El camino tras la clandestinidad
Comisiones se reencuentra con su historia, 25 a?os despu¨¦s de su transformaci¨®n en sindicato
Comisiones Obreras se reencuentra esta semana con sus or¨ªgenes. El 27 de septiembre de 1976, apenas un a?o despu¨¦s de muerto Franco, las antiguas comisiones de f¨¢bricas, minas y tajos creadas en la clandestinidad se formalizaban bajo el nombre de Confederaci¨®n Sindical de Comisiones Obreras.
La central hace ahora un alto en su actividad cotidiana para retrotraerse 25 a?os. Con otra fecha emblem¨¢tica, el 11 de julio, cuando la central, entonces catalogada como 'movimiento sociopol¨ªtico', daba el paso definitivo para convertirse en sindicato de clase. La legalizaci¨®n a¨²n tardar¨ªa casi un a?o en llegar, pero all¨ª, los m¨¢s de 650 delegados reunidos en la asamblea de Barcelona, decidieron adentrarse abiertamente en el camino del sindicalismo.
Las primeras Comisiones Obreras se crearon en los a?os cincuenta, pero funcionaban como ¨®rganos que se disolv¨ªan una vez consegu¨ªan sus reivindicaciones salariales en las f¨¢bricas o en las minas. Poco a poco se fueron estabilizando y desde 1967 fueron consideradas ilegales. La asamblea constituyente tuvo como marco la clandestinidad, por lo que necesit¨® de unas buenas dosis de estrategia. Los delegados eligieron la iglesia de Sant Medir, en Barcelona, un lugar al que ya acud¨ªan desde mitad de los sesenta para preservar sus reuniones de la mirada franquista y donde la seguridad era mayor que en Madrid. Estas asambleas contaban con la complicidad de mos¨¦n Vidal, el p¨¢rroco de aquel templo, quien relata que se reun¨ªan en una especie de teatro con capacidad para unas 400 personas 'y lo llenaban'.
El 11 de julio, no todos los convocados pudieron acudir a la asamblea a la vez. El temor a las detenciones hizo que se establecieran dos turnos: uno de ma?ana y otro de tarde, mientras un grupo de delegados aguardaba fuera por si hab¨ªa que suspender el acto r¨¢pidamente. 'Unos cuantos est¨¢bamos en un local separado para garantizar la continuidad de la direcci¨®n si hab¨ªa detenciones', rememora Juli¨¢n Ariza, miembro fundador de Comisiones y adjunto a la secretar¨ªa general en la actualidad. Los delegados tem¨ªan que volviese a ocurrir lo que en el llamado Proceso 1.001, que acab¨® en 1972 con el descabezamiento de la c¨²pula al detener a 10 dirigentes, entre ellos Ariza y quien luego fue el primer secretario general de la central, Marcelino Camacho.
La principal conclusi¨®n aquel d¨ªa fue que Comisiones deb¨ªa abandonar su idea ut¨®pica de unir a las fuerzas con vocaci¨®n sindical del pa¨ªs en un misma organizaci¨®n. 'Al constatar que esa idea no era viable [UGT y USO funcionaban como sindicatos independientes] lo que proced¨ªa era que ese movimiento sociopol¨ªtico se transformara en un sindicato', a?ade Ariza.
Comisiones no sali¨® de aquella asamblea convertida en una aut¨¦ntica central, pero ya empezaba a adoptar sus se?as de identidad. Como todav¨ªa no ten¨ªa capacidad para afiliar, al ser ilegal, ide¨® una f¨®rmula intermedia de afiliaci¨®n encubierta: una especie de bonos que los ciudadanos pod¨ªan comprar y cuyo importe se destinaba a la organizaci¨®n. Nicol¨¢s Sartorius, otro de los miembros fundadores del sindicato, asegura que la campa?a obtuvo un '¨¦xito enorme', con m¨¢s de un mill¨®n de bonos vendidos. El ¨®rgano clandestino que pilotaba la organizaci¨®n hasta entonces pas¨® a ser un secretariado de la coordinadora general.
El debate de todas estas medidas fue posible gracias a una persona que facilit¨® la reuni¨®n, aunque no particip¨® en ella. Para mos¨¦n Vidal, el p¨¢rroco de la iglesia, propiciar este encuentro era 'una cuesti¨®n de justicia', de ayudar a la clase obrera en un momento en que el franquismo cercenaba todas las libertades. 'Me siento satisfecho de haber participado en la defensa de los derechos y libertades', indica el p¨¢rroco. Aunque nunca hubo detenciones en su parroquia, mos¨¦n Vidal sufri¨® algunas represalias del r¨¦gimen, como tener el pasaporte requisado sin motivo aparente.
Aunque la muerte de Franco ya quedaba lejos, el horizonte de la legalizaci¨®n a¨²n no se ve¨ªa claro. En oto?o de ese a?o, una delegaci¨®n de Comisiones se reuni¨® en secreto con el Gobierno de Adolfo Su¨¢rez. Para Sartorius, ¨¦ste fue el encuentro que condujo a la legalizaci¨®n definitiva, en abril de 1977.
CC OO se ha esforzado estos d¨ªas en resaltar que su situaci¨®n de ilegalidad contrastaba con la de UGT, que pudo celebrar su congreso en marzo de 1976 'sin ser molestado por la autoridad gubernativa'. Para Ariza, estas diferencias responden a que CC OO ten¨ªa en aquella ¨¦poca m¨¢s influencia. 'Intentaron crearnos dificultades a nosotros y dar facilidades a otros'. Seg¨²n Ariza, hab¨ªa un movimiento europeo interesado en que prosperase la socialdemocracia y en hundir al comunismo que representaba entonces Comisiones.
![Marcelino Camacho (en el centro, de pie), rodeado de un grupo de delegados, en la asamblea de Barcelona en la que CC OO se transform¨® en un sindicato.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JHQI36ENM4PB67FO5MNTWEOV7I.jpg?auth=4ccdf99563a5b986aed277650b81cef0df4592ae377a557aba703fffb83be6ac&width=414)
Baja afiliaci¨®n, alta representatividad
Espa?a, junto con Francia, tiene la afiliaci¨®n m¨¢s baja de la Uni¨®n Europea: en torno al 17% de los 11,5 millones de asalariados. CC OO cuenta con 850.000 cotizantes, pero al tiempo le respalda una alta representatividad, con el 37,9% de los delegados elegidos en el conjunto de las empresas, que junto al 36,9% de UGT suman el 75% del total. La distribuci¨®n de la afiliaci¨®n es muy irregular, ya que en las grandes empresas las centrales disponen de una mayor presencia, y su cantera est¨¢ en la industria y entre los trabajadores fijos, sectores con una poblaci¨®n ocupada en regresi¨®n. Por contra, la tarea de captaci¨®n sindical encuentra enormes dificultades en las peque?as empresas, entre la elevada poblaci¨®n de temporales -un 33% de los asalariados- y en la nueva econom¨ªa. Con esas fuerzas, CC OO ha impulsado cuatro huelgas generales, todas contra gobiernos socialistas. La primera, el 20 de junio de 1985, contra la reforma de las pensiones, y la ¨²nica sin el apoyo de UGT, que manifest¨® su oposici¨®n con manifestaciones. Las dos centrales convocaron los paros del 28 de mayo de 1992, en rechazo del recorte del seguro de desempleo, y del 27 de enero de 1994, contra la reforma laboral. Pero el conflicto de mayor calado, reconocido por el propio gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, se desarroll¨® el 14-D de 1988. Se gest¨® en un entorno econ¨®mico alcista, bajo la demanda de la denominada 'deuda social', y en protesta por pactos del Ejecutivo con organizaciones corporativas y el fallido plan de empleo juvenil. Los sindicatos lograron asimismo encauzar un ambiente social de descontento, en una jornada iniciada con el simb¨®lico fundido en negro de la imagen de TVE: el pistoletazo de salida para una huelga en la que, seg¨²n el sindicalista Agust¨ªn Moreno, 'pararon hasta los relojes'.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.