?Hay m¨¢s Gescarteras?
Al exceso de calma ha seguido la agitaci¨®n. A una se?al procedente de Menorca, el PP ha decidido hacer como que se pone al frente de la manifestaci¨®n: la comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n sobre Gescartera se constituir¨¢ antes incluso del inicio oficial del periodo de sesiones, tendr¨¢ que establecer su dictamen en dos o tres meses -a¨²n no se ha aclarado la duraci¨®n- y extender¨¢ su investigaci¨®n hasta 1992; caiga quien caiga. M¨¢s vale rectificar que no hacerlo, pero resulta sospechoso tanto ¨¦nfasis despu¨¦s de haberse opuesto a una comisi¨®n de investigaci¨®n con el argumento de que ello equivaldr¨ªa a dar por probadas las irregularidades que se achacan a algunos responsables p¨²blicos. Y suena algo rid¨ªcula esa astucia de remontarse justo hasta donde permita llamar a declarar a ministros de gobiernos socialistas. Como si eso hiciera m¨¢s liviana la responsabilidad de quienes no reaccionaron a tiempo frente al desfalco.
Atribuir las responsabilidades penales de cada cual en ese posible delito es tarea de la justicia. Lo que corresponde al Parlamento es determinar posibles responsabilidades pol¨ªticas en un asunto en el que de entrada se aprecia un sospechoso cruce entre intereses privados y actuaciones p¨²blicas. Hay indicios de que la dimensi¨®n alcanzada por el esc¨¢ndalo (18.000 millones evaporados) no habr¨ªa sido posible sin el aval que para los estafadores supuso su proximidad personal con altos responsables pol¨ªticos y sin la connivencia o incompetencia de los organismos oficiales de supervisi¨®n.
En particular ser¨¢ funci¨®n de la comisi¨®n separar el trigo de la paja en relaci¨®n a la supuesta captaci¨®n de dinero negro con el gancho de las relaciones familiares de directivos de Gescartera con la Agencia Tributaria, aclarar si existi¨® informaci¨®n privilegiada en favor de unos clientes a costa de otros y determinar el papel de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores frente a las irregularidades detectadas. Para ello ser¨¢ necesario investigar el sentido de ciertos intercambios de regalos y otros compadreos de que han dado noticia los medios de comunicaci¨®n.
Que todos o algunos de tales comportamientos puedan no ser motivo de sanci¨®n penal no significa que no deban ser conocidos por los ciudadanos y objeto de reproche pol¨ªtico. Y el organismo adecuado para realizar esa funci¨®n es el Parlamento. Porque tampoco se trata, como en su d¨ªa pretendi¨® el PP, de crear una comisi¨®n de estudio que proponga reformas legales destinadas, por ejemplo, a reforzar los mecanismos de control de las entidades de inversi¨®n; sino de averiguar por qu¨¦ no funcionaron en este caso, y si es posible que haya otros Gescarteras por ah¨ª.
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