Consumir pescados de Andaluc¨ªa
En algunas ocasiones llego a pensar que la acuicultura debe ser gafe porque no creo posible que ninguna actividad haya tenido que superar tantos problemas para poder consolidarse como ¨¦sta. A la larga lista ya expuesta en otras ocasiones (problem¨¢tica derivada de la incorrecta aplicaci¨®n del reglamento de la Ley de Costas, deficiente calidad del agua por vertidos, robos, etc¨¦tera), hay que a?adir ahora la p¨¦rdida de valor del producto en origen, debido a la masiva entrada de pescado procedente de pa¨ªses como Grecia y Turqu¨ªa.
La situaci¨®n es especialmente grave porque los niveles actuales de precio que se paga al productor han alcanzado el umbral de la rentabilidad, torno a las 700 pesetas por kilo, es decir, los costes de producci¨®n son mayores que los precios actuales, por lo que la situaci¨®n se hace inviable para muchas empresas. Como siempre los m¨¢s perjudicados son los medianos y peque?os productores, que no tienen capacidad financiera para soportar esta incidencia. Y, adem¨¢s, esta disminuci¨®n de ingresos del productor no se refleja en el consumidor, ya que en el mercado y en los puntos finales de venta se siguen manteniendo los mismos precios, por lo que son los intermediarios los ¨²nicos que est¨¢n benefici¨¢ndose.
Pero, como en todo, no cabe lamentarse, sino que hay que buscar soluciones que corrijan la situaci¨®n actual. La primera pasa por la uni¨®n, todos los productores en Espa?a, y especialmente en Andaluc¨ªa -que es el ¨¢mbito de nuestra competencia-, tenemos que estar unidos y hacer frente com¨²n. Este primer requisito est¨¢ pr¨¢cticamente alcanzado, y la Asociaci¨®n de Empresas de Acuicultura de Andaluc¨ªa es ya una realidad que aglutina a m¨¢s del 95% de la producci¨®n pisc¨ªcola andaluza.
En segundo lugar, tenemos que darle el verdadero valor a nuestro producto y es que llegan determinados momentos donde el chauvinismo puede convertirse en una herramienta b¨¢sica y fundamental para conseguir el desarrollo de algo que nos compete o afecta de forma muy importante. Aunque pueden surgir las preguntas: ?es este instrumento v¨¢lido?, ?es aceptable utilizar argumentos de solidaridad para con los m¨¢s cercanos?, ?es v¨¢lida la idea de potenciar el consumo de nuestro producto frente a otros productos provenientes de pa¨ªses m¨¢s o menos lejanos? Pues mi contestaci¨®n es que s¨ª, no s¨®lo lo considero v¨¢lido y aceptable, sino que adem¨¢s lo considero justo y necesario.
Los trabajadores andaluces dedicados a la acuicultura desarrollan su labor en un ambiente sano, regulados por convenios laborales, con horarios y jornadas de trabajo adecuadas, de este tenemos garant¨ªa, de lo que ocurre en otros pa¨ªses no la tenemos. Las normas higi¨¦nicas y sanitarias est¨¢n permanentemente controladas por nuestros veterinarios y personal especializado, la de los otros pa¨ªses no lo sabemos. Nuestro producto es m¨¢s fresco, porque est¨¢ en pocas horas en nuestros mercados, en nuestros restaurantes y en nuestras casas, sin embargo, para que lleguen los de otros pa¨ªses debe de pasar varios d¨ªas. ?stas son algunas claves que diferencian nuestro producto.
La respuesta tiene que ser proporcional y tenemos que considerar que al pescado producido en nuestras aguas lo est¨¢n sometiendo a un ataque despiadado desde terceros pa¨ªses, donde en una competencia desigual est¨¢n intentando provocar la quiebra de muchas de nuestras empresas. No podemos permanecer impasibles. Est¨¢ en nuestras manos, en las manos de los andaluces, somos nosotros los que podemos, y debemos, tomar esa opci¨®n de elegir nuestro producto, porque a la par que estamos consumiendo el pescado de mayor calidad (lo puede haber igual, pero no superior), estamos contribuyendo a potenciar los recursos de nuestra tierra, a aumentar el nivel de vida de los que aqu¨ª habitamos -tan maltratado en otros tiempos-, a engrandecernos liderando la producci¨®n espa?ola y europea, recuperando el prestigio y la preeminencia que en su momento llegamos a tener.
A la Administraci¨®n hay que pedirle que contin¨²e con el apoyo dado hasta ahora, pero en especial le pido que cumpla y haga cumplir las normas de etiquetado del pescado, donde se contempla el origen y la frescura del producto, para que el ciudadano pueda elegir, sin lugar a dudas, el producto que prefiere.
Porque esta actitud que estoy solicitando no va a tener una repercusi¨®n pasajera, limitada en el tiempo, sino que se reflejar¨¢ sobre todo en las generaciones venideras y nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos lo agradecer¨¢n. Que no vuelva a ocurrir lo que les ha ocurrido a nuestros hermanos pescadores andaluces, donde segundos y terceros pa¨ªses nos han tenido y nos tienen coaccionados. Seamos autosuficientes, produzcamos, comercialicemos y consumamos nuestros pescados. Que la dorada y la lubina de crianza de Andaluc¨ªa sean nuestra opci¨®n, que la dorada y la lubina del sur sean 'nuestros productos'.
Y, sobre todo, les pido solidaridad a nuestros queridos pescaderos, sabios profesionales, que detr¨¢s del mostrador saben diferenciar la calidad del producto, les pido que por un peque?o margen de rentabilidad, a costa de la calidad, no traicionen a nuestros pescados.
Adem¨¢s, hay que hacerlo ya, no podemos esperar a que se pierda de nuevo otro mont¨®n de puestos de trabajo en nuestra tierra, por esto les pido, desde la Asociaci¨®n de Empresas de Acuicultura de Andaluc¨ªa, un apoyo decidido a todos los consumidores andaluces, para que a la hora de comprar el pescado fresco o al consumirlos en restaurantes exijan que se hayan criado en aguas andaluzas, donde tienen todas las garant¨ªas de calidad y frescura.
Juan Manuel Garc¨ªa de Lomas Mier es presidente de Asema (Asociaci¨®n de Empresas de Acuicultura de Andaluc¨ªa).
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