Negocios y paranoia
La ley Helms-Burton sigue apuntando al coraz¨®n de la econom¨ªa cubana
EN CUBA, LA PARANOIA y los negocios andan de la mano. Pedir un dato preciso sobre una inversi¨®n mixta, m¨¢s a¨²n si el trato est¨¢ por cerrarse y su volumen es cuantioso, no s¨®lo est¨¢ mal visto, sino que hasta puede convertirte en sospechoso.
Esta enfermedad de secretismo no afecta s¨®lo al que pregunta, sino tambi¨¦n a la autoridad y al capitalista extranjero que es requerido; cualquiera puede sentir que sus palabras son un regalo para el 'espionaje enemigo'. En este ambiente enrarecido, se desarrolla en Cuba desde hace a?os el proceso de apertura al capital extranjero.
La aprobaci¨®n de la ley Helms-Burton, en 1996, vino a incrementar las sospechas y a hacer que cada duro invertido en la mayor de las Antillas adquiriese categor¨ªa de secreto de Estado. Para los periodistas acreditados en Cuba, informar con datos fidedignos de una noticia cualquiera, como es la reciente entrada en la isla de los importantes grupos espa?oles Telef¨®nica y Repsol, supone un ejercicio de paciencia y persecuci¨®n digno de James Bond.
Algunos pudiesen pensar que la cancelaci¨®n por el Gobierno de George W. Bush de la aplicaci¨®n del t¨ªtulo III de la ley Helms-Burton -que permite demandar ante tribunales de EE UU a las empresas extranjeras que negocien con propiedades confiscadas a norteamericanos tras la llegada al poder de Fidel Castro, en 1959-, algo que ya hab¨ªa hecho su antecesor, Bill Clinton, contribuir¨ªa a relajar un poco el ambiente. Nada m¨¢s lejos de la realidad.
El da?o provocado por la ley Helms-Burton y sus efectos colaterales en t¨¦rminos de paranoia es independiente, coinciden abogados extranjeros y autoridades cubanas, de la aplicaci¨®n o no del famoso t¨ªtulo III. El principal efecto negativo de la ley norteamericana es desincentivar las nuevas inversiones, no que abandonen la isla las compa?¨ªas extranjeras ya establecidas. Por eso, a las autoridades cubanas les ha tra¨ªdo un poco al fresco la decisi¨®n de Bush de posponer por seis meses m¨¢s la aplicaci¨®n del t¨ªtulo III.
'Nosotros seguiremos trabajando como hasta ahora', declar¨® a este diario la ministra cubana de Inversiones Extranjeras, Marta Lomas. Lomas asegur¨® que buena parte de las 404 empresas mixtas que funcionan en la isla fueron constituidas despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la ley Helms. De ellas, casi el 20% son espa?olas, y el 51%, europeas, mientras que el capital total comprometido supera escasamente los 5.000 millones de d¨®lares. Todos estos datos son oficiales; han pasado puntualmente el filtro de la paranoia.
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