La influyente era MTV
El 1 de agosto de 1981 iniciaba sus emisiones en Estados Unidos Music Television. Era un canal por cable de incierto futuro -por ejemplo, tardar¨ªa a?os en poder verse en el ¨¢rea de Nueva York-, pero debutaba disparando munici¨®n gruesa: el primer clip fue El v¨ªdeo mat¨® a la estrella de la radio, de The Buggles.
S¨ª, la soberbia ya caracterizaba a MTV hace veinte a?os. Aunque pronto pudo presumir de haber modificado radicalmente las estrategias de marketing en la m¨²sica pop y la imagen de ¨¦sta. MTV lograba que el mercado fuera realmente global, y de rebote, los presupuestos de las compa?¨ªas se disparaban: ya nadie se asombra de que algunos clips sean m¨¢s caros que una pel¨ªcula europea o una producci¨®n independiente estadounidense.
Actualmente, MTV gusta de enfatizar la calidad de su producci¨®n propia: sus informativos, sus caretas y autopromociones, sus dibujos animados. Cierto que incluso ha marcado tendencias sonoras con el concepto unplugged, esos conciertos en los que los m¨²sicos se 'desenchufan' en sesiones intimistas.
Tambi¨¦n, ay, puede alegar que Gran Hermano y dem¨¢s aberraciones son herederos de The real world, programa suyo que obligaba a siete representantes de la fauna juvenil a convivir en una casa llena de c¨¢maras y micr¨®fonos.
Aun as¨ª, la principal aportaci¨®n de la cadena es la difusi¨®n del bastardo lenguaje del videoclip, una esponja que se aprovecha del cine, la publicidad y todas las fuentes visuales posibles. Por el efecto de retroalimentaci¨®n, el clip ha influido decisivamente en los anuncios y en los largometrajes. En la jerga de Hollywood se llama 'pel¨ªculas modulares' a las que contienen secuencias musicales que pueden ser extra¨ªdas para alimentar MTV y similares.
MTV recompensa a las estrellas que han sabido aprovechar las posibilidades de reinventarse con cada lanzamiento en su pantalla, caso de Madonna o U2.
Pero la evoluci¨®n de MTV no ha estado exenta de crisis. Desde las acusaciones de racismo, cuando hasta dudaba a la hora de programar a Michael Jackson, hasta el establecimiento de unos filtros morales que han derivado en censura previa (dados los costes, muchas discogr¨¢ficas consultan a MTV si tal v¨ªdeo ser¨ªa aceptable). Aunque, por otro lado, la cadena tiene grandes tragaderas: ha aceptado como uno de sus hijos predilectos a Beck, que en sus inicios cantaba aquello de 'La MTV me hace querer fumar crack'. Adem¨¢s, junto a la programaci¨®n m¨¢s desenfadada -transmite las orgi¨¢sticas 'vacaciones de primavera'- sabe implicarse en causas pol¨ªticamente correctas o entrevistar a un pillo simp¨¢tico como Bill Clinton.
En sus inicios, MTV pudo imponer est¨¦ticas, al potenciar el tecno pop brit¨¢nico, con sus vistosos v¨ªdeos. Hoy se deja llevar por las listas de ventas, que sugieren cambiar sin complejos del grunge a las prefabricadas boy bands. No hay nada personal en las decisiones que se toman en sus oficinas neoyorquinas de Times Square: no se trata de preferencias musicales, sino de cubrir determinado target atractivo para los grandes anunciantes. De hecho, MTV ha sabido reproducirse por partog¨¦nesis, atendiendo a segmentos de mayor edad con propuestas como VH-1, aunque ha preferido dejar las m¨²sicas minoritarias -en Estados Unidos, desde el country hasta el rhythm and blues- a canales especializados.
La actual penetraci¨®n mundial de MTV -seg¨²n las cuentas de Viacom, llega a 340 millones de hogares- tambi¨¦n es el resultado del fruto de una inteligente campa?a de multiplicaci¨®n. Hay 30 diferentes MTV en el mundo, en 17 idiomas, todas respetuosas con las diferencias culturales y legislativas de cada uno de los 140 pa¨ªses que reciben su se?al (en Espa?a se ve por Canal Sat¨¦lite Digital y V¨ªa Digital).
S¨®lo en Alemania, con Viva, y en Asia, con Channel V, la MTV ha chocado con competidores fuertes. Ha sido una globalizaci¨®n cuidadosa... e implacable: el responsable de la implantaci¨®n de MTV International fue el ex militar William Groedy, graduado de West Point, veterano de Vietnam y antiguo responsable de una base de misiles de la OTAN. ?Qu¨¦ se cre¨ªan? En la era del sat¨¦lite, ¨¦ste es el Gran Juego.
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