Scarpa nunca estuvo aqu¨ª
En este front¨®n con 53 ventanas del Barranc de la Fos de Bocairent se hubiese podido inspirar perfectamente Carlo Scarpa para algunas de sus fachadas con ventanas asim¨¦tricas, que cierta singularidad dieron a la arquitectura fascista italiana. Sin embargo, Scarpa nunca estuvo aqu¨ª, aunque a menudo le gust¨® envolverse con una manta como si fuera el pintor Joan de Joanes o cualquiera de los vecinos de mayor edad de este vistoso pueblo encaramado a un cerro del sur de La Vall d'Albaida. En esta composici¨®n de cuevas est¨¢ toda la sustancia de su arquitectura, planteada incluso como un desaf¨ªo remoto a s¨ª mismo y a su propia obra. Esta fachada mineral tambi¨¦n se hubiese podido levantar en cualquier calle del Soho de Nueva York para tapar una colmena de oficinas y picaderos sostenidos por unas galer¨ªas de arte en los entresuelos, y ser¨ªa una referencia de modernidad muy celebrada. Pero estuvo aqu¨ª desde la prehistoria y ha pasado bastante inadvertida para el resto de los mortales.
Recibe el nombre de Covetes dels Moros, quiz¨¢ porque a menudo esa ¨¦poca es casi el jur¨¢sico para los valencianos, aunque tambi¨¦n hay versiones para todos lo gustos. Algunos autores le atribuyen un origen visig¨®tico, por la existencia en los alrededores de 48 tumbas visig¨®ticas que a tenor de la leyenda podr¨ªan corresponder a una comunidad de monjas anacoretas, pero lo ¨²nico cierto para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n es que cuando los cristianos desalojaron a los moros en el siglo XIII estaban ah¨ª y al parecer las utilizaban como granero por sus excelentes condiciones para mantener el cereal fresco y seco. No obstante, la posici¨®n junto a un r¨ªo y la altura como medida de protecci¨®n contra los depredadores, son indicios que sin duda conducen hasta el hombre prehist¨®rico, pero su interior ha sido ocupado tantas veces que no han quedado vestigios que acreditasen nada. Los pueblos sucesivos siempre han sabido sacar provecho de estas cuevas, que se han revelado de gran utilidad, bien como palomar (siglo XV) o bien como atractivo reclamo tur¨ªstico en la actualidad.
Se trata de un grupo de 53 cavidades excavadas en la roca caliza, reconocido con la categor¨ªa de monumento hist¨®rico-art¨ªstico nacional, y que configura, junto a las otras existentes en la zona, un conjunto de 112 cuevas. Todas las bocas poseen unas caracter¨ªsticas similares, y aunque en origen fueron independientes, seg¨²n se desprende de las argollas esculpidas a la entrada, de las que debi¨® colgar una escalera de esparto, hoy est¨¢n intercomunicadas, estableciendo un laberinto intestinal muy ameno e ideal para deslomarse en su recorrido. Hasta aqu¨ª llegan algunos alemanes para conseguir en sus contorsiones unas de las hernias discales de mayor calidad del mundo, y luego presumir en una cervecer¨ªa ante un plato de salchichas trinchadas.
Para constatarlo, lo mejor es recurrir a la ayuda de Francesc Satorres, un tipo alto y huesudo que parece dise?ado a prop¨®sito para moverse por en interior de esta mara?a de agujeros. Casi con los ojos cerrados, como si desovillase un hilo ps¨ªquico, conduce por las galer¨ªas a los visitantes, que pese a la desorientaci¨®n que alcanzan en el itinerario, sobre su mente se proyecta la falsa sensaci¨®n de cuatro niveles. Dentro de este queso Maasdam calc¨¢reo, el cronista presb¨ªtero Francisco Va?¨® dio rienda suelta a su imaginaci¨®n y atribuy¨® a cada agujero un nombre de connotaciones cristianas, quiz¨¢ porque esta piedra, como todas, es un pedestal ideal para los dogmas. S¨®lo hay que buscarle el parecido y consagrarlo, y ah¨ª est¨¢n desde la Virgen a Carlo Scarpa.
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