UN VERANO ISLAND?S
D¨ªas sin noche en el pa¨ªs de los elfos y los vikingos. Julio Verne y la m¨²sica de Bj?rk. Un viaje por las tierras m¨¢s boreales de Europa, entre volcanes y glaciares. Un ba?o en aguas termales y parada final en el Kaffi Barinn de Reikiavik.
Llegu¨¦ a Islandia una soleada noche de junio. El sol de medianoche lo te?¨ªa todo de dorado y alargaba las sombras hasta darles un aire fantasmag¨®rico. En el camino desde el aeropuerto hasta Reikiavik me llam¨® la atenci¨®n, a lo lejos, la imponente silueta del Snaefellsj?kull, un volc¨¢n con la cumbre nevada.
-Ah¨ª situ¨® Julio Verne la entrada de su Viaje al centro de la Tierra -me explic¨® mi amigo Einar-. Penetran por el cr¨¢ter y salen en Sicilia.
Me instal¨¦ en Reikiavik y me dediqu¨¦ a contemplar como la lluvia y el viento azotaban los cristales. Un d¨ªa son¨® el tel¨¦fono. Era Einar.
-Tengo que ir en viaje de negocios a Djupiv¨®gur, en la costa Este, y he pensado que podr¨ªas acompa?arme -me dijo-. No es lo m¨¢s tur¨ªstico, pero as¨ª conocer¨¢s algo.
Salimos por la tarde bajo una lluvia persistente y, tras dejar atr¨¢s un campo de lava, adivin¨¦ tras los cristales empa?ados un paisaje verde punteado de corderos y caballos. Siempre siguiendo la costa, pasamos junto a monta?as cubiertas de niebla, cascadas, glaciares y campos de lava. Era tarde cuando llegamos a J?kulls¨¢rl¨®n: grandes bloques de hielo se desgajaban del glaciar para morir en una laguna junto al mar.
-Aqu¨ª filmaron Panorama para matar, de James Bond -me explic¨® Einar-. Pero es tarde. Venga, vamos.
Llegamos a Djupiv¨®gur a medianoche. El fiordo, un brazo de mar aprisionado entre monta?as, brillaba con una extra?a luz.
Al d¨ªa siguiente, dado que Einar ten¨ªa trabajo, pregunt¨¦ en un bar qu¨¦ pod¨ªa visitar y me hablaron de una misteriosa capilla de los elfos.
-Aqu¨ª lo de los elfos va en serio -me advirti¨® el camarero-. Hay gente que los ha visto y las carreteras se desv¨ªan para no molestarles.
Fui a ver la capilla -un amasijo de rocas que parec¨ªa imitar una iglesia- y tuve la sensaci¨®n de que los elfos me observaban desde su guarida. La lluvia, sin embargo, me hizo regresar al hotel, donde me entretuve hojeando la gu¨ªa telef¨®nica. En ella se advert¨ªa sobre qu¨¦ hacer en caso de a) erupci¨®n volc¨¢nica; b) terremoto; c) inundaci¨®n; y d) tormenta. A pesar de todo consegu¨ª dormirme.
Al d¨ªa siguiente, los negocios de Einar nos obligaron a pasar una segunda noche en Djupiv¨®gur. Regres¨¦ a la capilla de los elfos y rec¨¦ sin ¨¦xito para que saliera el sol. Al tercer d¨ªa, Einar me propuso regresar a Reikiavik por la costa Oeste. Dar¨ªamos vuelta, dijo, ya que ten¨ªamos que hacer un total de 800 kil¨®metros, 300 m¨¢s que por el Este, pero as¨ª ver¨ªa Islandia. Nos lanzamos, pues, bajo la lluvia, por esas carreteras sinuosas que siguen el perfil de los fiordos y que son todo un ejercicio de paciencia. Llegados a un desv¨ªo, Einar tuvo una idea genial.
-Iremos por ese camino de monta?a -anunci¨®-. Te ahorras cuarenta kil¨®metros.
Pasamos por tramos pedregosos, cruzamos manchas de nieve, salvamos precipicios y deso¨ªmos las voces de conductores de 4x4 que nos aconsejaban retroceder.
-?Un guerrero vikingo nunca retrocede! -proclam¨® Einar, enardecido.
Seguimos adelante, siempre hacia arriba. Cruzamos r¨ªos sin puentes, invocamos a los dioses n¨®rdicos y al fin logramos conectar de nuevo con la carretera.
-Han sido cuarenta kil¨®metros menos -resumi¨® Einar-, pero nos ha costado una hora m¨¢s que por la carretera. Habr¨¢ que apresurarse.
Sigui¨® una sucesi¨®n de carreteras polvorientas, nubes y paisajes volc¨¢nicos. Cuando llegamos a Myvatn ¨ªbamos mal de tiempo, por lo que seguimos hacia Akureyri, una ciudad situada en un paisaje de postal, junto a un fiordo.
-Pararemos lo justo para reponernos -me advirti¨® Einar.
Fuimos a la piscina municipal para un tratamiento de choque a la islandesa. Inmersi¨®n en agua a 43 grados, ba?o de vapor, bocadillo y de nuevo a la carretera.
El cielo tambi¨¦n estaba tapado en el Oeste. Mientras atraves¨¢bamos valles llenos de niebla, Einar me habl¨® de las sagas, de la mitolog¨ªa n¨®rdica y de lo que me estaba perdiendo por culpa del mal tiempo. Me pareci¨® ver a un elfo mond¨¢ndose de risa.
Varias horas despu¨¦s llegamos a la pen¨ªnsula de Snaefellness. L¨¢stima: las nubes tapaban el volc¨¢n de Julio Verne. Continuamos hacia Reikiavik y cruzamos el t¨²nel de Akranes, un agujero bajo el mar de cinco kil¨®metros de largo.
-Por lo menos aqu¨ª no llueve -suspir¨¦.
-No te deprimas -me aconsej¨® Einar-. En invierno Islandia es peor: hace m¨¢s fr¨ªo y est¨¢ oscuro. La gente se atiborra de Prozac. S¨¦ positivo y piensa que, en cierto modo, yendo por ese t¨²nel es como si bajaras al centro de la tierra.
Por un momento pens¨¦ que quiz¨¢s Einar ten¨ªa raz¨®n y que al otro lado lucir¨ªa el sol de Sicilia. Pero no. Al otro lado estaba Islandia y segu¨ªa lloviendo. Media hora despu¨¦s lleg¨¢bamos a Reikiavik. Eran las once de la noche y, de repente, las nubes se abrieron y apareci¨® un espl¨¦ndido sol de medianoche.
-Esto hay que celebrarlo -proclam¨® Einar-. Te invito a una cerveza.
Entramos en el Kaffi Barinn, un bar que parec¨ªa sacado de la Alaska de los buscadores de oro, y pedimos un par de cervezas con la actitud de dos vikingos que regresan de la batalla.
-Y bien ?qu¨¦ te ha parecido Islandia? -me pregunt¨® Einar.
-Djupiv¨®gur no est¨¢ mal -murmur¨¦, viendo que esperaba una respuesta-. El resto es como una larga carretera mojada envuelta en niebla.
Einar se ech¨® a re¨ªr y prometi¨® que me regalar¨ªa un libro de fotos del pa¨ªs para que pudiera ver lo que no hab¨ªa visto.
Cuando de madrugada regres¨¦ a casa, varios bares y varias cervezas despu¨¦s, la luz de medianoche reinaba misteriosa en las calles de Reikiavik. Ech¨¦ una mirada al Snaefellssj?kull. El volc¨¢n resplandec¨ªa como un faro blanco que indicaba el camino al centro de la Tierra. Toda una provocaci¨®n.
Xavier Moret (Barcelona, 1952) es autor del libro Boomerang, viaje al coraz¨®n de Australia (Pen¨ªnsula).
Un ba?o caliente al aire libre
- Datos b¨¢sicosPrefijo telef¨®nico: 00 354. Moneda: Corona islandesa, unas 2 pesetas. Superficie: 103.000 kil¨®metros cuadrados. Poblaci¨®n: 280.000 habitantes; Reikiavik, 180.000. Temperatura media en verano, 10?C. - C¨®mo irIcelandic Air (915 35 74 26) vuela los viernes desde Barcelona (en septiembre, tambi¨¦n los martes) por 65.000 pesetas, ida y vuelta. A?os Luz (914 45 11 45 y 933 10 18 28) y Nouvelles Fronti¨¨res (915 47 42 00 y 933 18 68 98) ofrecen combinados de vuelos, coche de alquiler y siete noches de hotel, desde 156.000. - DormirHotel Borg (551 14 40), lujoso hotel en el centro de Reikiavik. Desde 20.000 pesetas. Hotel Centrum (562 01 00). Njalsgata, 74. 15.900 pesetas. - Comer y beberEn Reikiavik es recomendable comer en los caf¨¦s, donde sirven una cocina de calidad a mejor precio que los restaurantes. En el Kaffi List se pueden tomar tapas espa?olas; en el Vegam¨®t, cocina internacional, y en el Kaffi Brenslann, cocina americana con una carta de m¨¢s de cien cervezas procedentes de todo el mundo. El Kaffi Barinn ofrece un genuino ambiente island¨¦s, con marcha hasta las 6 de la madrugada. - Piscinas termalesImprescindibles para captar el ambiente popular del pa¨ªs. En Reikiaviv vale la pena acercarse a la de Laugardalur y, al suroeste de la ciudad, a la Laguna Azul, al aire libre. - Internetwww.icetourist.iswww.goiceland.org www.eyeoniceland.com. www.east.iswww.south.is. La web oficial de Reikiavik es www.rvk.is.
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