Las desgracias de Fernando Roble?o
Una vez m¨¢s, Fernando Roble?o ha sufrido una cogida. Ya tuvo otra el pasado mes de julio, en la tarde de la confirmaci¨®n del doctorado y, el a?o pasado, de novillero, una tercera durante la feria de San Isidro, ambas de car¨¢cter grave. Esta vez todo ha quedado en conmoci¨®n cerebral, si el estudio radiol¨®gico, que tiene pendiente, no encuentra complicaciones.
Tres cogidas en sus tres ¨²ltimas salidas a la plaza de Las Ventas son muchas cogidas, y dan qu¨¦ pensar. Ayer fue alcanzado por su primer toro, cuando lo recog¨ªa de capa. Se puso delante y le instrument¨® una serie de ver¨®nicas, sin llevar toreado al burel en ninguna de ellas. El bicho se hart¨® de que le tomaran el pelo con aquella manta colorada y se fue a por el diestro, levant¨¢ndole los pies del suelo y arroj¨¢ndolo bajo el estribo, adonde se dirigi¨® para seguir atizando le?a. El quite de la cuadrilla evit¨® males mayores. Durante los d¨ªas que dure su recuperaci¨®n, debe meditar el torero madrile?o el porqu¨¦ de tantos percances en esta plaza. Algo falla.
Pla / Rodr¨ªguez, Guerra, Roble?o
Toros de Hern¨¢ndez Pla (uno rechazado en el reconocimiento), de presencia desigual, algunos amoruchados, con muchas dificultades, excepto el 5?, manejable. 1?, de Alcurruc¨¦n, bien presentado, manejable. Miguel Rodr¨ªguez: pinchazo, otro hondo, rueda de peones y se echa el toro. Le perdonaron un aviso (silencio); media tendida (silencio); pinchazo y estocada ca¨ªda (vuelta). Juli¨¢n Guerra, que confirm¨® la alternativa: estocada trasera y ca¨ªda -aviso- y dos descabellos (aplausos y saludos); estocada ladeada (silencio); media a toro arrancado (vuelta por su cuenta). Fernando Roble?o: cogido al torear de capa a su primer toro, fue llevado a la enfermer¨ªa, en la que se le apreci¨® herida inciso contusa en regi¨®n submaxilar, con p¨¦rdida de conocimiento y conmoci¨®n cerebral, de pron¨®stico reservado. Plaza de Las Ventas, 19 de agosto. Un tercio de entrada.
Por la cogida de Roble?o se quedaron solos Miguel Rodr¨ªguez y el doctorando Juli¨¢n Guerra, frente a los toros de Hern¨¢ndez Pla. ?Y qu¨¦ toros, santo cielo! Desde hace alg¨²n tiempo, esta ganader¨ªa viene dando alarmantes muestras de p¨¦rdida de casta. Hoy est¨¢ en manos de la sociedad Horsesbull, aunque conserva el nombre, el hierro, la se?al y la divisa. Se ha librado Hern¨¢ndez Tabernilla, su anterior propietario, del bochorno de ayer.
Los cinco toros que se lidiaron, aunque acudieron a los caballos, lo hicieron siempre con la cara alta y sin emplearse. En la muleta, unos parec¨ªan dormidos o atontados, y otros presentaban peligro y p¨¦simas intenciones. S¨®lo fue aprovechable el quinto, al que Miguel Rodr¨ªguez banderille¨® con recursos, pero clavando muy desigual. Estuvo entregado y con seguridad en la faena, llevando muy bien con la muleta a un toro que se acab¨® muy pronto y que no era un borrego precisamente. Tambi¨¦n sac¨® partido del segundo de la tarde, a base de tirar muy bien de ¨¦l con la mano derecha. El que mat¨® en sustituci¨®n de Roble?o, un toro distra¨ªdo y con la cara alta, no tuvo un pase.
Juli¨¢n Guerra hizo una faena sosa y sin garra al de su doctorado, una res a la que le falt¨® alegr¨ªa. Demostr¨® carencia de recursos lidiadores con el dif¨ªcil cuarto, y se empe?¨® en darle pases que el animal no ten¨ªa. Se sac¨® la espina con el sexto, al que le dio alg¨²n muletazo entonado, aprovechando las pocas embestidas que tuvo. El p¨²blico, quiso salir de su aburrimiento y jale¨® exageradamente la faena.
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