EE UU despliega su maquinaria b¨¦lica para prevenir nuevos ataques
El adversario 'puede encontrarse en cualquier lugar', afirma el secretario de Defensa
Estados Unidos ha entrado en guerra. Pero su despliegue b¨¦lico, por el momento, se desarrolla en el propio territorio estadounidense. La operaci¨®n Noble Eagle (?guila Noble) se ha puesto en marcha de fronteras adentro, con el apoyo de los reservistas, para prevenir nuevos ataques. La otra guerra, la dirigida a 'acabar con el terrorismo', que puede extenderse potencialmente a cualquier punto del planeta, tardar¨¢ bastante m¨¢s en ponerse en marcha: se trata de una operaci¨®n sin precedentes que debe combinar Ej¨¦rcito, diplomacia y espionaje en un trabajo a muy largo plazo.
Los F-16 sobrevuelan Washington y Nueva York, tanto la Costa Este como la Costa Oeste son patrulladas por un portaaviones con escolta de destructores y submarinos, y en torno a la Casa Blanca permanecen apostados grupos de soldados vestidos de campa?a y con rifles M-16. Los estadounidenses jam¨¢s hab¨ªan visto tanta presencia militar en sus calles; habr¨ªa que remontarse a la guerra civil, en el siglo XIX, que fue de todas formas algo completamente distinto y localizado en la porci¨®n sureste del actual territorio.
Los 35.000 reservistas cuya movilizaci¨®n ha sido ya puesta en marcha empezar¨¢n a cubrir sus puestos a lo largo de esta semana. Todos se dedicar¨¢n a la protecci¨®n interna y ser¨¢n desplegados en puertos, aeropuertos, servicios de urgencia y cuarteles de ingenieros. El objetivo es evitar una agresi¨®n parecida a la registrada el 11 de septiembre, o en el peor de los casos paliar sus consecuencias. Estados Unidos ha descubierto su desprotecci¨®n frente a los ataques suicidas ('jam¨¢s hab¨ªamos pensado en la posibilidad de que los aviones comerciales pudieran convertirse en armas', reconoci¨® el vicealmirante Craig Quigley, portavoz del Pent¨¢gono), y concentra sus esfuerzos m¨¢s urgentes en cubrir al m¨¢ximo ese flanco.
Secreto
La Guardia Costera dispone de autorizaci¨®n para abordar cualquier buque que navegue a menos de tres millas de la costa. Ese detalle se conoce porque los guardacostas siguen dependiendo del Departamento de Transporte, una autoridad civil. El resto forma parte del operativo militar y no existe informaci¨®n disponible. La operaci¨®n ?guila Noble es muy visible, pero su trabajo se desarrolla en total secreto.
Las dos guerras, la interior y la exterior, est¨¢n engarzadas por el miedo a los posibles enemigos ocultos en Estados Unidos. El t¨¦rmino quinta columna resulta insuficiente para la actual situaci¨®n: el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, reconoce que no existen objetivos militares claros y que el adversario 'puede encontrarse en cualquier lugar'. El trabajo del Pent¨¢gono, la CIA, el FBI (que dirige la investigaci¨®n sobre los atentados ya cometidos) y las polic¨ªas locales se solapa con frecuencia.
La campa?a en el extranjero se define poco a poco, por la v¨ªa de descartar posibilidades. Y en ninguna pizarra estrat¨¦gica se dibuja, de momento, el escenario de 'tercera guerra mundial' que hac¨ªan temer algunas de las primeras declaraciones incendiarias de George W. Bush. El Estado Mayor insiste en que no descarta nada todav¨ªa y que el presidente dispone de toda la gama de opciones, pero a nadie se le escapa la dificultad, y las imprevisibles consecuencias diplom¨¢ticas, pol¨ªticas y humanas de emprender guerras abiertas contra otros estados. Eso puede ocurrir con Afganist¨¢n si sigue protegiendo a Osama Bin Laden, y es m¨¢s que probable que se lancen bombardeos contra territorio afgano. No se piensa, sin embargo, en invadir territorios ni en ocupar pa¨ªses.
Bush ha hablado de 'derribar Gobiernos' que apoyen a los movimientos terroristas, pero eso obliga a buscar Gobiernos alternativos con una cierta capacidad de resistencia, cosa que, a ojos del Departamento de Estado, no siempre resulta posible ni deseable. Incluso en el caso de Afganist¨¢n, donde la guerra civil ofrece la posibilidad de apoyar al bando antitalib¨¢n, se reh¨²ye la perspectiva de una invasi¨®n. La reciente experiencia sovi¨¦tica resulta disuasoria, y el fracaso estadounidense en Somalia es otro recordatorio de que no todos los objetivos pol¨ªticos est¨¢n al alcance de un ej¨¦rcito poderoso, ni siquiera uno que lo es tanto como el de Estados Unidos. Panam¨¢ o Granada eran accesibles; Afganist¨¢n o Sud¨¢n lo son mucho menos.
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