Decenas de miles de personas protestan en Argentina contra el duro plan de ajuste
El Parlamento aprueba una ley para frenar la constante fuga de capitales del pa¨ªs
El Gobierno no podr¨¢ retener, ni canjear por bonos, ni alterar los tipos de inter¨¦s pactados de los fondos a plazo fijo en cajas de ahorro y cuentas corrientes. Signo de los tiempos que vive Argentina -8.000 millones de d¨®lares salieron del pa¨ªs entre julio y agosto-, la medida pretende evitar fugas bancarias ante el temor de una medida confiscadora por parte del Estado. Los argentinos no olvidan los efectos del Plan Bonex, lanzado por el primer Gobierno de Carlos Menem, que ante la urgencia de liquidez congel¨® los ahorros y plazos fijos para canjearlos por bonos de deuda p¨²blica.
Un claro ejemplo de la desconfianza que impera entre los ciudadanos es la elevada cifra de dep¨®sitos en cajas de seguridad, m¨¢s de 5.000 millones de d¨®lares, seg¨²n fuentes del Banco Central. Aunque este dinero no ha salido del pa¨ªs, tiene el mismo efecto negativo sobre la liquidez del sistema financiero. Tras el reciente anuncio de un nuevo pr¨¦stamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 8.000 millones de d¨®lares, el ministro de Econom¨ªa, Domingo Cavallo, insiste que el dinero ha empezado a volver a los bancos, lo que demuestra, seg¨²n el ministro, la confianza en el sistema.
La realidad no parece avalar, de momento, el optimismo del jefe del ¨¢rea econ¨®mica. D¨ªa tras d¨ªa, el Gobierno da cuenta de cifras escandalosas para explicar por qu¨¦ Argentina ha llegado al borde de la quiebra y anuncia nuevos detalles del plan de ajuste contenido en la Ley de D¨¦ficit Cero. 'Hay tanta riqueza financiera dentro como fuera de la Argentina, lo que equivale a 70.000 millones de d¨®lares colocados en el exterior entre inversiones financieras e inmobiliarias', ha declarado el ex viceministro de Econom¨ªa Juan Jos¨¦ Llach, hombre de confianza de Cavallo. Esta cifra explica el elevado precio del dinero, que actualmente se sit¨²a en un 23% anual, muy superior a los tipos de inter¨¦s de 1999, que oscilaron entre el 10% y el 16%.
Hay m¨¢s datos: seg¨²n un informe del Ministerio de Trabajo, el empleo sumergido tiene un coste de 7.000 millones de d¨®lares anuales, cantidad que equivale al d¨¦ficit fiscal previsto para 2001. No se trata s¨®lo de lo que el Estado deja de percibir en concepto de tributaci¨®n, sino el freno que supone para la reactivaci¨®n econ¨®mica de un pa¨ªs que lleva tres a?os en recesi¨®n. Fuentes de Trabajo aseguran que los 3,7 millones de trabajadores que no tienen ning¨²n contrato -el 30% de los argentinos con empleo- no tienen el acceso al cr¨¦dito que tienen el resto de asalariados, lo que afecta directamente al consumo e impide la creaci¨®n de puestos de trabajo.
Los sindicatos pretend¨ªan con la movilizaci¨®n exhibir la fuerza del sindicalismo tradicional frente a los movimientos m¨¢s espont¨¢neos como los piqueteros, que en los ¨²ltimos tiempos han tenido el protagonismo principal de las protestas sociales. Como es habitual en los actos de los sindicatos peronistas, buena parte de los manifestantes llegaron a bordo de autobuses procedentes de la provincia de Buenos Aires, que hab¨ªan sido previamente contratados por los organizadores. 'Este pa¨ªs ya est¨¢ tocando fondo', dijo el l¨ªder de la CGT rebelde, Hugo Moyano. 'Que la deuda la paguen aquellos que se han beneficiado econ¨®micamente con esta pol¨ªtica de timba', agreg¨® el jefe de la CGT oficial, Rodolfo Daer. El Gobierno respondi¨® por boca de la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich: 'Gastar esta cantidad de dinero en una movilizaci¨®n no es l¨®gico; lo l¨®gico ser¨ªa que los gremios [sindicatos] gasten eso en ayudar a sus desocupados', subray¨®.
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