?Debe modificarse el proyecto del F¨°rum 2004?

?Debe el F¨°rum 2004 modificar sus contenidos? ?Debe reorientar los tres ejes de debate porque puede resultar peligroso que se convierta en un foro de movimientos antisistema? ?Debe acortar su duraci¨®n, prevista, en principio, para seis meses? ?Debe reducir el presupuesto fijado en 51.500 millones porque no hace falta hacer algo con proyecci¨®n internacional, sino algo modesto? ?Debe ...........? La lista de interrogantes que se ha abierto tras la inesperada renuncia de Josep Caminal como consejero delegado del F¨°rum 2004, cargo que asumi¨® el pasado 17 de julio, es muy larga. Porque la espantada de Caminal ha destapado una aut¨¦ntica caja de truenos en torno a un acontecimiento de nuevo cu?o y que ha ido avanzado con enormes dificultades desde su parto, en octubre de 1996.

El F¨°rum 2004 quiso ser desde un principio, m¨¢s que un acontecimiento cultural, de las culturas. Y, con ello, de todos los problemas, realidades y retos que rodean al mundo actual. Por eso, tiene el apoyo y patrocinio de la Unesco. Un punto de encuentro y discusi¨®n de todas las corrientes de pensamiento y formas de vivir. Del llamado sistema y del antisistema.

Se quiso huir del modelo de las Exposiciones Universales y llegar a una suerte de mixtura entre los espacios para la reflexi¨®n -debates, congresos, cumbres de organismos internacionales como la propia Unesco-, dos grandes exposiciones -aunque al principio fueron tres las proyectadas- y el tiempo para la diversi¨®n y lo l¨²dico. De ah¨ª que tambi¨¦n se pensara en un festival de las artes y en una programaci¨®n muy diversa de todo tipo de representaciones art¨ªsticas. La otra gran parte del F¨°rum es la reforma urban¨ªstica de un ¨¢rea a caballo entre Barcelona y Sant Adri¨¤. Una zona m¨¢s que castigada, casi abandonada.

El F¨°rum, adem¨¢s, naci¨® con la aspiraci¨®n de ser un acontecimiento de proyecci¨®n internacional, lo que, se pens¨®, beneficiar¨ªa a todos: Barcelona, Catalu?a, Espa?a. Se trata de un evento tutelado por tres administraciones de distinto signo pol¨ªtico: un equipo de gobierno de izquierdas en el Ayuntamiento de Barcelona, el nacionalismo de Converg¨¨ncia i Uni¨® en el Gobierno catal¨¢n y el Partido Popular al frente de la Administraci¨®n central. Aunque finalmente las tres llegaron a acuerdos y consensuaron el programa y el cap¨ªtulo financiero, fue un pacto muy dif¨ªcil que ha saltado por los aires tras una titubeante gesti¨®n de Jaume Sodupe y la inesperada renuncia de Caminal.

Pr¨¢cticamente todas las fuerzas pol¨ªticas, incluido el PSC -el partido del alcalde de Barcelona, Joan Clos-, se plantean ahora que tal vez s¨ª habr¨ªa que modificar algo del F¨°rum. Tal vez la duraci¨®n, tal vez algo de los contenidos, igual reducir el presupuesto para el cap¨ªtulo m¨¢s festivo del evento. Lo cierto es que desde el Partido Popular, pasando por CiU, los socios de Clos en la alcald¨ªa -Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya-Verds- y las propias administraciones se muestran ahora partidarias de volver a hablar de todas las cartas del F¨°rum. Los hay, como el PP, que quieren huir de grandes debates sobre cuestiones como la globalizaci¨®n y pretenden que el F¨°rum sea algo menos complejo. Menos problem¨¢tico.

La pregunta que parece que ahora vuelve a estar en el aire es si el F¨°rum debe ser un acontecimiento que interese a la humanidad o si, por el contrario, con algo m¨¢s que un Grec ya basta.