El tercer Tour, el m¨¢s f¨¢cil
Lance Armstrong s¨®lo necesit¨® 200 metros de Alpe d'Huez para establecer su supremac¨ªa sobre Ullrich y Beloki
El libro oficial dice que el Tour 2001 ha medido 3.458 kil¨®metros. Es mentira. El Tour 2001 han sido 200 metros. Los 200 primeros metros de Alpe d'Huez. El espacio en que, lanzado por Chechu Rubiera a ritmo de sprint, Lance Armstrong se puso en cabeza del pelot¨®n, se volvi¨® para mirar fijamente a los ojos a Jan Ullrich y parti¨®. Nunca m¨¢s se le vio. En aquellos metros inclinados al 10% se estableci¨® la jerarqu¨ªa. El orden inmutable: Armstrong-Ullrich-Beloki. Se restableci¨® el orden perenne. El mismo que rigi¨® el Tour 2000: Armstrong-Ullrich-Beloki. Y, sobre todo, se estableci¨® la supremac¨ªa m¨¢s clara de los ¨²ltimos decenios. Un dominio absoluto en todos los terrenos. En la alta monta?a, en la cronoescalada, en la contrarreloj llana: Armstrong-Ullrich-Beloki. Sin posibilidad de alteraci¨®n. No se recuerda un Tour tan f¨¢cil. Un Tour de l¨ªnea clara, siempre ascendente. Un Tour ¨²nico. El segundo Tour m¨¢s r¨¢pido de la historia.
Fueron 200 metros, pues, los que dieron al ciclista de Tejas su tercer Tour consecutivo. Asciende un pelda?o m¨¢s en el pante¨®n del Tour. Ya est¨¢ a la altura de Philippe Thys (ganador de tres Tours antes y despu¨¦s de la Primera Guerra Mundial), de Louison Bobet (el primer mito del ciclismo franc¨¦s, a principios de los cincuenta), de Greg LeMond (el americano que descubri¨® el Tour para Estados Unidos). Est¨¢ ya a dos pelda?os del cuarteto sagrado, de los cinco Tours de Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain.
Est¨¢ a punto de cumplir los 30 a?os. 'Estoy mejor que nunca', proclama Armstrong. 'Con la edad gano en experiencia, en sabidur¨ªa, en todo'. Ninguno de los ganadores de cinco Tours alarg¨® su reinado m¨¢s all¨¢ de los 35. Armstrong tendr¨¢ 32 cuando llegue el tiempo de su quinto.
El c¨¢ncer le dej¨® sin mejillas, le cuadr¨® la mand¨ªbula, le empeque?eci¨® la boca, le convirti¨® en un ciclista terrible. Y feliz. Animado por la pasi¨®n. Por el Tour. 'Tengo todo lo que necesito: la familia, el dinero, la salud, los triunfos... No s¨¦ qu¨¦ m¨¢s se puede pedir a la vida', dice el americano. 'No, no cambiar¨ªa nada de mi vida. No cambiar¨ªa nada de este Tour. Todo ha sido perfecto. Todo ha sido necesario. Incluso las eternas sospechas que me rodean, todo. No cambiar¨ªa nada'.
Un representante excepcional de los nuevos tiempos, de la nueva econom¨ªa del ciclismo. 'En mis tiempos ten¨ªa que correr muchas carreras para ganar poco dinero', cuenta Eddy Merckx, el can¨ªbal, el ciclista con el palmar¨¦s m¨¢s impresionante de la historia. 'Me tuve que multiplicar y dispersarme en todo tipo de carreras. Y a los 30 a?os ya no pude m¨¢s. Si no, habr¨ªa ganado seis o siete Tours. Ahora, en cambio, se corren pocas carreras para ganar mucho dinero. Los ciclistas s¨®lo necesitan hacer el Tour para ser millonarios'. Diagn¨®stico descarnado el del belga. Armstrong, como Ullrich, como Beloki, como Riis antes, como LeMond, es un hombre 100% Tour. 'El Tour lo es todo. Es mi pasi¨®n', dice. 'Sigo corriendo porque me apasiona, pero cuando pierda la pasi¨®n lo dejar¨¦ y me dedicar¨¦ a mi familia. No me importar¨¢ para dejarlo si ya he ganado cuatro o cinco Tours. No me anima la lucha por los r¨¦cords, sino la pasi¨®n del Tour'. La pasi¨®n, la soberbia, la construcci¨®n de su propia leyenda. 'Se acab¨® el tiempo de hacer regalos. Todo lo que pueda ganar, lo gano'. Cuatro etapas en el Tour. Once en su historial en la grande boucle. Est¨¢ a un solo triunfo de etapa de las 12 que cosech¨® Indurain en sus 12 participaciones.
El Tour 2001 fue tambi¨¦n el de la pasi¨®n de Jan Ullrich, boxeador que nunca baj¨® las manos, que no se quiso nunca conformar. Fue el Tour de la libertad de los viejos luchadores, de Jalabert, por ejemplo, que disfrut¨® con sus osad¨ªas. Y tambi¨¦n fue el Tour que mostr¨® el techo del ciclismo espa?ol actual, el de los herederos de Indurain. Espa?a se ha convertido en un pa¨ªs Tour, pero no hay un ganador. Ni se adivina su llegada. Ni siquiera el tradicional car¨¢cter bullidor de nuestro ciclismo ha tenido posibilidad de expresarse bajo la tiran¨ªa de Armstrong. Joseba Beloki es, gracias a su trabajo, su tenacidad y su inteligencia, un magn¨ªfico tercero (por segundo a?o consecutivo), pero siempre por debajo de Armstrong y Ullrich. Nunca tendr¨¢ su clase. Como el a?o pasado, el Kelme (este 2001, privado de sus figuras Heras y Escart¨ªn, y sin Javier Otxoa) ha ganado por equipos, y como en 2000, dos debutantes espa?oles se han visto abrazados, amor a primera vista, por la gran carrera y han terminado entre los 10 primeros. El a?o pasado fueron Beloki y Heras (que luego traicion¨® al Tour y a s¨ª mismo poniendo sus posibilidades al servicio de Armstrong); en 2001 han sido Igor Gonz¨¢lez de Galdeano, hombre fuerte, duro de pelar en la monta?a, excelente contrarrelojista, quiz¨¢s el hombre de m¨¢s futuro en el Tour, que acaba quinto, y ?scar Sevilla, el mejor joven, el insolente escalador, que hereda el maillot blanco de Francisco Mancebo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.