El toro-toro
Sali¨® el toro-toro y era novillo. ?Qui¨¦n entiende esta paradoja, qui¨¦n ata esta mosca por el rabo?
El toro-toro en la poblaci¨®n madrile?a de Arganda del Rey, tiene pelendengues.
Pues eso sucedi¨® en Arganda del Rey, con pelendengues o sin ellos. Anunciaron novillada y salieron seis ejemplares de Cebada Gago con un trap¨ªo impresionante.
No se trataba de un fen¨®meno originado en remota galaxia: los novillos de Cebada Gago que salieron son los de toda la vida. Lo que pasa es que unos cuantos irresponsables y corruptos del planeta de ac¨¢ han inventado el suced¨¢neo de toro para goce y negocio de quienes mandan en su mundillo, y cuando, rara vez, aparece por ah¨ª el toro verdadero se quedan con las posaderas al aire.
Cebada / Reina, Procuna, Carmona
Novillos de Herederos de Jos¨¦ Cebada Gago, con trap¨ªo y armados, fuertes -5? recibi¨® cuatro varas-, con casta y algunos tambi¨¦n genio, por lo que resultaron dificultosos. Juan de la Reina: pinchazo bajo y estocada corta saliendo perseguido (silencio); estocada atravesada, rueda de peones y descabello (silencio). Procuna: estocada (oreja); media estocada trasera y estocada contraria (silencio). Paco Carmona, que debutaba con caballos: estocada, dos descabellos -aviso- y cuatro descabellos (silencio); estocada (oreja). Plaza de Arganda del Rey, 3 de septiembre. 1? corrida de feria. Cerca del lleno.
Los novillos de Arganda del Rey parec¨ªan los padres de los presuntos toros que sacaron en la reciente feria de San Sebasti¨¢n de los Reyes, al parecer tambi¨¦n en la de Colmenar, en muchas tardes de las ferias del norte y hasta de la temporada entera.
No s¨®lo se trataba de la presencia. Mientras los toros de las ferias aludidas se desplomaban al entrar a los caballos de picar, hab¨ªa que simularles la suerte se?al¨¢ndoles apenas el puyazo y a¨²n as¨ª rodaban por la arena, los novillos de Cebada Gago lidiados en Arganda del Rey recargaban en varas, tomaban dos, o tres, o incluso cuatro, seg¨²n ocurri¨® con el quinto. Y no se ca¨ªan sino que sal¨ªan recrecidos pidiendo guerra.
Con esos novillos metamorfoseados en toros-toros, la corrida inaugural de la feria de Arganda del Rey tuvo argumento, importancia, gran emoci¨®n y los novilleros que los torearon un m¨¦rito enorme.
Uno de ellos, Paco Carmona se llama, debutaba con caballos. Su actuaci¨®n merece todas las calificaciones admirativas porque mostr¨® un generoso desempe?o en la realizaci¨®n de las suertes tanto de capa como de muleta. Porfi¨® valiente los derechazos y los naturales al tardo e incierto tercero, y el sexto le peg¨® un volteret¨®n escalofriante cuando le ce?¨ªa una chicuelina. El toro-toro derrot¨® y revolc¨® de mala manera al debutante, que se incorpor¨® dolorido mas no arredrado por el percance. Y pese a los achuchones y los peligros del toro-toro reserv¨®n, le sac¨® faena, lo mat¨® con acierto y le cort¨® la oreja.
Lote asimismo problem¨¢tico le correspondi¨® a Juan de la Reina pues la viveza y la casta agresiva de aquellos animales requer¨ªan una t¨¦cnica lidiadora que normalmente no pueden poseer los toreros principiantes. Pero la falta de recursos la supli¨® con arrestos, empez¨® con la larga cambiada, mulete¨® voluntarioso y no le falt¨® habilidad para liquidar pronto a las reses.
El toreo de calidad fue patrimonio de Procuna, que sac¨® algunos de los naturales y los redondos mejor interpretados en la tarde.
Instrument¨® Procuna unas ver¨®nicas de ¨®le con ¨®le a su primer novillo, rematadas mediante media ver¨®nica las dos rodillas en tierra; banderille¨® derrochando pundonor a los dos de su lote, e instrument¨® sendas faenas de torero enterado y artista. M¨¢s lucida la del primero -premiada con una oreja- pues result¨® manejable, porfiona la del segundo, que se puso pronto reserv¨®n. Este ejemplar, un colorao bragao de seria arboladura, tom¨® cuatro varas, y de haber sido cinco tampoco hubiesen sobrado como se pudo comprobar en el siguiente tercio, al que lleg¨® recrecido, violento y con muchos pies. O sea, como si fuera no novillo sino toro hecho y derecho.
En realidad lo era. Al lado de las gatadas que sueltan por esas ferias, el toro del co?¨¢.
Babelia
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