Bomberos
D¨ªa 17 de septiembre: un bombero rubio, acompa?ado de dos agentes de polic¨ªa, toca la campana que abre la sesi¨®n en Wall Street. Aquel fornido miembro del servicio de extinci¨®n de incendios encarnaba en ese cr¨ªtico instante el llamamiento de la patria para salvar al mercado del desplome. Segundos antes, el 'Dios bendiga Am¨¦rica' resonaba en la sala de contrataci¨®n animando a los inversores para que apuesten por la econom¨ªa nacional. Algo as¨ª es impensable en la Bolsa de Madrid. A nadie se le hubiera ocurrido rentabilizar el patriotismo en esos t¨¦rminos, no al menos sin temor al rid¨ªculo. All¨ª es posible, como lo son, en ocasiones para bien y en otras para mal, tantas otras cosas que resultan impensables en nuestro pa¨ªs. Los bomberos, tras los atentados de Manhattan, se han convertido en los nuevos h¨¦roes USA. Ahora su prestigio social est¨¢ muy por delante de los aguerridos marines y sobre todo de los agentes de la CIA, que primero impartieron a Bin Laden un M¨¢ster de terrorismo por la Universidad de Langley y despu¨¦s no supieron prevenir tan descomunales atentados. Conociendo a los yanquis, pronto veremos pel¨ªculas ensalzando las haza?as del cuerpo de extinci¨®n de incendios y los pol¨ªticos acudir¨¢n a sus cuarteles para hacerse fotos y mostr¨¢rselas a los electores. Aqu¨ª, en cambio, los bomberos siempre gozaron de buena reputaci¨®n. En Madrid, su imagen s¨®lo se vio deteriorada en aquella dura etapa de conflictos laborales en que irrump¨ªan de uniforme cortando el tr¨¢fico en la Castellana o pegaban fuego a unos neum¨¢ticos en plena v¨ªa p¨²blica . Resultaba desconcertante ver a quienes han de sofocar el fuego convertidos en incendiarios. Sin embargo, y salvo al alcalde, que le ser¨¢ dif¨ªcil olvidar las navidades en que por culpa de ellos no pudo cantar su villancico en la plaza Mayor, los madrile?os apenas recuerdan ya esos desagradables incidentes. En la memoria colectiva prevalecen otros sucesos donde se jugaron generosamente el tipo muy por encima de lo que el servicio les exig¨ªa. Aunque en Madrid el historial del cuerpo est¨¢ jalonado de episodios heroicos, no siempre reconocidos, ninguno ha puesto de relieve su entrega como el terrible incendio de Almacenes Arias. Once bomberos, entre ellos uno de sus m¨¢s carism¨¢ticos oficiales, se dejaron la vida en aquel edificio que se desplom¨® sobre ellos como un castillo de naipes cuando atacaban el fuego desde sus entra?as. Si bien la magnitud de aquel siniestro no es en modo alguno comparable con lo acontecido la semana pasada en Manhattan, en ambos casos el sobrecalentamiento de las estructuras met¨¢licas fueron la causa final del derrumbe. Tambi¨¦n en ambas situaciones esa reacci¨®n f¨ªsica era previsible, a pesar de lo cual los bomberos corrieron riesgos muy superiores a lo razonable. Para los profesionales del fuego en Madrid hubo un antes y un despu¨¦s de Almacenes Arias, como cabe suponer que les ocurrir¨¢ con las Torres Gemelas a sus colegas de Nueva York. A ra¨ªz del siniestro de la calle Montera, todos los sistemas de actuaci¨®n fueron revisados y el cuerpo fue dotado de m¨¢s y mejores medios t¨¦cnicos para ganar en eficacia y hacer frente al fuego en condiciones ¨®ptimas de seguridad. El Ayuntamiento de la capital no s¨®lo aument¨® sino que adem¨¢s rejuveneci¨® notablemente la plantilla y construy¨® nuevos parques para acceder mas r¨¢pidamente a los siniestros. Tambi¨¦n a ra¨ªz de aquello se plante¨® la necesidad de informatizar los planos de los edificios de mayor riesgo de la ciudad, una iniciativa que permite a quienes han de entrar en una torre en llamas no hacerlo a ciegas. Todo ello se consigui¨® tras acordarse de Santa B¨¢rbara cuando truena, que siempre es mejor que no acordarse nunca. Una buena terapia de prevenci¨®n es aprender de experiencias ajenas. A pesar de que el disparatado planteamiento urban¨ªstico de Manhattan dista mucho de parecerse al de Madrid, convendr¨ªa recopilar toda la informaci¨®n posible de lo que ha sucedido all¨ª. As¨ª lo hicieron cuando Almacenes Arias los especialistas de otros cuerpos de extinci¨®n de incendios. La de bombero es una profesi¨®n que, adem¨¢s de valor y preparaci¨®n f¨ªsica, exige cada d¨ªa mas conocimientos y formaci¨®n. Su labor es imprescindible y sin duda merece el reconocimiento social que se les atribuye. Aunque no logren levantar la bolsa.
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