Prisi¨®n a los 40 por insumiso
Un coru?¨¦s ir¨¢ a la c¨¢rcel una d¨¦cada despu¨¦s de negarse a hacer la mili
Carlos S¨¢nchez Crestar, un coru?¨¦s de 40 a?os, profesor de ingl¨¦s y de inform¨¢tica en el instituto p¨²blico Alfredo Bra?as de Carballo (A Coru?a), est¨¢ viviendo la cl¨¢sica pesadilla que sufrieron muchos j¨®venes despu¨¦s de cumplir el ahora extinto servicio militar: que los llamaban de nuevo a filas. Carlos S¨¢nchez no hizo la mili porque se declar¨® insumiso en 1990, pero la m¨¢quina judicial que se puso en marcha al negarse a prestar servicio, militar o social, le ha alcanzado. De no prosperar un ¨²ltimo recurso que sus abogados presentar¨¢n hoy, este fin de semana ser¨¢ el ¨²ltimo que pase en libertad en dos a?os, cuatro meses y un d¨ªa.
'Tengo la sensaci¨®n de que he perdido una batalla personalmente, despu¨¦s de haber ganado colectivamente la guerra contra el servicio militar. Le ha pasado a muchos, que han pagado facturas muy altas por sus ideas, y creo que hay 10.000 casos pendientes. Lo raro de mi caso es que la batalla la he perdido despu¨¦s de que gan¨¢semos', reflexiona el primer d¨ªa despu¨¦s de conocer la decisi¨®n judicial.
'He perdido una batalla personal despu¨¦s de ganar la guerra contra el servicio militar'
Carlos S¨¢nchez Crestar utiliza el plural porque lleva exactamente la mitad de su vida afiliado a la CNT. Esa militancia le llev¨® a objetar primero, en 1988, y dos a?os despu¨¦s, a no presentarse en un hogar del pensionista de C¨¢ceres al que le hab¨ªan destinado para realizar la prestaci¨®n social sustitutoria (PSS). Era el 20 de diciembre de 1990 y ten¨ªa ya 30 a?os, 'una edad en la que ya no estaba obligado a realizar la PSS, seg¨²n la Comisi¨®n Nacional de Objeci¨®n de Conciencia', asegura su abogado, Joaqu¨ªn de la Vega.
La primera consecuencia judicial, una citaci¨®n, tard¨® dos a?os en producirse. Cuatro m¨¢s tarde, en 1996, el titular del Juzgado Penal n¨²mero 3 de A Coru?a, Raimundo San Adri¨¢n Otero, le conden¨® a un mes de inhabilitaci¨®n, pese a que la petici¨®n fiscal era de tres a?os. El ministerio p¨²blico recurri¨® y un a?o m¨¢s tarde la Secci¨®n Quinta de la Audiencia Provincial coru?esa elev¨® la pena a dos a?os, cuatro meses y un d¨ªa de prisi¨®n y a inhabilitaci¨®n absoluta durante la condena.
Carlos S¨¢nchez present¨® un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, que tres a?os despu¨¦s, en septiembre de 2000, resolvi¨® no admitirlo. En diciembre, en un ¨²ltimo intento de paralizar la ejecuci¨®n de la sentencia, los letrados Manuel Meiri?o y Joaqu¨ªn de la Vega enviaron un escrito solicitando la intervenci¨®n de la fiscal¨ªa, que no se pronunci¨®. Anteayer, mi¨¦rcoles, el juez San Adri¨¢n Otero emiti¨® la orden de ingreso inmediato en prisi¨®n por sentencia firme.
'Sabemos que el juez ha hecho lo humanamente posible para evitar que se produzca una injusticia, pero es que los legisladores han trasladado la resoluci¨®n de un conflicto a los tribunales', asegura Joaqu¨ªn de la Vega. Su cliente tiene un punto de vista m¨¢s descarnado: 'La maquinaria de la justicia es ciega, y tiene que aplicar una mala ley hecha para reprimir un problema social', asegura el condenado.
El profesor S¨¢nchez Crestar no ha querido acogerse a los beneficios del nuevo C¨®digo Penal, que podr¨ªan haber convertido la pena de c¨¢rcel en seis u ocho a?os de inhabilitaci¨®n. 'Ser¨ªa un mal mayor, porque ir a prisi¨®n es malo, pero en mi profesi¨®n, y a mis a?os, no tener trabajo ser¨ªa peor', asegura el insumiso, que tambi¨¦n es consciente de que otros en su caso han obtenido el tercer grado en d¨ªas. 'Eso hace m¨¢s absurda la cuesti¨®n: condenar a alguien por sus ideas y liberarlo durante el d¨ªa sin que haya arrepentimiento'.
De hecho, la pena de c¨¢rcel lleva aparejada la inhabilitaci¨®n, por lo que el profesor S¨¢nchez Crestar podr¨ªa dejar de serlo, al menos como funcionario p¨²blico. 'Antes, la inhabilitaci¨®n era de por vida. Ahora, la ley indica que al t¨¦rmino de la condena estudiar¨¢ el reingreso una comisi¨®n', aclara el docente insumiso.
Desde el pasado mi¨¦rcoles, Carlos S¨¢nchez se ha hecho a la idea de que el pr¨®ximo lunes no ser¨¢ una vuelta m¨¢s al trabajo. 'Supongo que acabar¨¦ yendo a prisi¨®n, o, m¨¢s bien, que me acabar¨¢n llevando. Yo, desde luego, no me presento'.
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