Bush impone nuevas limitaciones a la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre
El presidente crea un Comit¨¦ de Bio¨¦tica que ser¨¢ presidido por un ultraconservador
'Al pensar en esta cuesti¨®n se me planteaban dos preguntas fundamentales. Primero: ?son vida los embriones congelados y por lo tanto algo preciado que hay que conservar? Y segundo: si van a ser destruidos de todas formas, ?no podr¨ªan ser utilizados para un prop¨®sito m¨¢s importante, para una investigaci¨®n que tiene el potencial de salvar y mejorar las vidas de otros?'. Fueron 11 minutos de dilema ¨¦tico en directo en todas las cadenas de televisi¨®n, desde su rancho de Crawford (Texas), en un formato que suele reservarse para anunciar crisis o bombardeos. Bush adelant¨® su decisi¨®n, prevista para finales de agosto, con el fin de evitar mayores disensiones entre los republicanos y en el propio Gobierno, muy dividido sobre la cuesti¨®n.
Las c¨¦lulas madre se extraen de embriones y tienen la posibilidad de transformarse, mediante cultivo, en cualquier tipo de tejido adulto (piel, hueso, neuronal, etc¨¦tera). Albergan el potencial de curar la diabetes, el Alzheimer o el Parkinson.
En agosto del a?o pasado, el entonces presidente Bill Clinton encontr¨® una formula ambigua para satisfacer a cient¨ªficos y antiabortistas: el Gobierno no financiaba la destrucci¨®n de embriones pero permit¨ªa utilizar fondos p¨²blicos para experimentos sobre c¨¦lulas madres descartadas en cl¨ªnicas de fertilidad privadas.
Propuesta m¨¢s restrictiva La propuesta de Bush es m¨¢s restrictiva. La investigaci¨®n federal s¨®lo podr¨¢ trabajar sobre los 60 grupos de c¨¦lulas madre ya cultivados. 'Los fondos p¨²blicos se utilizar¨¢n con estos grupos, donde ya se ha tomado la decisi¨®n de vida o muerte', dijo Bush. 'Esto nos permite explorar las posibilidades de las c¨¦lulas madre sin cruzar una frontera moral fundamental, la de proporcionar dinero de los contribuyentes para la destrucci¨®n de embriones humanos que tienen el potencial de la vida'.
Bush anunci¨® un Comit¨¦ de Bio¨¦tica que presidir¨¢ el doctor Leon Kass, un experto conocido por sus tesis conservadoras. La decisi¨®n tiene gran trascendencia porque casi el 90% de los fondos proceden de los Institutos Nacionales de Salud, entidades p¨²blicas.
La soluci¨®n de compromiso genera alivio y malestar. 'Esto es moralmente inaceptable: el Gobierno federal por primera vez en la historia apoyar¨¢ una investigaci¨®n basada en la destrucci¨®n de seres humanos indefensos, para el posible beneficio de otros', dice el arzobispo Joseph Fiorenza, presidente de los obispos cat¨®licos.
Muchos republicanos, incluido el muy conservador Comit¨¦ Pro Vida del Congreso, aplaudieron la decisi¨®n: 'Lamentamos la muerte de los embriones que ya han sido fuente de los grupos de c¨¦lulas madre, pero estamos encantados de que el presidente evite que el Gobierno tome parte en nuevas destrucciones con fines terap¨¦uticos'.
La comunidad cient¨ªfica se lo tom¨® con escepticismo. Esperaba algo peor. 'Por lo menos permite alg¨²n tipo de investigaci¨®n federal sobre c¨¦lulas madre', dijo la investigadora Diane Kreuss, de la Universidad de Yale 'Ser¨¢ bueno para algunos prop¨®sitos, pero muy limitado'.
Los cient¨ªficos estadounidenses apenas reconocen la existencia de una docena de cultivos de c¨¦lulas madre: el resto estar¨ªa repartido por Australia, Singapur, India, Israel y Suecia. Auguran una dif¨ªcil colaboraci¨®n con las entidades privadas que han patentado comercialmente estas c¨¦lulas.
Seg¨²n los Institutos Nacionales de la Salud, los embriones deber¨¢n proceder de parejas que dieron su consentimiento y no recibieron dinero. S¨®lo se permitir¨¢n embriones sobrantes de los procesos de fertilizaci¨®n y reproducci¨®n asistida.
El premio Nobel de medicina Harold Varmus, director de los Institutos Nacionales de la Salud cuando se descubri¨® el potencial de estas c¨¦lulas en 1998, asegura que limitar los grupos que se pueden investigar no tendr¨¢ sentido si se generaliza su uso: 'Las c¨¦lulas madre no durar¨¢n siempre. Quiz¨¢ no posean las cualidades que queremos o no haya bastantes'.
Algunos personas directamente interesadas en las posibilidades curativas y que hicieron campa?a contra de las restricciones manifestaron su malestar. Christopher Reeve, actor parapl¨¦jico tras caer de un caballo, dijo que 'la decisi¨®n retrasar¨¢ el progreso de la ciencia m¨¦dica'. Para otro actor, Michael J. Fox, que padece Parkinson, 'nos ha puesto en la rampa de despegue, pero hay dudas sobre el combustible'.
La decisi¨®n de Bush tendr¨¢ repercusiones en el sector privado. Ayer bajaron las acciones de las biotecnol¨®gicas. A principios de mes, la C¨¢mara de Representantes aprob¨® un proyecto de ley que proh¨ªbe la clonaci¨®n terap¨¦utica.
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