n curiosamente patri¨®tica y al mismo tiempo cr¨ªtica y sin ilusiones sobre Italia.
'Mi vida profesional es mi vida', dijo Montanelli al cumplir los 80 a?os. Y era sincero. Despu¨¦s de haberse licenciado dos veces, en Derecho y en Ciencias Pol¨ªticas, emigr¨® a Francia donde estudi¨® en la Sorbone y fue contratado por el diario vespertino Paris Soir. Comienza as¨ª una carrera fulgurante. Primero redactando las p¨¢ginas de sucesos, m¨¢s tarde como enviado especial. En 1935, con apenas 34 a?os, Montanelli se enrola en el ej¨¦rcito y parte para el frente de Eritrea. M¨¢s tarde escribir¨ªa largamente sobre los a?os de la ofensiva italiana en el pa¨ªs norteafricano, reivindicando siempre la relativa humanidad de aquella conquista frente a los que acusaban a los ej¨¦rcitos del Duce de haber cometido barbaridades.
'Para nosotros', declar¨® Montanelli 50 a?os despu¨¦s en una entrevista, 'Abisinia era como el Oeste para los americanos: una nueva frontera, un pa¨ªs nuevo, donde construirnos una existencia distinta. Nos marchamos all¨ª tambi¨¦n para huir de las liturgias del r¨¦gimen. Pero tambi¨¦n all¨ª llegaron los jerarcas obtusos y bufones. Al final, Mussolini termin¨® por perder la cabeza'. Montanelli se sinti¨® all¨ª traicionado por el fascismo y 'fue el divorcio', declarar¨ªa despu¨¦s. Desde entonces, se convirti¨® en un liberal, en un hombre de derecha razonada que defendi¨® hasta el final su independencia y sus puntos de vista personales.
Gran periodismo Pero Abisinia hab¨ªa sido para Montanelli la puerta de acceso al gran periodismo. Gracias a su Diario de guerra, logra un contrato para escribir en Il Corriere della Sera que se convertir¨ªa despu¨¦s en su diario. Como enviado especial de Il Messagero viaja antes a la guerra de Espa?a desde donde escribe los primeros alegatos contra el r¨¦gimen mussoliniano. Su visi¨®n del conflicto estremece a los jerarcas de Roma que le ordenan regresar a Italia. Montanelli es enviado un a?o a Estonia. En 1938, el maestro entra el Il Corriere donde permanecer¨ªa 40 a?os.
Montanelli, fascista convencido en su juventud, arriesg¨® despu¨¦s la piel cuando se separ¨® del r¨¦gimen, hasta el punto de terminar en una prisi¨®n de Roma, condenado a muerte por actividades antifascistas. Escap¨® del pelot¨®n de fusilamiento por muy poco y escribi¨® una hermosa novela llevada despu¨¦s al cine y galardonada con el Le¨®n de Venecia (1959), El general de la Rovere, de Roberto Rossellini e interpretada por Vittorio de Sica.
Entre sus obras dedicadas a la Historia destacan, Historia de Roma (1957) e Historia de Grecia (1958).
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.