Pateras

La llegada diaria de pateras repletas de inmigrantes sin papeles a las costas andaluzas y en menor aunque significativo grado a las canarias necesita una respuesta pol¨ªtica y humanitaria de urgencia acorde con su magnitud por parte del Gobierno y del resto de las administraciones p¨²blicas. Las tareas de acogida y de intendencia que acarrea esa avalancha no pueden seguir estando b¨¢sicamente en manos de organizaciones de voluntarios y depender de la iniciativa de las administraciones auton¨®micas y locales.

El Gobierno parece tomar conciencia de la gravedad de la situaci¨®n. En la conferencia de prensa sobre el reglamento de la Ley de Extranjer¨ªa aprobado el viernes por el Consejo de Ministros, el vicepresidente primero y ministro del Interior, Mariano Rajoy, no dud¨® en calificarla de 'tr¨¢gica'. Pero en cuanto a las soluciones s¨®lo aport¨® dos, indispensables pero insuficientes: la colaboraci¨®n de Marruecos y la actuaci¨®n eficaz de las fuerzas de seguridad del Estado. La primera es fundamental, pero, como el propio ministro reconoci¨®, muy dif¨ªcil de conseguir en el grado requerido por Espa?a. Marruecos se resiste a controlar los flujos migratorios que nacen o transitan por su territorio. La firma, el pr¨®ximo d¨ªa 26, de un acuerdo de contrataci¨®n de mano de obra marroqu¨ª servir¨¢ para disminuir el flujo irregular de inmigrantes, pero Espa?a pide un mayor esfuerzo por parte de Marruecos en el control de pateras que parten desde el otro lado del Estrecho.

En cuanto a la actuaci¨®n de las fuerzas de seguridad, en concreto la Guardia Civil, su eficacia queda demostrada por el n¨²mero de detenciones ofrecido por Rajoy. En los primeros seis meses del a?o han sido detenidos en las costas espa?olas 7.112 inmigrantes sin papeles; unos dos mil m¨¢s que en el mismo periodo del a?o anterior. De ellos, han sido devueltos 5.366, lo que parece demostrar que la repatriaci¨®n funciona en t¨¦rminos aceptables. Pero ?qu¨¦ hacer con los casi dos mil inmigrantes que en este tiempo han quedado en territorio espa?ol, bien por no acreditarse su pa¨ªs de origen o por otras causas? Los problemas legales y de intendencia que plantea la estancia de estos inmigrantes en situaci¨®n precaria exigen una acumulaci¨®n de medios, adem¨¢s de una coordinaci¨®n administrativa, que de momento no existen. Hace falta un plan conjunto de las administraciones central y auton¨®micas afectadas, especialmente la andaluza, para afrontar los costes de esa estancia mientras se encuentra una salida legal y humanitaria. La falta de sinton¨ªa entre el Gobierno del PP y la Junta de Andaluc¨ªa se hace sentir tambi¨¦n sobre la pol¨ªtica de inmigraci¨®n.

Rajoy ha se?alado que con la entrada en vigor, el 1 de agosto, del reglamento de la Ley de Extranjer¨ªa quedan fijadas 'las reglas de juego y las formas de entrada legal en Espa?a'. No hay que esperar que este nuevo instrumento legal, como ha sucedido con la ley que desarrolla, tenga un efecto disuasorio inmediato sobre el actual ritmo de llegada de pateras a las costas espa?olas. Pero el nuevo reglamento servir¨¢ para poner un poco de orden en la ca¨®tica pol¨ªtica migratoria que viene practicando el Gobierno desde la entrada en vigor de la Ley de Extranjer¨ªa. El reglamento refuerza las tesis a favor de la inmigraci¨®n legal, pero no cierra del todo las puertas al inmigrante irregular, al que ofrece la posibilidad de regularizarse por la v¨ªa del arraigo o el reagrupamiento familiar. En cualquier caso, sigue siendo necesario un acuerdo general de las fuerzas pol¨ªticas y sociales, ll¨¢mese pacto de Estado u otra cosa, si se quiere gestionar con eficacia y realismo el cada vez m¨¢s complejo fen¨®meno de la inmigraci¨®n.