La falta de placer en la esquizofrenia se debe a una disfunci¨®n cerebral
Las alteraciones neurol¨®gicas podr¨ªan explicar ciertos comportamientos paranoides
Las personas que padecen esquizofrenia tienen una marcada dificultad para reconocer los olores agradables a pesar de que reconocen los malos olores de forma similar a los individuos sanos. ?sta es la principal conclusi¨®n que se desprende de un estudio realizado por un equipo de investigaci¨®n de la Universidad de Iowa (EE UU), liderado por el psiquiatra espa?ol Benedicto Crespo-Facorro. 'Es interesante ver c¨®mo estos resultados son consistentes con la cl¨ªnica diaria en la que nos encontramos con pacientes que describen claramente una p¨¦rdida de su capacidad para experimentar placer con las cosas o las situaciones sociales que previamente les gustaban', explicaCrespo-Facorro.
El estudio se centr¨® en c¨®mo 18 personas con esquizofrenia y 16 sujetos sanos experimentaban subjetivamente un olor bueno y otro desagradable. Durante la realizaci¨®n de las pruebas se tomaron im¨¢genes de la distribuci¨®n del flujo sangu¨ªneo cerebral mediante la aplicaci¨®n de tomograf¨ªa por emisi¨®n de positrones (PET), una forma indirecta de registrar la actividad del cerebro. 'Una analog¨ªa podr¨ªa ser ¨¦sta: cuando montamos en bicicleta hay un mayor flujo de sangre que va hacia las piernas, pero si cambiamos de actividad y nos ponemos a comer, entonces el flujo ir¨¢ hacia el estomago para as¨ª ayudar a la digesti¨®n', explica Crespo-Facorro. 'Aunque en el cerebro este proceso es mucho m¨¢s selectivo y espec¨ªfico, la PET permite ver c¨®mo se redistribuye la sangre entre las diferentes regiones cerebrales dependiendo de la actividad neurol¨®gica que estemos realizando'.
Al comparar las im¨¢genes tomadas, el equipo de investigaci¨®n constat¨® que los sujetos sanos usaban regiones cerebrales filogen¨¦ticamente m¨¢s 'primitivas', como el sistema l¨ªmbico, para reconocer los est¨ªmulos desagradables o aversivos, mientras que, a su vez, utilizaban regiones del l¨®bulo frontal -m¨¢s sofisticadas- para reconocer los olores agradables y placenteros. Sin embargo, los pacientes que padec¨ªan esquizofrenia no presentaban este patr¨®n de activaci¨®n.
'Fue fascinante observar que los individuos con esquizofrenia usan el l¨®bulo frontal durante la valoraci¨®n de olores desagradables. Es como si las regiones frontales fueran secuestradas para asegurar el reconocimiento de est¨ªmulos con caracter¨ªsticas desagradables o amenazantes, y se hubiera perdido la capacidad del l¨®bulo frontal para experimentar olores agradables', explica Crespo-Facorro, que actualmente trabaja como investigador en el servicio de psiquiatr¨ªa del Hospital Universitario Marqu¨¦s de Valdecilla de Santander.
'Una explicaci¨®n filogen¨¦tica nos llevar¨ªa a pensar que en las personas con esquizofrenia existe una redistribuci¨®n funcional de regiones cerebrales que permite el reconocimiento de los olores desagradables, que son m¨¢s importantes para la supervivencia', asegura Crespo-Facorro. 'La utilizaci¨®n de zonas frontales para asegurar esa funci¨®n podr¨ªa ocasionar una p¨¦rdida funcional del l¨®bulo frontal para activarse ante est¨ªmulos placenteros, puesto que las ¨¢reas frontales no podr¨ªan asumir simult¨¢neamente ambas funciones. Nosotros postulamos la posibilidad de que esta falta de activaci¨®n justifica que los pacientes presenten una alteraci¨®n en su capacidad para reconocer est¨ªmulos placenteros'.
Seg¨²n los autores de la investigaci¨®n, que se public¨® el pasado 25 de julio en el Journal of the American Medical Association, los resultados obtenidos pueden tener implicaciones para entender ciertos comportamientos y s¨ªntomas de las personas que sufren la enfermedad. 'En particular, la activaci¨®n durante el reconocimiento de olores desagradables de regiones cerebrales inespec¨ªficas para realizar esta tarea puede motivar la existencia de un estado anormal de especial vigilancia ante est¨ªmulos amenazantes o peligrosos en la esquizofrenia. De esta manera, este mismo mecanismo puede provocar una mala interpretaci¨®n de experiencias interpersonales y facilitar que se perciba a otra persona como peligrosa, dando lugar a la aparici¨®n de s¨ªntomas paranoides', explica Benedicto Crespo-Facorro.
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