El m¨¢s grande
Edmonton confirma a Maurice Greene como el mejor especialista en la historia de los 100 metros
La apabullante victoria de Maurice Greene en la final de 100 metros dej¨® al descubierto una carencia intolerable en la Federaci¨®n Internacional de Atletismo. Nadie se tom¨® el trabajo de estudiar el trabajo desde el punto de vista biom¨¦canico, con las mediciones de rigor cada diez metros, necesarias para observar la curva de velocidad de los atletas. A la magnitud del Mundial no se corresponden detalles necesarios para diseccionar carreras como la de Greene. Nunca se sabr¨¢ con exactitud si los parciales del velocista norteamericano estaban por debajo del r¨¦cord del mundo (9,79 segundos) hasta que sufri¨® dos latigazos seguidos, primero en el cu¨¢driceps, despu¨¦s en la pantorrilla. Greene not¨® el primer tir¨®n al paso por los 80 metros. El segundo le sobrevino en la parrilla, en un instante cr¨ªtico porque Tim Montgomery ven¨ªa a todo trapo. Ya corri¨® con una protecci¨®n en la r¨®tula izquierda, de la que lleva lesionado toda la temporada. 'No iba a dejar que nada me detuviera', declar¨® el campe¨®n estadounidense, obsesionado con erigirse en el mejor velocista de la historia.
Despu¨¦s de la carrera se hablaba menos de la marca y hasta de la lesi¨®n que del significado de la victoria de Greene. Acababa de a?adir su tercer Mundial consecutivo a su medalla de oro en Sydney y al r¨¦cord del mundo que conquist¨® hace dos a?os en Atenas. Por lo tanto, Greene se siente un leg¨ªtimo aspirante al trono hist¨®rico. 'Quiero que me conozcan como el mejor sprinter de todos los tiempos', declar¨® despu¨¦s de la carrera. Las comparaciones est¨¢n abiertas: a un lado, Jessee Owens; al otro, Carl Lewis. Se pod¨ªa agregar a Bob Hayes, el campe¨®n ol¨ªmpico en Tokio, pero su carrera fue demasiado corta. Prefiri¨® los d¨®lares de los Cowboys de Dallas que cultivar su leyenda en el atletismo.
Owens fue m¨¢gico en los a?os 1935 y 1936. En Ann Arbour, bati¨® cinco r¨¦cords del mundo en dos d¨ªas. Un a?o despu¨¦s gan¨® cuatro medallas de oro en los Juegos de Berl¨ªn. No pudo continuar. Una vez acabado su periodo universitario se retir¨® del atletismo. El profesionalismo estaba prohibido. Carl Lewis gan¨® dos veces el campeonato del Mundo (1983 y 1991), o tres si se cuenta la descalificaci¨®n de Ben Johnson en Roma 87. Adem¨¢s de r¨¢pido, era vers¨¢til -gan¨® cuatro medallas de oro en salto de longitud entre 1984 y 1996- y ten¨ªa un estilo impecable. Alto, bastante ligero, Lewis estaba en las ant¨ªpodas del modelo actual de velocistas: culones, compactos, de estatura media -Greene mide 1,75 metros-, sobremusculados, potentes hasta grados insospechados y poco pendientes de la est¨¦tica. Son m¨¢quinas que golpean y rebotan.
Greene es la cima del velocista actual en todos los aspectos. No s¨®lo por sus marcas, entre las que dispone de las tres mejores de la historia (9,79s, 9,80 y 9,82). Tambi¨¦n por su forma de correr y por su actitud inclemente en la pista. No siente miedo, desaf¨ªa, supera a sus adversarios por veloz y por intenso. Jam¨¢s ha fallado en una gran competici¨®n desde 1997. Hasta entonces era uno m¨¢s entre las decenas de buenos balines americanos. Pero cuando se traslad¨® desde Kansas City -su ciudad natal- a Los ?ngeles para ponerse en manos de John Smith, su trayectoria cambi¨® definitivamente. Un atleta que encontraba dificultades para bajar de 10,20 segundos se transform¨® en el hombre m¨¢s r¨¢pido del mundo. Gan¨® el Mundial de Atenas 97, repiti¨® en Sevilla 99, gan¨® los Juegos de Sydney, venci¨® el domingo. Y de qu¨¦ manera.
Si no se hubiera visto afectado por los dos tirones, puede asegurarse que Greene habr¨ªa dejado el r¨¦cord mundial en una marca alrededor de 9,75 segundos. Nunca se sabr¨¢ por la indigencia de la organizaci¨®n y de la IAAF, que no se preocuparon de analizar la carrera como deb¨ªan. Greene est¨¢ convencido de que habr¨ªa barrido el r¨¦cord. 'Si Mo no hubiera sentido el dolor, no s¨¦ qu¨¦ clase de r¨¦cord habr¨ªamos visto', declar¨® su compa?ero Jon Drummond. John Smith, su entrenador, tambi¨¦n fue contundente: '?9,75? Quiz¨¢ mejor que eso'. Despu¨¦s de la carrera, recibi¨® elogios de todas partes. El brit¨¢nico Dwain Chambers, quinto en la final con 9,99s, no dud¨® en proclamarle 'mejor velocista de la historia'. Mike Powell, plusmarquista mundial de salto longitud, se situ¨® del mismo lado. 'Maurice es claramente el mejor atleta que han dado los 100 metros, s¨®lo hace mirar a sus ¨¦xitos y al n¨²mero de veces que ha bajado de 10 segundos (m¨¢s de 30 veces). Sin embargo, creo que Carl Lewis ha sido el mejor atleta de todos los tiempos'.
Nada detiene a Greene. ?Qu¨¦ se puede decir de un hombre que gan¨® casi cojo? No era teatro. Horas despu¨¦s lleg¨® a su hotel con toda la corte de John Smith. Apenas hab¨ªa gente en el vest¨ªbulo y no hac¨ªa falta fingir. Greene arrastraba su pierna izquierda, r¨ªgida. Tuvo que sentarse sobre una peque?a mesa para amortiguar el dolor, mientras ve¨ªa las im¨¢genes de la carrera en un televisor. Poco despu¨¦s subi¨® a su habitaci¨®n acompa?ado por Tim Layden, periodista de Sports Illustrated. A ¨¦l le confes¨® que no correr¨¢ ni la prueba de 200 ni el relevo 4x100. Posiblemente, Mo Greene ha dado por terminado el a?o.
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