San Sebasti¨¢n se vuelca como nunca en el inicio de su Semana Grande

No hay nadie en San Sebasti¨¢n que no se sepa la marcha de Sarriegui. Pero, en cambio, existen muchos donostiarras incapaces de entonar la canci¨®n con la que arranca la Semana Grande. Incluso entre los 50 tambores mayores que protagonizaron ayer el inicio de las fiestas de la ciudad. Todos se sab¨ªan el comienzo: 'Artillero, dale fuego...', pero muchos se trabaron despu¨¦s, eso s¨ª, sin mayores consecuencias. Llegado el momento, despu¨¦s del ca?onazo, nadie lo not¨® entre tantas voces y ganas de fiesta.

El ca?onazo se instaur¨® en 1993. No se puede hablar, por tanto, de tradici¨®n. Pero s¨ª de que, conforme pasan los a?os, la arrancada de la Semana Grande tiene m¨¢s aceptaci¨®n entre los donostiarras. Ayer, a las siete de la tarde, no cab¨ªa un alfiler en Alderdi Eder, un escenario que qued¨® reducido por el vallado que protege el recinto desde donde se lanzan los fuegos artificiales. Era un p¨²blico m¨¢s heterog¨¦neo que el que se re¨²ne cada 19 de enero en la plaza de la Constituci¨®n en la izada de la bandera. Tambi¨¦n m¨¢s sosegado. No asomaban ni botellas de champ¨¢n, ni otras delicias que acompa?an el inicio del d¨ªa grande de la ciudad. 'Nunca podr¨¢ haber la misma tensi¨®n', reconoc¨ªa minutos antes del ca?onazo uno de los 50 tambores mayores.

?l y sus compa?eros han monopolizado el protagonismo de las fiestas donostiarras del a?o 2001, pero todos tienen claro cu¨¢les son las suyas. Empezando por el artillero mayor, Luis Mokoroa. 'San Sebasti¨¢n es una fiesta que se siente mucho m¨¢s, tiene otra tradici¨®n'. Pero opta por la prudencia. 'La Semana Grande es distinta, es una fiesta de verano, para turistas, y hay donostiarras que participan y otros que no. Pero siempre hay que tener ganas de divertirse, hasta en los peores momentos', dice.

No hay nadie sobre la terraza del Ayuntamiento que se salga de este discurso. 'Le han hecho un feo a Sarriegui', bromea una mujer. La respuesta es inmediata: 'Eso nunca'. No se perciben nervios minutos antes del ca?onazo. 'Porque voy vestido [de tamborrero], lo dem¨¢s no tiene ni comparaci¨®n', dice Tas¨ªn Eceiza, de la Pe?a Anastasio. 'El d¨ªa 20 est¨¢s de los nervios y hoy estoy supertranquilo. Para un donostiarra no hay nada m¨¢s grande que el d¨ªa de San Sebasti¨¢n'. En todo caso, ¨¦l estaba ah¨ª, convencido de que pod¨ªa aportar su granito de arena para dar mayor empaque a la convocatoria. 'Puede haber una integraci¨®n. Est¨¢ bien que se intente que sociedades y pe?as participemos m¨¢s de la Semana Grande'.

Todos los protagonistas coincid¨ªan en que simplemente no se pueden comparar ambas fiestas. '?sta', dice otro tambor mayor, 'naci¨® m¨¢s para el turismo, aunque con los a?os se est¨¢ transformando en una semana del pueblo'. Y lanza una autocr¨ªtica: '?Que la gente participe m¨¢s o menos? Tambi¨¦n es verdad que aqu¨ª somos muy fr¨ªos'.

Los fuegos artificiales, los toros, los bailables de Zuloaga, los gigantes y cabezudos o los campeonatos de parch¨ªs gigante no atrapan como las melod¨ªas de Sarriegui. Ni siquiera a los m¨¢s j¨®venes, que durante estos d¨ªas tienen ante s¨ª un programa repleto de actividades. 'Intentar¨¦ disfrutar al m¨¢ximo de esta fiesta, sobre todo, de los toros de fuego. Pero, hombre, prefiero la tamborrada, sin dudarlo. Es m¨¢s de Donosti', se?ala Mikel, tambor mayor de la Ikastola Axular.