Falso culpable
Un hombre suplanta la identidad de otro y le carga a ¨¦ste de deudas e hipotecas impagadas
Un hombre suplanta la identidad de otro y le carga a ¨¦ste de deudas e hipotecas impagadas
Lleg¨® un momento en que sus presuntas deudas con la Administraci¨®n eran de cinco millones
La Administraci¨®n le reclama deudas originadas por una empresa que no existe, ubicada en un pueblo que le es totalmente desconocido. Para cobrarlas, le han embargado un local que no es suyo, en una poblaci¨®n en la que en su vida ha puesto los pies. Y para rizar el rizo, sobre esta finca pesa una hipoteca a su nombre que jam¨¢s ha suscrito. Salvador Mestres Rubio no es un empresario moroso de Villanueva de la Ca?ada (Madrid), con una finca hipotecada en Benic¨¤ssim (Castell¨®n), tal y como se empe?an en demostrar la Seguridad Social, Hacienda, una escritura firmada ante notario y una hipoteca del Banco de Santander, sino un vecino de Girona a quien alguien ha metido en un berenjenal rob¨¢ndole su identidad.
Desde 1998, Salvador Mestres intenta separar, con escaso ¨¦xito, sus actividades reales de las de su presunto suplantador. Multitud de escritos ante las administraciones y una denuncia ante la Fiscal¨ªa no han conseguido todav¨ªa librarle de negocios fantasmas, propiedades hipotecadas y un sinf¨ªn de deudas que no le pertenecen ni ha generado.
Salvador Mestres empez¨® a toparse con su otro yo cuando recibi¨® en su domicilio de Girona diversas cartas certificadas del Ayuntamiento de Villanueva de la Ca?ada relativas a un d¨¦bito del Impuesto de Actividades Econ¨®micas. Lo consider¨® un error surrealista y decidi¨® olvidarlo, pero inmediatamente siguieron notificaciones de la Agencia Tributaria sobre la omisi¨®n del pago del IRPF y declaraciones de IVA. Sus avisos a la Administraci¨®n respecto a un flagrante error no eran tenidos en cuenta. Su nombre y su documento de identidad figuraban en toda la documentaci¨®n y no hab¨ªa modo de detener el flujo constante de reclamaciones y certificados que remit¨ªan a su domicilio.
Estaba atrapado. Lleg¨® un momento en que sus presuntas deudas con la Administraci¨®n acumulaban unos cinco millones de pesetas. Temiendo lo peor, Salvador Mestres retir¨® el dinero de su cuenta y evit¨® poner a su nombre un piso reci¨¦n adquirido con su mujer. Fue una decisi¨®n acertada, porque al poco tiempo todos sus fondos le eran embargados. Pero su perplejidad lleg¨® al l¨ªmite cuando recibi¨® un aviso de embargo de una finca urbana de 180 metros cuadrados en Benic¨¤ssim. Mestres jam¨¢s hab¨ªa tenido una propiedad en ese lugar, en el que ni tan siquiera hab¨ªa estado nunca. Su presunto suplantador hab¨ªa enga?ado, quiz¨¢ provisto de un DNI falso, a un notario para adquirirla y, adem¨¢s, hab¨ªa conseguido una hipoteca de 21 millones de pesetas del Banco de Santander.
En las diligencias previas llevadas a cabo hasta ahora por el juzgado n¨²mero 7 de Girona se han requerido documentos originales a la Administraci¨®n, en los que ha podido comprobarse que la firma usada por el estafador no coincide en absoluto con la suya. El juzgado de paz de Villanueva de la Ca?ada ha remitido declaraciones de los habitantes del domicilio que aparece como sede social del presunto negocio de Mestres. Todos declaran que se trata de una casa particular y aseguran no conocer de nada a Salvador Mestres, aunque regularmente, y por razones que no se explican, llega al domicilio correo a su nombre.
El letrado que Salvador Mestres se ha procurado para sacarle del embrollo hace constar en la denuncia presentada ante la Fiscal¨ªa que tiene sospechas de que alguien utiliza el nombre y el NIF de su cliente para 'emitir y vender facturas falsas, en el sentido de que no corresponden a ninguna actividad'. Al parecer, existen empresarios desaprensivos que utilizan este tipo de facturas para justificar altas sumas de dinero negro.
Mestres no tiene idea de qui¨¦n puede ser su doble. Su ¨²nica pista proviene de la fecha de nacimiento que apareci¨® en un ordenador de la Administraci¨®n, seg¨²n la cual le llevar¨ªa unos 30 a?os y estar¨ªa pr¨®ximo a jubilarse. La condici¨®n de moroso perseguido por Hacienda hace que Mestres no pueda abrir cuentas en los bancos, pedir cr¨¦ditos o comprar propiedades.
El caso pone en evidencia la vulnerabilidad de los datos personales y los torpes filtros de la Administraci¨®n para evitar este tipo de estafas. Descorazonado ante la lentitud e ineficacia de la Administraci¨®n y de la justicia para resolver su caso, Mestres le pone al mal tiempo buena cara y bromea: 'Mi ¨²nica soluci¨®n ser¨¢ ponerme de verdad en lugar del otro y pedir la jubilaci¨®n'.
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