El pe¨®n Contreras, herido en el t¨®rax

El pe¨®n Manolo Contreras sufri¨® una cornada en el t¨®rax al banderillear al cuarto novillo. La herida es grave, lo cual no impide se?alar que la cogida fue de las que se llaman tontas. Es decir, que no hab¨ªa peligro, ni situaci¨®n comprometida, ni nada. Ocurri¨® que Contreras prendi¨® el par de banderillas (muy bien, por cierto); al deshacer la reuni¨®n se alej¨® de la cara del toro corriendo hacia atr¨¢s y en estas que perdi¨® pie y cay¨® al suelo. Al verlo all¨ª el toro se arranc¨® como una bala. Contreras no tuvo tiempo de esquivar el embroque ni las cuadrillas de hacer el quite: el toro lo corne¨®, lo levant¨® prendido por el pecho y lo dej¨® malherido. La cornada, en el quinto espacio intercostal, dicen que es limpia. Mas los destrozos llevar¨¢n tiempo en curar.

El novillo cuarto ese, hierro Valdeolivas (propiedad del conocido Jes¨²s Gil, por cierto), un c¨¢rdeno salpicao botinero, luc¨ªa la buena presencia de toda la novillada y parec¨ªa el padre de los que se han visto lidiar como toros estos d¨ªas atr¨¢s en Guadalajara y en la mayor¨ªa de las ferias coincidentes.

Es lo que viene pasando en la actual fiesta: novillos de trap¨ªo -el de toda la vida- para los novilleros principiantes, j¨®venes e inexpertos, mientras los novillos sin trap¨ªo se los echan a las figuras experimentadas y adineradas d¨¢ndoles categor¨ªa de toros, t¨®cate las narices.

Los novilleros principiantes, j¨®venes e inexpertos, debutaban en Madrid, que ¨¦sa es otra. Bien est¨¢ que debuten novilleros, pero no juntos sino alternando con otros conocedores del oficio, primero para garant¨ªa del espect¨¢culo, segundo para la de los debutantes a quienes el experto siempre puede echar una mano en caso de necesidad.

Los tres nuevos en esta plaza, que estuvieron bien dentro de lo que cab¨ªa, llegaron despacito. Seguramente les han dicho que el toreo se hace despacio y para que nadie se llevara a enga?o ya desde un principio hicieron el pase¨ªllo como pisando huevos, el pasito corto, las puntas de las zapatillas dirigidas hacia adentro, la mano desmayada, perdida en un dengue.

Luego, el toreo lo realizaron a tono, con la salvedad de que si no pod¨ªan ejecutarlo lento se pon¨ªan a pegar pases y no acababan nunca. De manera que nos dieron las tantas, se hac¨ªa de noche, y all¨ª segu¨ªa la afici¨®n -el respetuoso turismo con ella- esperando que acabaran de una vez.

Trajeron los tres la sorpresa de que no ten¨ªan reparos en echarse la muleta a la izquierda y ligar los pases. Se les bendice por ello: In nomine patri et filii.... Gust¨® la suavidad que imprim¨ªa a su toreo Miguel ?ngel Aroca y sus valerosas porf¨ªas, autor de unas cadenciosas chicuelinas. Asimismo el entusiasmo lidiador de Valent¨ªn Ruiz, el ce?imiento con que ejecutaba las suertes, los momentos buenos que dio en varias tandas de naturales y, sobre todo, su interpretaci¨®n de las gaoneras, toreando al estilo cl¨¢sico. Y el pundonor de Javier Sol¨ªs, con el peor lote, al que sac¨® partido a fuerza de tes¨®n y entrega.

Pero a¨²n hubiesen estado mejor de ser m¨¢s breves. Y hasta se hubiese podido ver una bonita corrida. Si salvamos, claro, el drama de la cornada al pe¨®n, que hizo la tarde amarga.