Perspectivas econ¨®micas
El Ministro de Econom¨ªa reconoci¨® por segunda vez que la econom¨ªa espa?ola no va tan bien como hab¨ªa previsto y advirti¨® que el a?o que viene el crecimiento no llegar¨¢ al 3%. M¨¢s de la mitad de la rueda de prensa la dedic¨® a explicar que este deterioro se debe a la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa americana y del resto del mundo. Esto es correcto como tambi¨¦n lo era que, cuando la econom¨ªa espa?ola iba bien, el comercio mundial hab¨ªa alcanzado incrementos hist¨®ricos y la econom¨ªa americana viv¨ªa una de las fases expansivas m¨¢s intensa y duradera de toda su historia.
En la medida en que sigamos sin adoptar reformas estructurales que nos permitieran crecer a ritmos significativamente superiores a la media, hace bien el Gobierno en decirnos que, para informarse sobre las perspectivas de crecimiento de la econom¨ªa espa?ola lo mejor es fijarse en lo que pasa fuera. Adem¨¢s, ganaremos en paz interior porque, concentrando nuestra atenci¨®n en la evoluci¨®n de la coyuntura mundial, no tendremos que lamentar que la reforma laboral no ha avanzado nada, o que la de pensiones ha ido para atr¨¢s, o que el endeudamiento p¨²blico aumenta cuanto m¨¢s se proclama el d¨¦ficit cero o que la liberalizaci¨®n de las telecomunicaciones se dedica a bailar dando un paso adelante y dos hacia atr¨¢s. Si aqu¨ª no se hace nada para aumentar el crecimiento es l¨®gico que veamos como los dem¨¢s pueden tirar de nosotros.
Lo que suceda en Europa es lo m¨¢s importante para Espa?a pero, sabiendo que el rumbo de la econom¨ªa europea depende de la americana, el m¨¢ximo inter¨¦s est¨¢ en lo que vaya a suceder al otro lado del Atl¨¢ntico. Y aqu¨ª empieza el problema, porque no hay acuerdo entre los economistas sobre las perspectivas de la econom¨ªa americana. La mayor¨ªa es optimista y piensa que el a?o que viene se producir¨¢ la recuperaci¨®n. Entre sus argumentos destacan el buen comportamiento del consumo y la inversi¨®n en vivienda o la reducci¨®n de los inventarios. Pero, sobre todo, la esperanza de los optimistas se basa en una fe ciega en los efectos de la pol¨ªtica monetaria. Sus efectos no han llegado pero se conf¨ªa en que llegar¨¢n. La reducci¨®n de impuestos tambi¨¦n ayudar¨¢ y, finalmente, no hay signos de inflaci¨®n que pongan en peligro la recuperaci¨®n.
Los pesimistas son una minor¨ªa, pero sus argumentos son tan s¨®lidos como los de los optimistas: la econom¨ªa americana ha vivido por encima de sus medios, creando una burbuja que ha provocado un exceso en gastos de capital y consumo. Los precios de las acciones contin¨²an siendo altos y el efecto de riqueza negativo est¨¢ por llegar. La pol¨ªtica monetaria ha mostrado ser in¨²til y, si se juega con fuego, el d¨®lar podr¨ªa derrumbarse y complicar a¨²n m¨¢s las posibilidades de recuperaci¨®n en el corto plazo. El desequilibrio que muestra el d¨¦ficit corriente y el endeudamiento de familias y empresas debe ser corregido antes de que pueda comenzar una recuperaci¨®n intensa. Esto va para largo.
De momento, los pesimistas han acertado dos veces. Hace un a?o, cuando todo el mundo celebraba que la econom¨ªa americana estaba creciendo al 5% despu¨¦s de m¨¢s de ocho a?os de expansi¨®n ininterrumpida, los pesimistas advirtieron que ese crecimiento no era sostenible. Desde entonces, la econom¨ªa americana ha crecido en torno al 1%. Y al inicio de este a?o, mientras la mayor¨ªa optimista pronosticaba que las rebajas de tipos de Greenspan provocar¨ªan un rebote r¨¢pido de la econom¨ªa americana, un cambio en forma de V, los pesimistas dec¨ªan que la recuperaci¨®n tomar¨ªa la forma de una U. Ahora, cuando la recuperaci¨®n no se ha producido todav¨ªa, los optimistas defienden la U mientras que los pesimistas hablan de una L, de un ajuste que llevar¨¢ bastante tiempo.
A la hora de elegir entre economistas, apostar por la mayor¨ªa no garantiza nada pues, como hemos visto, la mayor¨ªa se ha equivocado ya dos veces a lo largo del ¨²ltimo a?o. Pero tampoco es seguro que los pesimistas vayan a acertar esta vez por el s¨®lo hecho que hayan acertado en el pasado. Como avisan los folletos de productos de inversi¨®n, los resultados pasados no garantizan los mismos resultados para el futuro. Es una situaci¨®n de esas que irritaban tanto a Gorbachov: 'Mis asesores econ¨®micos dicen cosas contradictorias pero hay uno que tiene raz¨®n. El problema es que no se cu¨¢l es'.
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