La econom¨ªa se convierte en s¨ªmbolo de la resistencia de los estadounidenses
La apertura de Wall Street inicia una complicada recuperaci¨®n de la normalidad del pa¨ªs
Todas las miradas convergieron ayer en Wall Street, una calle que denomina un barrio que a su vez engloba el coraz¨®n de las finanzas mundiales. Las bolsas fueron el s¨ªmbolo de que la econom¨ªa de Estados Unidos volv¨ªa a bombear, envuelta en consignas patri¨®ticas y llamamientos al consumo, y de que todo el pa¨ªs recuperaba una cierta normalidad. La realidad, en este caso, era lo de menos: los estadounidenses necesitaban aparentar ante s¨ª mismos que la vida segu¨ªa su curso y que el miedo no hab¨ªa conseguido paralizarles, pese a que George W. Bush segu¨ªa hablando de amenazas, de sacrificios y de guerra.
Rudy Giuliani, el alcalde de Nueva York, regres¨® a su despacho del Ayuntamiento, situado junto al distrito financiero y evacuado desde el primer impacto contra las Torres Gemelas. ?se fue uno m¨¢s entre los miles de esfuerzos dirigidos a crear la impresi¨®n de que la normalidad imperaba de nuevo: la Liga de b¨¦isbol autoriz¨® la celebraci¨®n de seis partidos, pese a las dificultades para desplazar a los equipos de una ciudad a otra; la Liga de f¨²tbol americano se reuni¨® para estudiar c¨®mo reanudar la competici¨®n a toda prisa, y la ¨®pera volvi¨®, de forma improvisada, al Metropolitan neoyorquino.
Pero lo fundamental fue la vuelta al trabajo y la obsesi¨®n por no quebrar una econom¨ªa ya en dificultades antes del ataque. Econom¨ªa y patria se convirtieron en dos elementos estrechamente unidos a lo largo del fin de semana. El presidente George W. Bush pidi¨® a sus conciudadanos que trabajaran con normalidad. El vicepresidente Dick Cheney expres¨® su esperanza en que la poblaci¨®n no permitiera que 'lo que ha ocurrido interrumpa en ning¨²n sentido la actividad econ¨®mica'. 'Debemos tener una gran confianza en nuestro pa¨ªs y en nuestra econom¨ªa', dijo.
El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, hizo su aportaci¨®n con una bajada de tipos de inter¨¦s y, sobre todo, con inyecciones masivas de liquidez en el mercado para garantizar que quien quisiera vender encontrar¨ªa comprador.
Menos previsibles fueron las declaraciones de los gurus financieros y de los directivos de los bancos de negocios y las sociedades de inversi¨®n. En una situaci¨®n en que el raciocinio m¨¢s simple aconsejaba vender acciones, al menos algunas obviamente da?adas por el ataque (las del sector a¨¦reo y de turismo, por ejemplo), la gran mayor¨ªa aconsej¨® a sus clientes que permanecieran quietos. 'No es momento de pensar en el corto plazo; hay que apostar por la capacidad de nuestra econom¨ªa para remontar a medio plazo y expresar nuestra fe en el pa¨ªs', declar¨® un directivo de Goldman Sachs. En J. P. Morgan se estima que los beneficios de las empresas estadounidenses caer¨¢n un 20%, como promedio, a consecuencia del ataque y del anuncio de una 'guerra contra el terrorismo', pero se afirma a la vez que la combinaci¨®n de grandes inversiones para la reconstrucci¨®n de una parte de Nueva York, los previsibles est¨ªmulos monetarios y fiscales y el consumo de los hogares har¨¢n que 'la econom¨ªa repunte en 2002 de forma mucho m¨¢s fuerte de lo que preve¨ªamos'.
Los incentivos al consumo no abundan. La incertidumbre es casi total y, en un sentido estricto, pocos momentos pueden ser tan malos como el actual para contraer una hipoteca o adquirir un coche. Ni siquiera hay publicidad directa, porque los anunciantes se limitan a expresar su solidaridad con las v¨ªctimas y su amor por Estados Unidos. Sin embargo, el Gobierno ruega a los consumidores que no se frenen, que compren, que mantengan sus planes.
'Si no nos amedrentamos, si proseguimos con nuestra vida normal y nuestras compras previstas, demostraremos al mundo nuestra fuerza', afirm¨® Bush. 'La gente se asombrar¨¢ ante la rapidez con que retiraremos los escombros, reconstruiremos Nueva York y demostraremos al mundo que seguimos siendo la naci¨®n m¨¢s poderosa sobre la Tierra', asegur¨®.
Un portavoz de la Casa Blanca inform¨® de que el Gobierno estudiaba c¨®mo estimular la actividad econ¨®mica 'sin descartar nada'. Una de las opciones, dijo, consist¨ªa en una nueva bajada de impuestos con efectos inmediatos, aunque matiz¨® que era 'demasiado pronto' para saber hacia d¨®nde se dirigir¨ªa la decisi¨®n.
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