La econom¨ªa de Jap¨®n no est¨¢ para fiestas
La Bolsa de Tokio marca un m¨ªnimo de 16 a?os tras la victoria electoral de la coalici¨®n del primer ministro Koizumi
El mercado japon¨¦s es un aguafiestas. Resulta que el primer ministro m¨¢s popular que Jap¨®n ha tenido en la ¨²ltima d¨¦cada sale reforzado de las elecciones al Senado y la Bolsa de Tokio marca un nuevo m¨ªnimo en 16 a?os, tras caer un 1,85%, y el yen se desvaloriza a 125,15 por d¨®lar, su nivel m¨ªnimo en cuatro meses. El mercado japon¨¦s no es pesimista por naturaleza: s¨®lo recuerda que, a pesar de que la victoria del primer ministro Junichiro Koizumi ha sido celebrada por los japoneses y extranjeros, la econom¨ªa de pa¨ªs est¨¢ al borde de la quiebra.
La producci¨®n industrial de la segunda econom¨ªa del mundo cay¨® un 0,7% en junio con respecto al mes anterior, seg¨²n inform¨® ayer el Gobierno. El retroceso es el cuarto mensual consecutivo y ha duplicado las peores expectativas de los analistas. Para hoy se espera el dato del paro y, seg¨²n 10 expertos encuestados por la agencia Bloomberg, ¨¦ste se disparar¨¢ al 5%. El porcentaje es el m¨¢s alto en Jap¨®n desde que culmin¨® la Segunda Guerra Mundial.
La crisis se agudiza
Las previsiones de que la econom¨ªa japonesa contin¨²e deterior¨¢ndose se refuerzan. Si no hay un giro radical en el modo en que el Ejecutivo japon¨¦s est¨¢ llevando la econom¨ªa, con Koizumi o sin ¨¦l, muchos analistas ya dan por sentado que Jap¨®n, que ya est¨¢ en recesi¨®n (aun cuando no se sepa el dato de crecimiento del segundo trimestre), no saldr¨¢ del atolladero por bastante tiempo. Morgan Stanley Dean Witter ya apuestan por que la divisa japonesa se depreciar¨¢ hasta 135 yenes por d¨®lar en los pr¨®ximos meses y otros estudios prev¨¦n una mayor ca¨ªda de la producci¨®n y m¨¢s desempleo.
El mercado teme que todas las expectativas que Koizumi levant¨® con su programa para reformar y reactivar la econom¨ªa se pinchen como se pinch¨® la gran burbuja financiera que Jap¨®n cre¨® a finales de los ochenta y principios de los noventa. Mil y una vez, Koizumi ha exclamado la palabra kaeyo (cambiemos) en sus discursos. Sin embargo, los analistas ya han comenzado a unir esa plabra a la frase que inmortaliz¨® Giuseppe Tomasi de Lampedusa en El Gatopardo: 'Cambiemos para que nada cambie'.
Cuando asumi¨® el Gobierno en abril pasado, Koizumi arremeti¨® contra la falta de confianza de los inversores extranjeros en los pol¨ªticos japoneses con un plan de reforma que en lo econ¨®mico preve¨ªa acabar con los cr¨¦ditos morosos de la banca japonesa. El Gobierno calcula que los pr¨¦stamos incobrables ascienden a un total de 170 billones de pesetas, pero bancos extranjeros como Goldman Sachs estiman que la cifra real es de en torno a unos 260 billones. El primer ministro tambi¨¦n anunci¨® que iba a reducir la dependencia del Estado de la emisi¨®n de bonos de deuda para financiarse y frenar as¨ª el crecimiento del endeudamiento p¨²blico, que sobrepasa el 130% del PIB japon¨¦s (600 billones de pesetas, seis veces el espa?ol).
Los inversores, seg¨²n los analistas, creen que Koizumi es un reformista y que los ciudadanos japoneses, como lo demostraron en las ¨²ltimas elecciones parlamentarias, est¨¢n listos para el cambio. Sin embargo, dudan de que la maquinaria del Partido Dem¨®crata Liberal (PDL), en el poder desde el fin de la guerra, est¨¦ lista para esa reforma. La desconfianza en el PDL se afianza en un dato: 'Mientras Koizumi hablaba de reducir el d¨¦ficit durante su campa?a electoral', comenta un analista de un banco brit¨¢nico con fuerte presencia en el mercado japon¨¦s, 'la vieja guardia del PDL ya estaba discutiendo un incremento del presupuesto de 3,5 billones de pesetas. Ahora, tras las elecciones, esperamos que lo eleven a seis billones', a?ade.
Las acciones del Grupo Mizuho, el mayor banco japon¨¦s y del mundo por activos, y las de otros grandes bancos japoneses sufrieron ayer un fuerte retroceso en la Bolsa de Tokio ante el creciente temor de los inversores de que el actual primer ministro, como los anteriores, desde Hashimoto en 1998 hasta Mori este a?o, pasando por Obuchi, no logre reducir la deuda ni sanear la banca.
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