'Lo sucedido no escapar¨¢ de mi memoria'
Con 65 a?os y dos hijos, fue embajador en Angola y M¨¦xico, antes de presidir la Sociedad Estatal para la Expo 92 de Sevilla. Desde 1998 est¨¢ en Nueva York como c¨®nsul general. Supuso su vuelta a la diplomacia, y all¨ª, el ¨²ltimo martes, pas¨® el peor momento de su carrera. 'Nada ha tenido el calibre y el calado tr¨¢gico que tiene esto', asegura.
Pregunta. ?Cu¨¢ntos espa?oles hab¨ªa en Nueva York en el momento del ataque terrorista?
Respuesta. La matr¨ªcula de espa?oles en el consulado de Nueva York es la m¨¢s alta de los nueve consulados en Estados Unidos: hay unos 21.000 o 22.000, m¨¢s los turistas, entre 700 y 1.000.
P. ?C¨®mo les prestaron ayuda?
R. Hubo muchas llamadas desde Madrid preguntando por familiares. A mediod¨ªa empezaron a llegar personas demudadas preguntando que qu¨¦ hac¨ªan. Les dijimos que mantuvieran la reserva de su hotel y que contaran con el consulado si ten¨ªan alg¨²n problema. Lleg¨® una pareja en situaci¨®n de cat¨¢strofe que viv¨ªa en el Hilton Milenium, enfrente de las Torres Gemelas, a la que no dejaron ya subir a la habitaci¨®n cuando bajaron a desayunar, y que estaba sin dinero, sin pasaporte y sin billete.
P. ?Han podido garantizar asistencia a todos?
R. A todos los que se han acercado al consulado les hemos podido proveer de pasaportes o salvoconductos. Unos 75 u 80 han solicitado ayuda econ¨®mica, y les hemos dado 200 d¨®lares a cada uno, seg¨²n la partida de protecci¨®n de espa?oles llamada Concepto 493. Yo les tranquilizo a todos diciendo que ninguno va a dormir al raso ni va a dejar de comer. Tambi¨¦n les hemos prestado ayuda en comunicaci¨®n: tel¨¦fonos e Internet. Habr¨¢n hecho 3.000 o 4.000 llamadas.
P. ?Necesitan algo?
R. No. Tenemos todos los medios posibles, aunque algunas veces se nos colapsa la centralita porque pueden entrar 500 llamadas en una hora. Hemos tenido el refuerzo de parte del personal que est¨¢ en Naciones Unidas.
P. ?Se sabe algo de los espa?oles desaparecidos?
R. Todos los c¨®nsules generales de la Uni¨®n Europea nos encontramos lo mismo: un aluvi¨®n de llamadas al principio, que nos hicieron confeccionar listas desmesuradas: yo, unas 300 personas; el alem¨¢n, 700; el italiano, 1.500. Restablecidas las comunicaciones, empezaron a ponerse en contacto con sus familias. En la alcald¨ªa hay una persona de contacto con una base de datos nutrida por hospitales, Cruz Roja, bomberos y polic¨ªa. La lista inicial se me ha reducido a alrededor de nueve personas con las que no hemos contactado. De ellas, la ¨²nica que realmente sabemos que estaba en el World Trade Center, y podemos suponer que, desgraciadamente, fue afectada, es Silvia San P¨ªo.
P. ?Qu¨¦ es lo peor que ha vivido en estos d¨ªas?
R. He visto personas con una tensi¨®n enorme: una turista que ten¨ªa que someterse a quimioterapia, a la que le aseguramos que se ir¨ªa en el primer vuelo que saliera; otra persona en tratamiento contra la epilepsia, a la que hemos tenido que conseguir medicinas, en un pa¨ªs en el que no te las venden sin receta, y estando todos los m¨¦dicos en sus frentes de batalla.
P. ?Ha habido algo que le sorprendiera especialmente?
R. La salida de la ciudadan¨ªa que trabajaba en Manhattan cuando el alcalde pidi¨® que despejaran la ciudad fue muy espectacular. Iban andando de 20 o 30 en fondo, con una seriedad impecable, sin perder la compostura. Demostraron un temple soberbio.
P. ?Tuvo miedo de que los ataques continuaran?
R. No. Supon¨ªa que era muy dif¨ªcil que los repitieran, entre otras razones, porque el dispositivo norteamericano se puso en situaci¨®n de alerta extrema.
P. ?C¨®mo est¨¢ ahora Nueva York?
R. Al menos aparentemente, y en la mitad norte de Manhattan, ha recobrado el pulso. Los dos primeros d¨ªas, desierta, parec¨ªa un espect¨¢culo on¨ªrico.
P. ?Habr¨¢ para usted un antes y un despu¨¦s?
R. Es imposible pensar que no te afecte. Lo veo tan terror¨ªfico, tan estremecedor, tan duro... Las im¨¢genes de la gente saltando al vac¨ªo todav¨ªa te ponen la carne de gallina.
P. ?Qu¨¦ opina del fallo de los servicios de espionaje norteamericanos?
R. Estamos todos haci¨¦ndonos cruces, porque es dif¨ªcil de concebir que haya habido dos fallos simult¨¢neamente. Ha sido una operaci¨®n de una rara perfecci¨®n, con sincronizaci¨®n asombrosa y una ejecuci¨®n impecable.
P. ?C¨®mo contar¨¢ todo esto a sus nietos?
R. La distancia me har¨¢ verlo con aristas menos pronunciadas. Pero es de las cosas que no escapar¨¢n de mi memoria.
![Emilio Cassinello, fotografiado ayer en Nueva York.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/GQP4BX2SUAAU2IMJVSLDJ2AURM.jpg?auth=1b0ddd1ba015d67d564dfd324311ea72b588c81667650e85ecfa24bfbb02f7e1&width=414)
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