Viajes y viajeros
La c¨¢mara fotogr¨¢fica, con su intachable capacidad para fijar im¨¢genes de la realidad, es inseparable compa?era de los m¨¢s exigentes viajeros. A trav¨¦s de ella se descubren mundos desconocidos que, a su vez, incitan a explorar nuevos territorios. Por eso, no es de extra?ar que, desde su invenci¨®n, se venga utilizando en estos menesteres. Incluso, para no pocos especialistas, esta actividad ha dado pie a todo un g¨¦nero de la disciplina y se llegan a establecer ciertos par¨¢metros donde debe encajar. Pero m¨¢s all¨¢ de estas disquisiciones de normas y m¨¦todos siempre resulta refrescante poder observar este tipo de ejercicios visuales. Pueden describir situaciones repletas de exotismo, incluso han sido punto de inspiraci¨®n para inolvidables p¨¢ginas de la literatura y del cine. Adem¨¢s, son indicio claro de los sentimientos, la metodolog¨ªa y de los puntos de inter¨¦s de quien las ha realizado.
Estos d¨ªas y hasta finales de septiembre se pueden ver el la capital de La Rioja dos exposiciones en esta linea. Una de ellas est¨¢ en el Caf¨¦ el Viajero, en los aleda?os de la ciudad vieja de Logro?o, y la otra, en la entra?able galer¨ªa del Estudio 22, de la calle Doctor M¨²gica. Sergio Marco es el autor de la primera exposici¨®n. Es un sencillo aficionado a la fotograf¨ªa y los viajes que ha sido capaz de traer desde Vietnam un retrato verdaderamente entra?able. Cargado de connotaciones de amistad y simpat¨ªa por ese pueblo, parece haberlo realizado con temor a romper la magia del momento elegido. Se evitan planos descarados, no se fuerzan los gestos. Las tomas laterales, aunque no descubren la m¨¢xima espresividad de las situaciones, dejan patente una generosa intenci¨®n.
As¨ª nos encontramos con el primer plano de una pareja de ni?os (un recurso habitual en estas circunstancias), tres j¨®venes vestidas de blanco que parecen ir a la escuela, agricultores enfrascados en rudas tareas, una fr¨¢gil embarcaci¨®n a la orilla de un r¨ªo, un comedor y una magn¨ªfica escena en una rudimentaria cocina donde se est¨¢n pelando aves. En general ense?an una vida rutinaria, sosegada, capaz de hacer olvidar por un momento las dram¨¢ticas im¨¢genes difundidas por la prensa en aquellos a?os de fat¨ªdica guerra. La decoraci¨®n del local que recibe la muestra convive adecuadamente con lo que se ense?a. Sus paredes decoradas por lamparas en forma de cascos Salacot, obligada prenda de explorador, llaman al viaje y la aventura. Un peque?o escenario estilo colonial y una carta con sugerentes infusiones de 'hibisco, frambuesa y rosa', 'mora pera y regaliz' o 'manzana, lim¨®n y pomelo', conforman un ambiente impecable para saborear las im¨¢genes que en otras ocasiones han llegado de Marruecos o Tanzania.
La segunda exposici¨®n corresponde a un cl¨¢sico de nuestra fotograf¨ªa. Se trata de Alberto Schommer (Vitoria, 1928). Ense?a once fotos en blanco y negro con un formato de 40 x 50. Son parte del reportaje realizado en Cuba el a?o 1994. Con su particular forma de hacer no puede impedir que la fuerza del ritmo cubano salga bastante m¨¢s lejos que lo que sus composiciones establecen. Los espectadores m¨¢s templados se ven contagiados por la alegr¨ªa y vitalidad que desprenden las formas. No cabe duda que en este caso sobra el color, ya que el calor de la tierra y las gentes caribe?as son capaces, por s¨ª mismas, y la magia de su suave brisa, de colmar de satisfacci¨®n las retinas m¨¢s exigentes.
En este juego de ilusiones juega un papel destacado el tama?o, la disposici¨®n y la luminosidad de la sala Es un territorio abierto y dedicado a la exclusivamente a la fotograf¨ªa. Su promotor, David A. P¨¦rez, licenciado en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona, tuvo la idea de conjugar su estudio de fotograf¨ªa, donde tambi¨¦n imparte cursos de esta materia en grupos reducidos, con esta galer¨ªa. El futuro se proyecta esperanzador, especialmente cuando por sus paredes han pasado autores como el que ahora expone u otros tan relevantes como Humberto Rivas o Manolo Laguillo, referentes de la fotograf¨ªa en Espa?a.
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