Torrentes de ox¨ªgeno, sudor y sangre
Los corredores del Tour vieron, por fin, la Torre Eiffel. Menuda satisfacci¨®n se debe sentir. Y menuda liberaci¨®n al cruzar la l¨ªnea de meta. Atr¨¢s habr¨¢n quedado nada menos que 3.458 kil¨®metros: unas 86 horas de sill¨ªn, y cerca de 422.000 pedaladas.
Durante la mayor¨ªa de esas horas, unas 62, la frecuencia cardiaca media de los ciclistas posiblemente no haya pasado de 140 latidos por minuto (lpm). Una cifra enga?osa, porque a pesar de que el esfuerzo no haya sido ag¨®nico durante muchas fases del Tour, las piernas han ido acumulando el tormento de mover el 53 x 12 durante largas horas. Es decir, que miles de c¨¦lulas (fibras) musculares se han roto y las consiguientes agujetas han sido compa?eras inseparables durante este largo viaje de tres semanas. Durante otras 20 horas, los corazones y pulmones de los ciclistas s¨ª que han trabajado m¨¢s duro: la frecuencia cardiaca ya alcanzaba una media de aproximadamente 150 lpm, y las respiraciones ya se o¨ªan en el pelot¨®n. Y durante seis horas m¨¢s, la mayor¨ªa acumuladas en las etapas de monta?a, los ciclistas han visitado el mism¨ªsimo infierno: coraz¨®n revolucionado a unas 180 lpm de media, respiraciones jadeantes, ardor de piernas y sufrimiento. Mucho sufrimiento.
Sumando las 21 etapas, los pulmones de los ciclistas han ventilado unos 380.000 litros de aire, y sus cajas tor¨¢cicas se han hinchado y deshinchado unas 176.000 veces. Y el coraz¨®n de cada uno de los corredores ha latido al menos unas 700.000 veces para bombear unos 100.000 litros de sangre. Suficiente como para llenar de sangre la mitad de una piscina casera de un chalet medio... Tanto trabajo cardiaco y pulmonar les ha servido a los m¨²sculos de las piernas de cada ciclista para consumir unos 15.000 litros de ox¨ªgeno. Una persona de 70 kilos de peso tendr¨ªa que pasarse unos nueve d¨ªas caminando las 24 horas del d¨ªa para llegar a consumir tanto ox¨ªgeno. O unas 890 horas viendo el Tour tranquilamente por la televisi¨®n.
La potencia de pedaleo es un par¨¢metro que fluct¨²a mucho: desde 1.500 vatios en pleno sprint a casi 0 vatios cuando los ciclistas se dejan llevar en medio del pelot¨®n en una fase de sesteo, pasando por los 400 vatios que los grandes especialistas pueden mantener durante una contrarreloj. A¨²n con estas premisas, pongamos que la potencia media desarrollada por los ciclistas durante cada hora del Tour haya sido de 200-250 vatios. En otras palabras, que si cada ciclista hubiese conectado una dinamo a la rueda de su bicicleta, sus piernas hubieran generado suficiente energ¨ªa como para mantener iluminado el sal¨®n de su casa durante 88 horas.
Los ciclistas no s¨®lo se han dejado las fuerzas en su camino hacia Par¨ªs: tambi¨¦n han vertido millones de gotas de sudor sobre las carreteras francesas. Cada corredor se puede haber dejado unos 100 litros de sudor sobre el asfalto. En efecto, cuando el calor aprieta, la evaporaci¨®n del sudor producido por las gl¨¢ndulas sudor¨ªparas es el modo m¨¢s efectivo que tiene el cuerpo para no recalentarse por dentro. Sobre todo, en las subidas, donde la velocidad es menor y no hay tanta posibilidad, como en las etapas llanas o en las bajadas, de perder calor hacia las corrientes de aire que est¨¢n en contacto con la piel del ciclista. As¨ª que a sudar tocan: un espa?ol medio (t¨ªpicamente sedentario) tarda casi tres a?os en sudar lo que un ciclista suda en un solo Tour... Quiz¨¢s la t¨ªpica expresi¨®n del mundillo del f¨²tbol de sudar la camiseta se quede un poco corta comparado con lo que es sudar el maillot.
Por dejarse, se han dejado hasta la sangre: a buen seguro muchos de ellos acaban el Tour con menos gl¨®bulos rojos que con los que empezaron. Y es que estas c¨¦lulas, encargadas de transportar el ox¨ªgeno por la sangre, se tienen que deformar para poder atravesar los vasos sangu¨ªneos m¨¢s estrechos de todos y que conducen directamente a las fibras musculares: los capilares sangu¨ªneos. Como pasa tanta sangre a toda velocidad por los capilares, muchos gl¨®bulos rojos (los m¨¢s viejos, sobre todo), no aguantan tanto estr¨¦s y acaban por romperse y morir. La consecuencia es una disminuci¨®n del hematocrito (porcentaje de gl¨®bulos rojos en sangre): el que sali¨® de Dunkerque con 45% puede llegar a Par¨ªs con 40% ¨® 41%.
?Y cu¨¢ntas calor¨ªas ha gastado cada ciclista durante las 21 etapas? Tirando por lo bajo, unas 126.000 calor¨ªas: a raz¨®n de aproximadamente 6.000 calor¨ªas por d¨ªa, m¨¢s del doble de las que gasta un oficinista diariamente. Tanto gasto energ¨¦tico requiere un consumo de calor¨ªas equivalente: 40 litros de zumo de frutas natural, 40 vasos de leche, 420 rebanadas de pan, 40 platos de cereales y otros tantos de espagueti, 200 piezas de fruta, 20 filetes de carne, unas cuantas cajas de galletas... Todo eso y algo m¨¢s se han tenido que comer para llegar a 126.000 calor¨ªas, y a consumir unos 800 gramos de hidratos de carbono al d¨ªa. De agua tambi¨¦n van bien servidos: unos 100 litros por ciclista. Y 100 litros de agua del tiempo, nada de hielos y bebidas congeladas, que luego llegan los catarros y adi¨®s al Tour.
Alejandro Luc¨ªa es fisi¨®logo de la Universidad Europea
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