'Una nueva tregua devolver¨ªa a Batasuna la iniciativa pol¨ªtica'
Patxi Zabaleta, uno de los fundadores de Herri Batasuna y tambi¨¦n uno de sus disidentes hist¨®ricos, ha encabezado la ruptura de la corriente Aralar con Batasuna. Zabaleta acusa a HB del descalabro electoral de la izquierda abertzale en las ¨²ltimas elecciones vascas y argumenta que es el resultado de su posici¨®n tras la tregua. Con todo, Zabaleta anuncia su disposici¨®n a que Aralar desaparezca si ETA declara una nueva tregua pues, en ese caso, la 'iniciativa' cooresponder¨ªa a Batasuna.
Pregunta. Hace s¨®lo unos meses, usted negaba la posibilidad de la ruptura con HB y afirmaba que eso ser¨ªa 'algo muy grave'. Ahora la ruptura es un hecho.
Respuesta. Pues s¨ª, la verdad es que la ruptura de Aralar con HB es un hecho traum¨¢tico. Nosotros nos hemos ido desprendiendo de cargos y hasta del ¨²ltimo lapicero que pudi¨¦ramos tener en com¨²n. Nos hemos ido con las manos absolutamente limpias; s¨®lo nos hemos llevado las ideas originarias de la izquierda abertzale. Pero el hecho de que hayamos constituido otra organizaci¨®n es realmente grave. Sobre todo porque en la Ponencia Pol¨ªtica que ha aprobado Batasuna se argumenta la imposibilidad de que la izquierda abertzale pueda debatir sobre la lucha armada y queda claro que no es posible ninguna aportaci¨®n alternativa. Batasuna ha relegado las ideas tradicionales de la izquierda abertzale, como la negociaci¨®n y el dialogo. La ruptura es de una gravedad extrema y nos ha obligado a responder a Arnaldo Otegi cuando acus¨® a Aralar de hacer da?o a la coalicion. Lo da?ino ha sido la ruptura de la tregua, que no se haya participado en las elecciones generales, el abandono del Parlamento de Gasteitz , la convocatoria de huelga, la falta de apoyo social y laboral. ?Eso si que ha hecho da?o!
'En Herri Batasuna se ha practicado una clara pol¨ªtica de exclusi¨®n de la militancia'
P. Batasuna les acusa de buscar el apoyo medi¨¢tico para despegar como partido.
R. Pero eso no es algo que queramos ocultar. Hemos dado el paso de ser una organizaci¨®n pol¨ªtica, y de buscar, por tanto, una promoci¨®n de nuestras ideas. ?Pues claro que necesitamos a los medios de comunicaci¨®n! Ser¨¢ en oto?o cuando hagamos un proceso constituyente, aunque tenemos muchas inc¨®gnitas. Una de ellas, y no tengo inconveniente en decirlo, es que si hubiera una nueva tregua la iniciativa pol¨ªtica estar¨ªa en manos de Batasuna, como antes lo estuvo en manos de HB, aunque sin duda mal aprovechada. Tengo claro que, con una nueva tregua, Batasuna podr¨ªa sobreponerse a Aralar, aunque nosotros dar¨ªamos por bien empleada nuestra derrota pol¨ªtica porque nuestro objetivo es la lucha por la paz.
P. Los disidentes de HB han tenido bastante aguante hasta llegar a la ruptura. ?Cu¨¢l ha sido la gota que ha colmado el vaso?
R. M¨¢s de una gota. Nosotros siempre pensamos que pod¨ªamos estar en minor¨ªa si las reglas de juego eran lo suficientemente claras como para poder defender la estructura que nos corresponde, sea la que sea en n¨²mero. Pero eso no se ha permitido. Y, desde luego, para nosotros hab¨ªa un problema esencial, la imposibilidad de actuar en HB como una organizaci¨®n aut¨®noma que hiciera pol¨ªtica sin depender de ninguna otra organizaci¨®n, de ning¨²n otro objetivo. Pretendimos debatir sobre la raz¨®n de ser de la lucha armada, sobre sus consecuencias y sus frutos en los ¨²ltimos 25 a?os. En definitiva, nuestras ideas han sido relegadas al cien por cien porque se ha practicado una clara pol¨ªtica de exclusi¨®n de la militancia. As¨ª que el conjunto de ideas de Aralar tendr¨¢n que ser defendidas en Aralar, al margen de Batasuna y frente a Batasuna.
P. Desde Batasuna se sugiere que Aralar huye de la derrota electoral como de la peste.
R. Pero si fuimos nosotros los que vaticinamos el desastre. Incluso tengo que decir que ese desastre no fue tanto como pod¨ªa haber sido. Aralar plante¨® un acuerdo que se apoyaba en el compromiso de participar en la instituciones y de hacer lo posible para que Jaime Mayor Oreja no fuera lehendakari, porque eso s¨ª que habr¨ªa sido un desastre para Euskadi. Yo mismo le explique a Otegi que ese acuerdo hubiera cambiado de signo la campa?a electoral, porque hubi¨¦ramos sido nosotros los que habr¨ªamos frenado a Mayor Oreja, y eso era la gu¨ªa del exito. Pero no s¨®lo no se nos atendi¨® si no que se nos exigi¨® que retir¨¢ramos nuestra representaci¨®n electoral. Nosotros no huimos de la derrota, la derrota la han ocasionado los graves errores cometidos por la direcci¨®n de HB.
P. Unos errores que Otegi reconoci¨® impl¨ªcitamente al relacionar el fracaso electoral con 'las acciones de ETA'. Pero enseguida rectific¨®. ?Tan r¨¢pido llegan los mensajes de ETA?
R. Lo que le pas¨® a Otegi es que, siendo un gran comunicador, a partir de ese momento se qued¨® sin mensaje. No puede transmitir el entusiasmo que en su d¨ªa logr¨® porque no puede hablar de lo que el pueblo quiere o¨ªr, que es de soluci¨®n pol¨ªtica, de paz, de que la izquierda abertzale retome la iniciativa pol¨ªtica. Y lo que dice ahora Otegi de 'construcci¨®n nacional', de 'nuevo marco'... son abstracciones, vaguedades que se van quedando obsoletas. Creo que desde ETA no llegan mensajes ni consignas de lo que se debe de decir, porque en la coalici¨®n funciona, desde siempre, una subordinaci¨®n voluntariamente asumida m¨¢s que impuesta. Eso qued¨® claro cuando a nuestra propuesta de autonom¨ªa pol¨ªtica se plante¨® una contrapropuesta en la que de forma ret¨®rica se afirma que 'nosotros no somos nadie para discutir las diferentes formas de lucha que el pueblo se va dando a s¨ª mismo'. Eso tiene una interpretaci¨®n ben¨¦vola que se define en la actitud 'ellos ya sabr¨¢n lo que est¨¢n haciendo'. Otegi habl¨® en un primer momento a t¨ªtulo personal pero cuando se elabora la respuesta pol¨ªtica 'oficial', lo ¨²nico que qued¨® claro es que la direcci¨®n de la coalici¨®n no iba a dimitir ni a poner los cargos a disposici¨®n como consecuencia de la derrota electoral. Eso quiere decir que el mensaje se mantiene, pero lo dram¨¢tico es que ese mensaje no es v¨¢lido. Batasuna intenta mantenerse sin un mensaje pol¨ªtico para la sociedad vasca.
P. Pero Otegi parec¨ªa la esperanza blanca en la tregua.
R. Otegi ten¨ªa muchas condiciones para haber ejercido un papel, salvadas las diferencias, de Gerry Adams. Ten¨ªa credibilidad, despert¨® entusiasmo dentro y fuera de la izquierda abertzale. ?l no fue el responsable ¨²nico de la ruptura de la tregua porque de eso muchos lo fueron (Oreja, el PP, HB, y por supuesto ETA), pero s¨ª tiene una responsabilidad individual, por que no supo preservar aquella imagen. ?l opt¨® por la fidelidad a su entorno. Y es que el entorno abertzale es un ¨¢mbito muy cerrado.
P. ?Otegi es un reh¨¦n de ETA?
R. No, en absoluto. Creo que ha tomado una opci¨®n personal y libre de la que yo no participo, pero nadie le obliga.
P. ?l ha promovido la campa?a para que los diputados de Aralar devolvieran el esca?o. No s¨¦ si le intimidan esas estrategias de presi¨®n.
R. En absoluto, porque ya he sufrido otras muchas de corte parecido. Los argumentos que se han utilizado para desprestigiar a Aralar son ideol¨®gicamente pobres y dial¨¦cticamente miserables. Aunque por supuesto nunca entran a discutir nuestras ideas.
P. Lo peor es que a esa militancia silenciosa no parece moverle a reflexi¨®n la 'inadmisible intromisi¨®n de ETA en la izquierda abertzale' que usted ha denunciado tantas veces. Es dif¨ªcil entender que el silencio sea la respuesta a tantas muertes.
R. Lo que ocurre es que, en una confrontaci¨®n como la que aqu¨ª existe, funciona una especie de sistema de valores confrontados: el del enemigo y el del miembro del pueblo. Las personas que est¨¢n en Batasuna no admiten ser el mascar¨®n de proa de ninguna banda que est¨¦ causando estragos sino que, para ellos, esa reacci¨®n armada que es ETA constituye una especie de reserva de la fuerza que necesitan para defenderse frente al ataque ajeno. No es que no acepten mi denuncia de la intromisi¨®n de ETA en la izquierda abertzale, es que no se la plantean. Todo ocurre en un mundo cerrado, confrontado con otro mundo con el que no hay di¨¢logo, porque tambi¨¦n desde ese otro mundo se mantienen posiciones de intransigencia, tambi¨¦n cerradas. Por eso los que defendemos, como Aralar, el puente para el di¨¢logo no podemos hacer excepciones con nadie. Aralar est¨¢ en una posici¨®n muy dif¨ªcil porque est¨¢ contra dos sistemas. Pero cuando yo califico de inadmisible la intromisi¨®n de ETA es porque creo que hay que dar primac¨ªa a la acci¨®n pol¨ªtica, porque si no lo que sucede es que es ETA quien toma las decisiones. Por ejemplo, sobre la tregua. Porque si hubo una tregua trampa, tenga por seguro que los primeros enga?ados fuimos nosotros.
P. ?Cree que a ETA le inquieta el nacimiento de Aralar?
R. No lo s¨¦, porque en su ¨²ltima manifestaci¨®n p¨²blica, ETA s¨®lo nos ha dedicado el silencio. Pero en Aralar tenemos muy claro que -partiendo del convencimiento de que ETA sobrevive porque hay un conflicto pol¨ªtico sin resolver- no podr¨ªamos aceptar una victoria pol¨ªtica de ETA, o un condicionamiento pol¨ªtico del futuro por un chantaje de ETA. Porque ser¨ªa peor el remedio que la enfermedad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.