Cardenal remata su faena

El relevo del fiscal Bartolom¨¦ Vargas en el caso Ercros y su traslado forzoso a un puesto que le veda cualquier posibilidad de entrar en contacto con ¨¦l en el futuro no han constituido sorpresa. Es el remate l¨®gico de la faena en la que ha estado empe?ado en los dos ¨²ltimos a?os el fiscal general del Estado, Jes¨²s Cardenal: bloquear la posibilidad de que el asunto llegara al Supremo y de que el ministro Piqu¨¦ fuera llamado a declarar como imputado ante esa instancia judicial. Y que ha sido redondeada, si cabe, con la ins¨®lita advertencia al fiscal anticorrupci¨®n de que no adopte iniciativa alguna sobre el caso Ercros sin someterla previamente al fiscal general.

Con la persistente y notoria desaprobaci¨®n de su m¨¢ximo superior jer¨¢rquico, la continuidad de Vargas en el caso Ercros era insostenible. Su destituci¨®n es el ¨²ltimo y consecuente acto del papel de abogado del Gobierno que Cardenal ha desempe?ado en el caso Ercros, no import¨¢ndole forzar al l¨ªmite las normas de funcionamiento interno del ministerio fiscal para conseguir sus prop¨®sitos. Cardenal ya dej¨® entrever a principios de agosto, con el estilo melifluo que le caracteriza, que 'posiblemente sea una medida que tengamos que tomar'.

El relevo de Vargas no bastaba por s¨ª solo para dejar el campo enteramente libre al fiscal del Estado, pues alg¨²n fiscal de la Sala Segunda del Supremo deber¨ªa hacerse cargo del caso, aunque s¨®lo fuera para dar curso al rebuscado y salom¨®nico pronunciamiento de la Junta de Fiscales de Sala en el sentido de que Piqu¨¦ declare como testigo ante la Audiencia Nacional. Pero los fiscales de la secci¨®n de la Sala Segunda, a la que pertenece Vargas, se hab¨ªan pronunciado anteriormente por 10 votos contra dos a favor de la propuesta de imputar a Piqu¨¦. Ante el riesgo de que otro fiscal pudiera llegar a las mismas conclusiones que Vargas, Cardenal ha optado por encargar directamente el caso al fiscal jefe, Jos¨¦ Aranda, partidario de archivar el sumario en lo que pudiera afectar a Piqu¨¦. De esta forma, el fiscal general se asegura de que no habr¨¢ un tercer pulso con los fiscales de la Sala Segunda del Supremo.

No ha sido Cardenal precisamente el primer fiscal del Estado que ha dado muestras de una actitud servil en asuntos que ata?en al Gobierno que lo nombra. Pero es dif¨ªcil encontrar un comportamiento que haya interferido de forma tan burda en el funcionamiento interno del ministerio fiscal. La estructura jer¨¢rquica de esta instituci¨®n no ampara una intervenci¨®n tan arbitrista, forzada y escasamente fundada como la realizada por el actual fiscal del Estado en el caso Ercros. La justicia ha dado otro paso atr¨¢s en su credibilidad.