Llega Maradonita
El hijo napolitano de Diego Armando Maradona, de 15 a?os, es convocado con la selecci¨®n italiana sub 17
Cuando naci¨® en N¨¢poles, el ¨²ltimo d¨ªa del verano de 1986, seguramente s¨®lo su madre, una joven italiana de humilde origen, Cristina Sinagra, pod¨ªa intuir que con ¨¦l, indeleble como una marca en la piel, nac¨ªa una noticia. Creyendo que aquello podr¨ªa ser una bendici¨®n, Cristina Sinagra, decidi¨® asegurarse que llegar¨ªa lejos con un bal¨®n en los pies y lo bautiz¨® Diego Armando. Pocos d¨ªas antes su padre alcanzaba la gloria m¨¢s alta levantando al cielo la Copa del Mundo como capit¨¢n de su selecci¨®n, la argentina, en el Mundial de M¨¦xico.
El chico s¨®lo al final supo de la batalla legal que su madre dio en los tribunales italianos y que termin¨® ante la corte de apelaciones de primer grado, el 18 de marzo de 1993, con un fallo definitivo: 'Es el hijo de Maradona'. Durante todos esos a?os y durante los que siguieron y seguramente en los que vendr¨¢n, sobre Diego Armando, hijo, - ya Maradona de apellido-, junto a una pelota de f¨²tbol, se posaron las miradas de los expertos, confirmando, por si hac¨ªa falta, la sentencia judicial. La sangre no puede negarse. Y aunque jugar al f¨²tbol en las calles y en las plazas de N¨¢poles es una cosa normal¨ªsima, una cosa que hacen todos los ni?os, todos los d¨ªas, cuando lo hace Diego Armando todos los observadores ven en su modo de comportarse un gui?o del destino.
A su padre lo ha visto s¨®lo por televisi¨®n. Frente a la pantalla, durante el Mundial 94, vestido con una camiseta n¨²mero 10 del N¨¢poles y tifando por Argentina. As¨ª le recuerdan sus allegados. Tres a?os despu¨¦s cuando con 10 a?os ingres¨® en el N¨¢poles (donde todav¨ªa hoy siguen en pie los paganos altares elevados al genio de su padre) como jugador de las divisiones menores, debi¨® sorprenderse al ver aquel verdadero enjambre de fot¨®grafos, de c¨¢maras de televisi¨®n, presentes en su debut. Desde esos d¨ªas trabaja en el campo de Marianella, entren¨¢ndose para crecer como futbolista, y aprender a manejar las herramientas b¨¢sicas del juego, que seg¨²n todos debe tener en su c¨®digo gen¨¦tico. Ayer, otra vez el nombre del ni?o-noticia cay¨® de golpe sobre todas las redacciones de los medios de comunicaci¨®n italianos. Cuando a¨²n le falta casi un mes para cumplir los 15 a?os, el entrenador de la selecci¨®n italiana sub-17, Francesco Rocca, le ha convocado para un entrenamiento. Quiere verlo, probarlo, y saber si podr¨¢ contar con ¨¦l cuando arme el equipo dentro de algunos meses. Conocida la noticia, hab¨ªa que conocer la palabra de los protagonistas: la madre, posiblemente la m¨¢s convencida del destino que aguarda a su hijo, declar¨®: 'Mi hijo adora el f¨²tbol. Juega para divertirse, aunque ahora comienza a entender que ¨¦se podr¨ªa ser tambi¨¦n su futuro'. Maradonita, emocionado, dijo: 'Esto es un sue?o, el momento mas lindo de mi vida.'
Al escucharle es dificil no volver con la memoria a unas im¨¢genes televisivas que, en blanco y negro, mostraban a su padre cuando ten¨ªa la misma edad, mientras hac¨ªa malabares con una pelota vieja, vestido con pantalones cortos, las medias ca¨ªdas y, como siempre, con el diez en la espalda. Al final de los malabarismos el ni?o pobre de Villa Fiorito, en los suburbios de Buenos Aires, tr¨¦mulo le dec¨ªa a la c¨¢mara: '?Mi sue?o? Mi sue?o es jugar el Mundial y salir campe¨®n con Argentina'. A los pocos d¨ªas de haber alcanzado aquel sue?o, en la periferia de N¨¢poles, nac¨ªa un ni?o igual a ¨¦l, con un sue?o parecido que comienza a cumplirse.
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