Un caso particular

Recientemente he le¨ªdo en este peri¨®dico que el presidente de la Comunidad de Madrid, don Alberto Ruiz-Gallard¨®n, ha afirmado que no acepta el trato que la Iglesia cat¨®lica da a las profesoras de religi¨®n despedidas y que espera que eso no suceda en la Comunidad que ¨¦l preside. Pues bien, lamento desenga?arlo, porque, sin duda, eso tambi¨¦n sucede en Madrid. Y para demostrarlo, paso a relatar mi caso particular. El pasado 2 de julio fui citado por el director del centro de educaci¨®n concertada Nuestra Se?ora del Buen Consejo para abordar la ampliaci¨®n de mi horario como profesor de pl¨¢stica.

Cuando llegu¨¦ a la cita se me present¨® la carta de despido, y las razones que me adujo el director para este despido, sin previo aviso ni advertencia, fueron 'comentarios sobre tu vida privada'. Los comentarios, por lo visto, hac¨ªan referencia a mi orientaci¨®n sexual gay, algo que nunca he manifestado ni negado en el colegio y que en absoluto puede afectar, ni para bien ni para mal, al rendimiento de mis alumnos.

Aunque ¨¦sta es la raz¨®n verdadera confesada por el propio director, la carta de despido alegaba otros motivos que en mis cuatro a?os de docencia en este centro nunca hab¨ªan sido planteados. As¨ª pues, a causa de mi orientaci¨®n sexual he perdido mi puesto de trabajo cuya remuneraci¨®n, por cierto, corr¨ªa a cargo de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n de la CAM, y he obtenido una injusta y cruel mancha en mi curr¨ªculo profesional.