La Intifada palestina y la estrategia israel¨ª
Mientras los diplom¨¢ticos y los expertos en Oriente Pr¨®ximo se preguntan c¨®mo pueden reanudarse alguna vez las negociaciones de paz tras el colosal fracaso del proceso de Oslo, que dur¨® siete a?os, mientras el sufrimiento de los palestinos despierta la preocupaci¨®n general, los expertos en seguridad de todas partes se muestran fascinados por el extraordinario ¨¦xito de los israel¨ªes a la hora de reducir al m¨ªnimo el n¨²mero de bajas. Las fr¨ªas estad¨ªsticas contradicen la cobertura en televisi¨®n de las matanzas y los bombardeos, siempre tan dram¨¢tica: en los 10 meses transcurridos desde que estallara la violencia el 29 de septiembre de 2000, un total de 135 soldados y civiles israel¨ªes han sido asesinados, muchos menos que los que murieron en las carreteras durante el mismo periodo y un n¨²mero sorprendentemente reducido si tenemos en cuenta la verdadera magnitud de la violencia. Por ejemplo, ha habido 4.914 incidentes de tiroteos iniciados por los palestinos, la mayor¨ªa de ellos contra soldados israel¨ªes que montaban guardia en puestos avanzados o que patrullaban en sus veh¨ªculos, pero tambi¨¦n contra civiles. En lo que se refiere a los da?os f¨ªsicos a infraestructuras p¨²blicas o propiedades privadas, han sido insignificantes, mientras que ni uno solo de los asentamientos jud¨ªos en Cisjordania y Gaza ha tenido que ser evacuado, ni siquiera los m¨¢s peque?os y aislados.
Una raz¨®n para el fracaso de la ofensiva de Arafat es que los israel¨ªes estaban preparados
Enemigos armados
Con menos de 400 activistas armados en su momento ¨¢lgido, el IRA Provisional convirti¨® el norte de Irlanda en una zona de guerra y peri¨®dicamente organiz¨® importantes atentados en la propia Gran Breta?a. Los israel¨ªes se enfrentan a cien veces m¨¢s enemigos armados: Yasir Arafat tiene aproximadamente 35.800 militares uniformados en sus fuerzas oficiales, sin contar la milicia Tanzim de su partido, Al Fatah; y luego est¨¢n los elementos armados del movimiento fundamentalista Ham¨¢s, de la Yihad Isl¨¢mica, y del Frente Popular laico, as¨ª como los agentes de Hezbol¨¢, enviados desde L¨ªbano. En Argelia o Sri Lanka, donde el n¨²mero de guerrilleros y terroristas es comparable, miles de soldados, polic¨ªas y civiles son asesinados cada a?o, con un n¨²mero de v¨ªctimas diario que en algunos casos supera el total de bajas israel¨ªes a lo largo de 10 meses de violencia armada.
?sa es la raz¨®n de que ya no sean las t¨¢cticas de combate a¨¦reo de las Fuerzas A¨¦reas israel¨ªes o la capacidad de maniobra de los carros de combate israel¨ªes lo que llama la atenci¨®n de los profesionales, como en los a?os setenta y ochenta, sino el sistema de seguridad que entr¨® en acci¨®n inmediatamente despu¨¦s de que los hombres de Arafat empezaran a disparar sobre las cabezas de los j¨®venes que arrojaban piedras el 29 de septiembre de 2000. En un mundo en el que hasta los Gobiernos impecablemente democr¨¢ticos se enfrentan a ataques terroristas, es m¨¢s que la simple curiosidad fr¨ªvola lo que induce a intentar descubrir los secretos del ¨¦xito israel¨ª. La informaci¨®n disponible p¨²blicamente nos permite vislumbrar fascinantes fragmentos de toda la verdad. Por ejemplo, el sitio en Internet de RAFAEL, el palad¨ªn de m¨¢s alta tecnolog¨ªa de la industria de defensa israel¨ª, anuncia nuevos modelos para la 'guerra de baja intensidad', incluyendo globos de vigilancia a gran altitud equipados con telescopios, que pueden explicar por qu¨¦ es posible asesinar desde lejos con misiles, y por el momento sin errores, a los jefes de los terroristas que se desplazan en coche en medio del resto del tr¨¢fico, como confirman fuentes palestinas. Los detectores electr¨®nicos que se muestran en la p¨¢gina de Internet servir¨ªan incluso para explicar c¨®mo 94 artefactos explosivos -que podr¨ªan haber multiplicado el total de 49 israel¨ªes muertos hasta el momento a causa de las bombas - fueron descubiertos antes de que hicieran explosi¨®n, o en otro caso fueron detonados prematuramente matando a los que los montaban (s¨®lo esta semana seis de ellos, cerca de Nabl¨²s). El comando israel¨ª especializado cuyos miembros van vestidos a la manera ¨¢rabe ('Duvdevan' = cereza) para matar a los terroristas mientras pasean en la aparente seguridad de las ciudades palestinas, no los encuentra s¨®lo porque los localicen por casualidad en medio de la muchedumbre. Todos los d¨ªas, las fotograf¨ªas de prensa muestran claramente que algunos soldados israel¨ªes -los que montan guardia en los puestos avanzados atacados con m¨¢s frecuencia- llevan unas bolsas muy raras encima de los cascos, mientras que todos los soldados y polic¨ªas llevan invariablemente los caracter¨ªsticos chalecos antibalas de combate a pesar de las temperaturas extremas del verano en Oriente Pr¨®ximo, pero sin se?ales aparentes de estar postrados por el calor.
Puede que esto parezcan microdetalles t¨¦cnicos, pero no carecen de importancia en la pol¨ªtica general del conflicto, porque cuando los hombres de Arafat empezaron a disparar hace 10 meses -al principio por encima de las cabezas de los j¨®venes que lanzaban piedras- su prop¨®sito evidente era desencadenar un movimiento hostil a la guerra dentro de la sociedad israel¨ª, asesinando al mayor n¨²mero posible de soldados. Casi todos son j¨®venes reclutas, con padres obligadamente ansiosos. Una de las razones por las que 3.904 de estos ataques, en los que se dispararon m¨¢s de 100.000 balas, s¨®lo mataron a 15 soldados fue que los francotiradores israel¨ªes equipados con otro poquito de alta tecnolog¨ªa mataban a cualquiera que disparara con punter¨ªa. Otra raz¨®n, m¨¢s importante, es el equipo de protecci¨®n tan bueno que llevan las tropas, incluidos unos veh¨ªculos todoterreno con blindaje ligero avanzado que habr¨ªan venido muy bien a los Carabinieri en los altercados de G¨¦nova durante la reuni¨®n del G-8, y un equipo de fortificaciones m¨®viles extraordinario, que no se hab¨ªa visto antes.
Pero una raz¨®n de mucho m¨¢s peso para el fracaso de la ofensiva de Arafat -no las bombas en el interior de Israel lanzadas por sus competidores fundamentalistas, sino su ataque intencionado contra las tropas de ocupaci¨®n israel¨ªes y los asentamientos jud¨ªos- fue que los israel¨ªes estaban totalmente preparados para ella. A pesar de la abrupta transici¨®n desde las elevadas esperanzas de paz hasta el estallido de la violencia armada, no hubo sorpresa, ni conmoci¨®n, ni confusi¨®n. A primera vista, los servicios secretos israel¨ªes, bien el servicio de seguridad civil Shabak, o Aman, el servicio secreto militar, o ambos, pueden atribuirse el m¨¦rito de haberse anticipado a las jugadas de Arafat. Pero fue mucho m¨¢s que eso: cuando empezaron los tiroteos, cientos de unidades individuales del Ej¨¦rcito y la polic¨ªa desplegadas a lo largo de la franja de Cisjordania y Gaza ya estaban en situaci¨®n de m¨¢xima alerta, todo el personal llevaba ya en todo momento cascos y blindaje, todas las redes de radio y datos estaban ya en marcha, todas las patrullas a pie y m¨®viles estaban en acci¨®n, como si estuvieran en pleno combate. Eso no se podr¨ªa haber conseguido si se hubieran limitado a transmitir la alarma en el ¨²ltimo momento; se necesita toda la secuencia de instrucciones preliminares, ¨®rdenes de confirmaci¨®n, controles de obediencia e inspecciones del mando. Es evidente que s¨®lo una decisi¨®n pol¨ªtica al m¨¢s alto nivel pudo haber puesto en marcha toda la maquinaria.
Arafat ataca a Mofaz
Eso descarta la posibilidad de que las ¨®rdenes provinieran en ¨²ltima instancia de Shaul Mofaz, el militar de m¨¢s alto rango del pa¨ªs como jefe del Estado Mayor. Desde el pasado mes de octubre, Arafat ha estado atacando a Mofaz de forma personal y feroz, como jam¨¢s hab¨ªa atacado antes a ning¨²n general israel¨ª, pero cuando culpa a Mofaz de lo que las fuerzas israel¨ªes han estado haciendo a sus hombres, se equivoca de cabo a rabo. El general de divisi¨®n Mofaz (Israel no tiene generales de cuatro estrellas en su reducida y comprimida jerarqu¨ªa) sin duda se ha comportado como un oficial competente, pero la pol¨ªtica la decide por encima de ¨¦l el ministro de Defensa civil y, adem¨¢s, su prioridad m¨¢s importante ha sido mantener a las Fuerzas Armadas centradas en su verdadera misi¨®n. ?sta no consiste en luchar contra la chusma de Arafat, o contra chicos que arrojan piedras, y ni siquiera contra los terroristas que son fundamentalmente responsabilidad del Shabak y la polic¨ªa, sino en prepararse para una guerra total en el caso de una ruptura generalizada de la estabilidad regional, e incluso para un ataque pan¨¢rabe combinado. Mientras Arafat se imagina a Mofaz maquinando nuevas y diab¨®licas tretas contra sus hombres, ¨¦ste se dedica en realidad a hacer malabarismos con el personal activo y de reserva y los reducidos presupuestos para garantizar que el Ej¨¦rcito, las Fuerzas A¨¦reas y la Armada siguen entren¨¢ndose intensamente para operaciones a gran escala contra ej¨¦rcitos regulares, y al mismo tiempo desarrollar sistemas anti-misiles contra los cohetes de Hezbol¨¢ y los misiles bal¨ªsticos de Ir¨¢n y Siria. Incluso ahora, a pesar de toda la acci¨®n en Cisjordania y Gaza, los israel¨ªes est¨¢n utilizando tan s¨®lo una parte de sus recursos humanos y financieros para contener la Intifada y el trabajo de Mofaz consiste en hacer que las cosas sigan as¨ª.
El papel de Barak
Pero si Mofaz no pudo transmitir ni transmiti¨® las cruciales ¨®rdenes que evitaron la cat¨¢strofe, ?qui¨¦n lo hizo? Su superior, naturalmente, el ministro de Defensa en aquel momento, que casualmente tambi¨¦n era el primer ministro, el mismo Ehud Barak que apost¨® su carrera pol¨ªtica en un ¨²ltimo esfuerzo por alcanzar un acuerdo global con Arafat, el mismo Barak que segu¨ªa intentando negociar un tratado de paz incluso despu¨¦s de Camp David, e incluso despu¨¦s de que los soldados de Arafat hubieran empezado a disparar en octubre. Lo que explica la paradoja no es la duplicidad, sino m¨¢s bien la dif¨ªcil situaci¨®n existencial de Israel que obliga a los simples pol¨ªticos a actuar como jefes de Estado. Hasta el rechazo en Camp David, Barak estaba personalmente convencido de que Arafat quer¨ªa la paz. El general de brigada Amos Gilead, principal analista del servicio secreto militar, estaba igual de seguro de que sus datos demostraban que Barak estaba equivocado, y predijo tanto la negativa de Arafat en Camp David como su recurso posterior a la violencia. El primer ministro Barak estaba extremadamente irritado con el general de Brigada Gilead, pero el ministro de Defensa Barak no ten¨ªa informaci¨®n que le contradijera y, por consiguiente, no destituy¨® de su cargo al general ni ocult¨® sus c¨¢lculos pesimistas. Circularon de la forma habitual hasta llegar a todos los cuarteles generales de las fuerzas supremas militares, policiales y de seguridad, y a trav¨¦s de ellos hasta todas las unidades operativas, cuyos comandantes reaccionaron debidamente tomando las precauciones que impidieron un desastre sangriento el pasado octubre.
Sin embargo, el sistema de seguridad de Israel, tan interesante y t¨¦cnicamente admirable, no hace que la paz est¨¦ m¨¢s cerca. Por el contrario, puesto que realiza una labor tan buena a la hora de limitar los da?os, est¨¢ haciendo que el conflicto indefinido parezca m¨¢s tolerable y que cualquier retirada de los territorios ocupados parezca menos necesaria.
Edward N. Luttwak es miembro directivo del Centro de Estudios Internacionales y Estrat¨¦gicos de Washington.
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