Patriotismo en Wall Street
Las instituciones financieras intentan evitar el desastre burs¨¢til de ma?ana apelando al orgullo americano
Si, como est¨¢ previsto, abre la Bolsa y las firmas inversoras, bancos y empresas de Wall Street son capaces de hacer decentemente su trabajo, se deber¨¢, sin duda, a un esfuerzo extremo, no s¨®lo desde un punto de vista t¨¦cnico (ayer s¨¢bado, la Bolsa y algunas firmas realizaron, aparentemente con ¨¦xito, sus primeras pruebas), sino, sobre todo, humano.
De los casi 5.000 hombres y mujeres que yacen bajo los escombros de las Torres Gemelas, es muy posible que m¨¢s de la mitad fueran brokers o personal ayudante. El principal problema para la apertura de los mercados no van a ser las l¨ªneas tel¨¦f¨®nicas o las computadores, que en su mayor parte estar¨¢n a punto. El problema casi irresoluble va a ser c¨®mo sustituir en cuatro d¨ªas a esos hombres y mujeres, altamente especializados y eficaces, c¨®mo conseguir que el pr¨®ximo lunes todos los clientes que llamen a pedir informaci¨®n y consejo sobre sus inversiones sean atendidos con seguridad , rapidez y confianza.
Apoyo desde Londres
Firmas como Merrill Lynch, Lehman Brothers, American Express o Morgan Stanley Dean Witter, que han sufrido parte de estas p¨¦rdidas, han trasladado las operaciones que realizaban desde sus oficinas en los edificios derrumbados o muy afectados a otros locales fuera del distrito financiero o, incluso, al otro lado del r¨ªo, en Nueva Jersey. Un portavoz de Lehman explic¨® a Reuters que algunas operaciones que se hac¨ªan en Wall Street se realizar¨¢n ma?ana desde sus oficinas en Tokio y Londres. La mayor¨ªa ha intentado tambi¨¦n trasladar a Nueva York empleados de otras ciudades, pero el cierre de los aeropuertos ha complicado la operaci¨®n.
'Debemos tener en cuenta no s¨®lo el gran n¨²mero de compa?eros que han muerto, sino tambi¨¦n el estado de shock en que se encuentran muchos de los supervivientes, que han perdido a su marido, a su mujer o su companero o que ha visto desaperecer en cuesti¨®n de minutos a varios de sus mejores amigos', explic¨® un responsable de Morgan Stanley que no quiso ser identificado.
La mayor parte de las empresas afectadas (la propia Merrill Lynch, American Express, Morgan Stanley o AON Corporation) public¨® ayer en los principales diarios el pa¨ªs mensajes a toda p¨¢gina, con distintos textos, en los que expresaba su dolor por lo ocurrido, garantizaba a sus clientes que sus inversiones nunca corrieron peligro y su esperanza en que los clientes se comportaran con orden y fortaleza. Los analistas financieros recuerdan que el comportamiento financiero americano a ra¨ªz de Pearl Harbor y la Guerra del Golfo. En el primer caso la gran ca¨ªda de la bolsa, en diciembre de 1941, se recuper¨® en un mes. En la guerra contra Irak, los mercados recobraron la mitad de lo perdido en unos meses. Desde el punto de vista t¨¦cnico, uno de los principales problemas era como conseguir que las 75.000 o 100.000 personas que tienen que ir de nuevo el lunes al distrito financiero (cerrado a cal y canto desde el martes salvo para los equipos de salvamento y desescombro) dispusieran de un sistema de transporte adecuado. El alcalde, Rudolph Guiliani, que se ha convertido en uno de los h¨¦roes de la ciudad por su incansable trabajo y serenidad y, sobre todo, por su continua presencia animando a equipos de rescate, prometi¨® abrir las estaciones de metro de la zona y reestablecer parte del servicio de autobuses y el mismo s¨¢bado cumpli¨® su palabra. A media ma?ana empezaron a circular por el Bajo Manhattan los primeros convoyes, todo un s¨ªmbolo de vida para Wall Street. El barrio, el distrito financiero m¨¢s famoso del mundo, segu¨ªa ayer, sin embargo, parcialmente bloqueado. Algunos periodistas y distinto personal acreditado pudo acercarse m¨¢s al area donde estaban los Torres Gemelas, pero el lugar concreto del impacto sigue, y seguir¨¢ durante alg¨²n tiempo, completamente aislado por polic¨ªa y guardia nacional.
Hay muchas calles cercanas a la zona que apenas sufrieron da?os, como en la que se encuentra la propia Bolsa, pero estaban ayer todav¨ªa cubiertas de polvo, pese al esfuerzo de las gigantescas aspiradoras de los camiones de limpieza, que intentan, a toda velocidad, volver a despejarlas. Las ventanas de la mayor¨ªa de los edificios est¨¢n milagrosamente intactas, como si la densidad de las construcciones hubiera servido de escudo. Sigue oliendo a humo, incluso en zonas bastante alejadas de las torres hundidas y desde muy lejos de Manhattan sigue vi¨¦ndose una especie de hongo polvoriento, que de noche se vuelve m¨¢s evidente, con los potentes focos que iluminan las labores de desescombro.
Por lo dem¨¢s, en la mayor parte de las calles parece como el tiempo hubiera quedado paralizado, un segundo antes de la explosi¨®n: el carrito de los perritos calientes, intacto, el peque?o puesto de fruta, las magdalenas en el mostrador de la cafeteria Starbucks, el hombre de carton piedra en la papeler¨ªa Kinko's. En el 55 de Wall Street, el lujoso hotel Regent se prepara para abrir tambi¨¦n sus puertas. En su sal¨®n de actos se siguien albergando bomberos cansados y polic¨ªas polvorientos, con peque?as m¨¢scaras protectoras, que acuden a tomar un caf¨¦ en un buffet de urgencia y reposar un rato en sus mullidos sofas. Todos los clientes fueron evacuados en la noche del martes. 'Tenemos mucho trabajo por delante', dice la directora Sandra Finley, una brit¨¢nica que no ha perdido la calma. 'Estamos empezando a limpiar, sobre todo la cocina, que ha quedado completamente inservible, tras los cortes de electircidad. Pero no nos quejamos, tenemos agua y un generador'.
'Lo que tenemos que hacer est¨¢ claro para todos, seguir trabajando y comerciando', sentenci¨® Richard Grasso, el presidente de la Bolsa de Nueva York. Este edificio no sufri¨® da?os directos, auque qued¨® sin electricidad ni tel¨¦fono. Es una cuesti¨®n de patriotismo y para ponerlo a¨²n m¨¢s de manifiesto anunci¨® que la sesi¨®n del lunes se abrir¨¢ con dos minutos de silenio en recuerdo de las victimas y el himno 'Dios bendiga a America'.
Las grandes firmas buscan oficinas
Volver a empezar, si, pero ?d¨®nde? Wall Street ha perdido en unas horas m¨¢s del 20% de su superficie de oficinas. Firmas como Morgan Stanley o American Express han tenido que recurrir a apa?os de emergencia para volver a montar sus operaciones: algunas han accedido compartir provisionalmente espacio con sus rivales, otras han alquilado ya, con contratos duraderos, instalaciones pr¨®ximas, la mayor¨ªa en New Jersey. Muchos se preguntan si este ser¨¢ el final de Wall Street c¨®mo tal, si las empresas se acostumbrar¨¢n, ahora que los medios t¨¦cnicos lo permiten, a existir en una periferia poco prestigiosa pero m¨¢s barata, o si volver¨¢n a Manhattan, pasado el trauma. La crisis de las 'punto.com' ha dejado edificios vac¨ªos este ¨²ltimo a?o, pero muchas de las firmas afectadas por el atentado, necesitan grandes espacios abiertos para instalar a sus brokers, algo dif¨ªcil de conseguir en la ciudad. Firmas como UBS Warburg ya empezaron a dejar el centro de Manhattan por zonas m¨¢s tranquilas, como Stanford, en Conneticut, donde se instal¨® hace dos a?os. Merrill Lynch, Citigroup, Morgan Stanley y Bank of New York llevan desde el martes buscando nuevas oficinas en Westchester y Long Island, a m¨¢s de una hora en tren de Manhattan. American Express y Lehman Brothers ya habr¨ªan firmado tratos en para reinstalarse en New Jersey. Ser¨¢ algo m¨¢s que una soluci¨®n temporal. Se estima que las obras de limpieza y reconstrucci¨®n podr¨ªan tardar hasta cinco a?os. Y una vez acabadas es poco probable que las empresas quieran volver a trasladarse a un lugar tan marcado por la tragedia.
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