Una agenda Barcelona 2004
Estamos en las inundaciones del estadio, aquel susto en el trayecto hacia los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992. Me refiero, claro est¨¢, al trayecto de ahora hacia el F¨°rum del 2004. Como entonces, hay crisis y faltan tres a?os para el evento. Pero, como entonces, no tiene por qu¨¦ tratarse de otra cosa que de una crisis de crecimiento, de maduraci¨®n, que puede apuntar perfectamente a un ¨¦xito final semejante al de entonces.
Para que sea as¨ª, sin embargo, hay que aprovechar la crisis, hay que estar a su altura, es decir, dar con la causa y con la respuesta adecuada. A mi modo de ver, la causa de fondo es una: el cambio de contexto que se viene produciendo en los ¨²ltimos tiempos. El contexto en el que naci¨® la idea del F¨°rum queda atr¨¢s y emerge una nueva realidad. Joaqu¨ªn Estefan¨ªa hablaba el otro d¨ªa en EL PA?S de 'un Mayo del 68 mundial'. Se trata, efectivamente, de un movimiento internacional que contesta al sistema, a la globalizaci¨®n econ¨®mica sin control democr¨¢tico alguno, a sus efectos salvajes sobre las diferencias econ¨®micas entre los pueblos, sobre el medio ambiente, sobre la cultura. Frente a sus estragos, el movimiento se alza con los valores fundamentales de la paz -y de la justicia que le es inherente-, de la sostenibilidad y de la diversidad cultural. Nada m¨¢s y nada menos que las ideas que justifican y que deben articular el F¨°rum.
Puede ser que el honesto abandono de Josep Caminal no haya sido tan s¨®lo una inundaci¨®n inconveniente, sino tambi¨¦n el detonante para una adaptaci¨®n prometedora del F¨°rum
Fue, al principio, la contestaci¨®n de los sectores m¨¢s acelerados, en un abanico ciertamente variopinto y hasta contradictorio. Pero ya no estamos s¨®lo en eso. Las ideas, si se basan en la realidad que la gente percibe, son siempre contagiosas. Y el contagio se est¨¢ dando en amplios sectores de opini¨®n. Est¨¢ despertando una amplia conciencia ciudadana de ¨¢mbito global. De ah¨ª a la exigencia social de soluciones pol¨ªticas, va un solo paso.
Jospin lo sabe y se ha anticipado con la tasa Tobin. Ha sido la primera se?al, un primer paso en la transici¨®n hacia un nuevo momento: el de las propuestas, el de los modelos superadores. Est¨¢ empezando a ser hora de dialogar, de inventar, de proponer, de construir: la hora de la pol¨ªtica, en el sentido m¨¢s creativo e innovador de la palabra y, por ello, tambi¨¦n en su sentido m¨¢s abierto y participativo.
Este es el nuevo contexto en que el F¨°rum del 2004 va a producirse y al que tiene que apostar con todas las consecuencias y con todo el rigor. No tiene otra salida. De no ser as¨ª, podr¨ªa percibirse como una frivolizaci¨®n, como un escarnio a las ideas en que se basa y que van a estar a flor de piel en el mundo entero.
Si nos acompa?a el acierto, la Barcelona del 2004 podr¨ªa resultar el ¨¢gora universal, rigurosa e innovadora, pac¨ªfica y festiva, en la que se materializara un paso decisivo en esa transici¨®n apenas iniciada de la contestaci¨®n a las respuestas. Una oportunidad realmente extraordinaria, que dispara la trascendencia del evento.
Para ello, pienso que urge una labor: tratar de avanzar en la configuraci¨®n de una Agenda Barcelona-2004, es decir, en la fijaci¨®n de aquellos 5, 10 o 15 temas neur¨¢lgicos en los que sea posible dar el paso, transitar hacia unas propuestas transformadoras y viables, de amplio consenso, indicativas de una nueva cota moral y pol¨ªtica de la humanidad. Para entendernos, se tratar¨ªa de establecer una relaci¨®n de tasas Tobin, de puntos de encuentro de naturaleza diversa, que articulara los trabajos y concentrara las energ¨ªas del F¨°rum: la propia tasa Tobin y sus aplicaciones para el reequilibrio econ¨®mico, tal vez la Organizaci¨®n Mundial de la Cultura propuesta recientemente por Jeremy Rifkin a favor de la diversidad cultural del planeta, una posible moratoria sobre la pena de muerte, algunos hitos medioambientales... Est¨¢n los temas. Est¨¢n tambi¨¦n los interlocutores cient¨ªficos, sociales y pol¨ªticos. Hay que asumir esa apuesta a fondo, y replantear cuanto haga falta.
Puede ser que el honesto abandono de Josep Caminal no haya sido tan s¨®lo una inundaci¨®n inconveniente, sino tambi¨¦n el detonante para una adaptaci¨®n prometedora del F¨°rum del 2004.
Jordi Font es comisionado de Estudios y Relaciones Culturales de la Diputaci¨®n de Barcelona.
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