La C¨¢mara de EE UU aprueba la explotaci¨®n petrol¨ªfera de la reserva natural de Alaska
Ecologistas y dem¨®cratas afirman que el plan de Bush destruir¨¢ el enclave natural
Fue un debate largo, de 14 horas, y muy apasionado. Las fronteras entre republicanos y dem¨®cratas se rompieron, hubo deserciones en ambos bandos y result¨® decisiva la presi¨®n del potente sindicato Teamsters sobre algunos diputados que dudaban. Teamsters apoya la perforaci¨®n en el refugio de Alaska porque considera prioritaria la creaci¨®n de puestos de trabajo.
Tras la votaci¨®n, efectuada a medianoche con el resultado de 240 a favor y 189 en contra, la Casa Blanca inform¨® de que el presidente estaba satisfecho. Bush asegura que su plan promueve a la vez la conservaci¨®n y la exploraci¨®n; porque, seg¨²n ¨¦l, la tecnolog¨ªa de las grandes compa?¨ªas petroleras permite extraer crudo sin efectos sobre el entorno. El argumento de los pozos limpios es relativamente s¨®lido. Pero Bush y la industria son menos convincentes cuando explican c¨®mo construir las carreteras y oleoductos necesarios sin alterar el equilibrio ambiental.
De acuerdo con lo aprobado, las perforaciones deber¨ªan realizarse en un ¨¢rea de 810 hect¨¢reas, s¨®lo una peque?a parte del refugio, cuya extensi¨®n total es de 8,7 millones de hect¨¢reas. La zona afectada es utilizada por los carib¨²s para aparearse y guarda unas reservas de petr¨®leo estimadas en 16.000 millones de barriles. Bush ha preferido pasar por alto los h¨¢bitos reproductivos del carib¨² y agitar dos banderas muy vistosas para el ciudadano estadounidense: la seguridad nacional (el petr¨®leo de Alaska equivale a 70 a?os de importaciones procedentes de Irak) y el bolsillo del automovilista (aumentar la extracci¨®n dom¨¦stica permitir¨¢ reducir el precio de la gasolina).
La mayor¨ªa de la poblaci¨®n de Alaska apoya la extracci¨®n de petr¨®leo, porque supondr¨ªa prosperidad a corto plazo. Don Young, diputado republicano por Alaska, descalific¨® a quienes rechazaban el plan de Bush con el argumento de que no conoc¨ªan la regi¨®n y sus necesidades. 'Intentan privarnos de los beneficios de nuestro petr¨®leo', afirm¨®. Los dem¨®cratas, por su parte, alegaron que la perforaci¨®n dejar¨ªa 'cicatrices permanentes' sobre 'una catedral de la naturaleza'. Incluso las nietas de Dwight Eisenhower, el presidente que cre¨® la zona protegida, expresaron p¨²blicamente su rechazo al desembarco de la industria: 'El refugio es un lugar que debe permanecer', dijeron.
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