La aut¨¦ntica distinci¨®n
A m¨ª se me llevan no ya 14 obras maestras, sino el carn¨¦ de socia honoraria del club de fans de Russell Crowe que tengo enmarcado en el pasillo, y me precipito desde lo alto de La Pedrera despu¨¦s de haber dado una rueda de prensa multitudinaria para chingarme en la madre de los facinerosos. Pero las Koplowitz andan sobradas de clase, y como la hermana de Esther va mucho a Lourdes a hacer obras del arte de la caridad, Dios, que es generoso y presidente del jurado, premia a la una con Goyas por las actuaciones de la otra.
Estilo, es lo que nos falta a muchos. Por eso me enternece la gente que trata de superarse, y que aprovecha las oportunidades de la vida para trabajarse el refinamiento. Ello es el motivo del respeto con el que abordo las vacaciones de los Aznar en Menorca. No hay nada como las islas para mejorar. Quienes siguen estas cr¨®nicas veraniegas desde hace a?os recordar¨¢n que yo misma me mundanic¨¦, dentro de lo que cabe y sin comparaci¨®n, gracias a que este peri¨®dico me pag¨® un par de estancias en Palma de Mallorca. Por eso comprendo el af¨¢n de sofisticaci¨®n que ha llevado a la segunda familia de Espa?a a su actual destino de reposo. Porque no es lo mismo darte tironcillos del el¨¢stico del ba?ador, con el consiguiente plip-plap sobre nalga, mientras tomas el sol en la cubierta de una embarcaci¨®n o yate que surca el Mediterr¨¢neo, que hacerlo cuando abandonas la arena de Oropesa con toda la zaplanada alrededor sacudi¨¦ndosela (la arena). Navegar, eso s¨ª que da lustre, aunque ya no sea como antes, que lo m¨¢s que pod¨ªas encontrarte en el agua era un salmonete o una botella con mensaje; ahora se nos est¨¢n poniendo perdidas las costas de cad¨¢veres africanos, y el ancestral grito de '?Hombre al agua!' ha sido sustituido por un '?Inmigrante en el agua!' que desluce el noble deporte de la navegaci¨®n.
'Hace falta un mont¨®n de clase para que te roben lo que a ella y que no te d¨¦ el hist¨¦rico'
Del p¨¢del al golf: he aqu¨ª otro peque?o paso para la Humanidad pero un gran paso para el hombrecito, y adem¨¢s c¨®modo, dado que uno puede ir buscando los ojos (o lo que sea que hacen en el llamado green) en confortable carricoche. La zancada definitiva la dar¨¢ el presidente cuando se decida a llevarse, m¨¢s que la obra de los poetas para leer durante su merecido asueto, a los propios poetas para que le reciten sus versos. Cosa que podr¨ªa ocurrir, porque ya saben que Aznar, o al menos eso se coment¨® en Madrid con insistencia, gusta de organizar veladas po¨¦ticas en La Moncloa, con asistencia de algunos vates que acud¨ªan con sus nuevos poemas para que un rapsoda, tambi¨¦n invitado, las recitara despu¨¦s de cenar.
Me daban mucho morbo a m¨ª esas veladas, sobre todo imaginando al presidente sentado en un sill¨®n noble, una especie de trono lo bastante alto para que a ¨¦l le colgaran los pies, y escuchando declamar al rapsoda con un aire de concentraci¨®n, para, al final, aplaudir mostrando su aprobaci¨®n o bien, en el caso contrario, dirigir su pulgar hacia abajo, en gesto inequ¨ªvoco de descontento. Supondr¨ªa un gran avance en el refinamiento que la pr¨®xima vez que los Aznar viajen a Menorca, don Jos¨¦ Mar¨ªa lo haga con un poeta sujeto como un pan bajo el sobaco. Tal como est¨¢ el oficio, de mal pagado, m¨¢s de uno se lo agradecer¨ªa.
Por otra parte, el cambio de escenario tiene que servir tambi¨¦n, no me cabe la menor duda y no me cabe el ba?ador del a?o pasado, porque esto de escribir sentada me incita a fondear; tiene que servir tambi¨¦n, dec¨ªa, para que los componentes del equipo de seguridad de la familia presidencial cobren tambi¨¦n una p¨¢tina de distinci¨®n memorable. A fuerza de acudir en su tiempo libre a las refinadas discotecas menorquinas, digo yo que los agentes que protegen a nuestro pr¨®cer aprender¨¢n a aspirar a un h¨¢lito de vida superior. No olviden que, en los principios del mandato socialista, los escoltas de Alfonso Guerra se convirtieron en aut¨¦nticos expertos en Mahler, hasta el punto de que hubo uno que enloqueci¨® y quiso que le presentaran al finado m¨²sico para decirle cuatro cosas.
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